miércoles, 5 de marzo de 2008

Hambre - Laura Giordani




I

A tu alfabeto le andan faltando letras
hasta que no hay manera de deletrearte.


Ver cómo se disgrega el torso
cómo los continentes
se hunden en el vientre.
Tu vientre socavón
desmoronamiento de la mirada.


II

Las abejas se llevan cada vez
más lejos el polen.

La cuchara se desmaya en el trayecto
hasta tu boca.


III

“Danos hoy nuestro hambre de cada día”
tu Padre Nuestro.

No las espigas ni los costales: para ti
las costillas esdrújulas, el fuego
negro que sube por los talones
y va consumiéndote sin llama.

Cráneo crecido
y cuerpo en cuarto menguante,
todo cuenca y pómulo,
todo descuento de tu carne
y suma pellejo
y sigue sin llover
sobre tus surcos.


IV

La luz misma desfallece
de tanto ver el hambre
como testigo maldito
pasando
de la madre al hijo,
del hijo a la tierra
de la tierra al fruto exánime.

La luz famélica de cubrir la desnudez
en cal viva de tus huesos:
una casa de la que solo quedan vigas
donde el último habitante
-desde sus ojos desmesurados-
pregunta quién se llevó toda la mezcla.


Laura Giordani

lunes, 3 de marzo de 2008

«Las migajas del insomnio» -Viktor Gómez Ferrer




Para Laura y Arturo


Las migajas del desperdicio.
Ese fue el postre
a una media jornada de errancia
invisible por la ciudad sin casas.

Mejor estar despierto
cuando llegue la noche con sus sicarios.
Mejor estar en la alberca
despierto a base de frío y miedo.

Así son los siete lunes de la semana,
siempre empezando,
siempre a punto de medio comer,
con hambre
que ya solo sabe decirnos del ahora
y la invisibilidad.

¿Crees que esto es un poema?
Sabes que no.
Aquí ni se beben rimas, ni se comen
metáforas, ni se aliñan
tropos, metonimias, sinestesias.

El sol es sol, quema, no deja distinguir
relieves, ciega, asusta nubes.

El polvo es polvo, cubre la ropa vieja,
el plato vacío, la mirada en la pared
de barro.

El silencio es silencio, aguarda y tiembla:
nada bueno espera y sabe
que puede ser eterno.