[de Las naciones
hechizadas, 2010]
vaya a mañanear la muerte es banal y las
caballerizas hieden también el patio de la muerte sea capataz de su hacienda
amurallada pastor alemán y doméstica bestia hasta de muerte se canse de ladrar
trasiegue de esquina a esquina la fosa común el rondón de Europa la ninfa
enviciada que lame sus aristas las abrillanta con el filo de su paladar
trasunta el agua en sangre el cuerpo en arenisca impalpable diminuta de muerte
se aburre increpa a los vigías su larga cerrazón de aliados la fanfarria de
ebrios anodinos en sota caballo y rey pide su amor letal su salvajada aorta el
deseo es el mismo pero quiere más trasiega su boca de espuma en la boca del
puerto late en el bastión oliva de radares y redes asmáticas abre la tumba de
playa para el torero hilarante cual hilandera que teje su red y la despinta
para soldarla más recia espumarajo de alambre cansino y melena rubia
electrizada a media res entre el trópico y el cielo nevado el deseo es tedioso
pero liba en su boca de sangre muerde su red buscando presa se dilapida la
carne en murallones de algas aguachirle de músculo alado que no sabe nadar en
el néctar mortuorio de las aguas saladas gangrena su boca letal mastica el
furgón moreno y la balsa encallada relame el fuego nocturno y su ronda
embrujada tritura la pavura materna la palma de su lengua cercena el madero la
astilla del ángel el pasaporte rajado raído
[de Arquitecturas
fugaces, inédito]
El reverso del verano
como una construcción de arena y horas
luz en equilibrio sobre las antenas.
Todos los cambios cromáticos del día
ebrios de sí
en trapicheo con la oscuridad que aguarda
más rotunda que la memoria
obstinada en su maleza
sin hacer pie.
Ojalá me envolvieras en un atajo de tu corazón
lejos el pantano que es este país
y su impertinencia
contra todos nosotros.
Olvidarlo como arenisca
polvo enjaulado en la garganta.
«La patria de todo escritor es la selva espesa de lo real.»
Juan José Saer
Todo escritor espeso es la selva de la patria real.
La patria toda es la espesa selva del escritor real.
Textos: Viviana Paletta
Imágenes: Cristóbal Toral
VIVIANA PALETTA. Poeta y editora.
En 1986 recibió el primer premio de Poesía en el I Certamen Literario para la
Mujer Argentina y, en 1989, fue seleccionada en cuento y poesía en la Primera
Bienal de Arte Joven de Argentina. En 2003 integró la antología Estruendomudo y publicó su libro de
poemas El patrimonio del aire. Sus
relatos y poemas han aparecido en publicaciones de Argentina, Colombia, España,
Estados Unidos, Guatemala, México y Perú. Ha participado en Di algo para romper este silencio,
libro-homenaje a Raymond Carver, coordinado por G. Samperio (México, 2005), en Antología de seres de la noche,
selección de S. Luis, C. Eudave y C. Bustos (México-Florida, 2006), en El arca. Bestiario y ficciones de treintaiún narradores hispanoamericanos,
de C. Eudave y S. Luis (Santiago de Chile-Lima, 2007), en Por favor, sea breve 2 (Madrid, 2009), antología preparada por C.
Obligado, y en 2011, compilación de J. J. Donayre y D. Roas (Lima, 2014).
También está incluida en la antología Los
poetas interiores. Una muestra de la nueva poesía argentina, seleccionada
por R. Galarza (Madrid, 2005) y en Poemas
y poetas argentinos, edición de N. Benegas (Madrid, 2013). En 2010 ha publicado su
segundo poemario, Las naciones hechizadas
(Mérida [Venezuela]), y también su edición de los Cuentos completos de Rodolfo Walsh (Madrid). Con posterioridad, en 2013 ha prologado de
Agustina Roca, El escenario, XI
Premio Internacional de Poesía «León Felipe» y preparado la edición y el
prólogo de Los peligros de Paulina y
otros cuentos selectos, de Salvador Garmendia (Madrid, 2014).
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