Si hoy una de las amenazas más graves que atraviesa nuestro mundo histórico es el retorno del fascismo, habrá que recordar que la única forma de combatirlo es destituyéndolo, en primer lugar, de nuestros corazones.
El miedo, construyendo horizontes amurallados, contribuye a crear lo que más teme. La segregación y eventual exterminio de los otros no es un destino inexorable, sino la consecuencia más funesta de específicas políticas de estado, ciegas incluso a las demandas de paz de una parte significativa de sus pueblos.
Tomar los recaudos suficientes para no confundir esas políticas con deseos de toda una colectividad -confusión que suele disparar los estereotipos más peligrosos y promover los mismos antagonismos que constituyen el problema- no debería llamarnos al silencio, sino a una crítica selectiva y necesaria. Así lo hace este documental dirigido por Johan Eriksson y narrado por Roger Watters.
A.B.
Roger Watters en Israel