Le hablo a su cuerpo que duerme
Ahí estás: un animal desparramado que respira
en la luz verdadera de la siesta,
y hace un rato tu ritmo trotó rápido, cuerpo
largo y sembrado y tibio.
Huelo tu olor; huelo tu olor revuelto, fértil.
Ahí estás: un animal desparramado que respira
en la luz verdadera de la siesta,
y hace un rato tu ritmo trotó rápido, cuerpo
largo y sembrado y tibio.
Huelo tu olor; huelo tu olor revuelto, fértil.
Verano
De costado rápida, temprana marabunta de Dios encuentra el tilo:
casi naranja el tronco haciéndose hacia arriba ramas
y tantas hojas en la copa detonada al cielo.
Este es mi cuerpo en la mañana, vivo,
el material encanto.
De costado rápida, temprana marabunta de Dios encuentra el tilo:
casi naranja el tronco haciéndose hacia arriba ramas
y tantas hojas en la copa detonada al cielo.
Este es mi cuerpo en la mañana, vivo,
el material encanto.
Pido mi puesto
Frotá en mis ojos menta y nieve, y con las uñas
que hace un rato rayaron de naranja las nubes
desprendeme las costras, rascá el óxido;
teneme de los hombros, restregame
en el limón de pulpas ácidas, y con tu limpio
soplo aliviá el ardor mientras me das de nuevo.
Porque pido mi puesto, despertar.
Frotá en mis ojos menta y nieve, y con las uñas
que hace un rato rayaron de naranja las nubes
desprendeme las costras, rascá el óxido;
teneme de los hombros, restregame
en el limón de pulpas ácidas, y con tu limpio
soplo aliviá el ardor mientras me das de nuevo.
Porque pido mi puesto, despertar.
De Alejandro Crotto, Abejas (Editorial Bajo la luna, 2009)
---(1978, Argentina)