martes, 4 de diciembre de 2018

«Lección de gramática» -un poema de Berta Piñán


 
¿Cómo se dice en uolof la palabra frontera, la palabra
 patria? ¿Y en sonike? ¿Cómo llamáis al desamparo?
 Si queréis decir en bereber, por ejemplo, “yo tuve una casa
 en una arrabal de Rabat” ¿ponéis en este orden la frase? ¿Cómo
 se conjugan en bambara los verbos que llevan al norte,
 qué adjetivos cuadran a la palabra mar, a la palabra muerte?
 Si tenéis que iros, ¿es la palabra adiós un sustantivo?
 ¿Cómo se pronuncia en diakhanké la palabra exilio? ¿Hay que
 juntar los labios? ¿Duelen? ¿Qué pronombres usáis para quien espera
 en la playa, para quien regresa sin nada? Cuando señaláis hacia allá, hacia
 casa, ¿qué adverbio escogéis? ¿Cómo se dice en vuestra, en nuestra lengua
 la palabra futuro?

martes, 2 de octubre de 2018

"hasta que el musgo alcanzó nuestros labios" -un poema de Emily Dickinson





Morí por la Belleza

Morí por la Belleza, pero apenas
pude acostumbrarme a mi tumba,
uno que murió por la Verdad
se instaló en el cuarto contiguo.
Me preguntó suavemente por qué caí.
«Por la Belleza», respondí.
«Yo por la Verdad, y ambas son una,
por lo que somos hermanos», dijo él.
Y así, como parientes reunidos en la noche,
Hablamos de un cuarto al otro
hasta que el musgo alcanzó nuestros labios
y cubrió nuestros nombres.

Emily Dickinson

martes, 11 de septiembre de 2018

«vivir es otra cosa» -un poema de Guy Goffette




Un poco de oro en el fango

Yo me decía también: vivir es otra cosa
que este olvido del tiempo que pasa y los estragos
del amor y del desgaste - lo que hacemos
de la mañana a la noche: hender el mar,

hender el cielo, la tierra, a veces pájaro,
pez, topo, en fin: jugando a agitar el aire,
el agua, los frutos, el polvo; actuando como,
ardiendo por, yendo hacia, ¿recogiendo

qué? el gusano de la manzana, el viento de los trigos
pues todo recae siempre, pues todo
recomienza y nada es nunca igual
a lo que fue, ni peor ni mejor;

que no cesa de repetir: vivir es otra cosa.

miércoles, 4 de julio de 2018

«¿Qué sabe el mar del acto que hoy te asfixia?» -un poema de Fran García





¿Qué sabe el mar del acto que hoy te asfixia?

No hay orilla que te aproxime.

No hay
futuro que borre
la sal y la sangre
que has engullido
en tu naufragio.

Hoy
aquí
no hay presente

no hay memoria.


Fran García

miércoles, 20 de junio de 2018

"Con aliento de sangre en sus gargantas" -Warsan Shire



 
 
 
Hogar
 
Nadie abandona su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón.
Solo corres hacia la frontera cuando ves que toda la ciudad también lo hace.
Tus vecinos corriendo más deprisa que tú. Con aliento de sangre en sus gargantas.
El niño con el que fuiste a la escuela, que te besó hasta el vértigo
detrás de la fábrica, sostiene un arma más grande que su cuerpo.


Solo abandonas tu hogar
Cuando tu hogar no te permite quedarte.
Nadie deja su hogar
A menos que su hogar le persiga,
Fuego bajo los pies,
Sangre hirviendo en el vientre.
Jamás pensaste en hacer algo así,
Hasta que sentiste el hierro ardiente
Amenazar tu cuello.

Pero incluso entonces cargaste con el himno bajo tu aliento,
Rompiste tu pasaporte en los lavabos del aeropuerto,
Sollozando mientras cada pedazo de papel te hacía ver
Que jamás volverías.


Tienes que entender que nadie sube a sus hijos a una patera,
A menos que el agua sea más segura que la tierra.
Nadie abrasa las palmas de sus manos bajo los trenes, bajo los vagones,
Nadie pasa días y noches enteras en el estómago de un camión,
Alimentándose de hojas de periódico, a menos que
Los kilómetros recorridos signifiquen algo más que un simple viaje.

Nadie se arrastra bajo las verjas, nadie quiere recibir los golpes ni dar lástima.
Nadie escoge los campos de refugiados
O el dolor de que revisten tu cuerpo desnudo.
Nadie elige la prisión, pero la prisión es más segura que una ciudad en llamas,
Y un carcelero en la noche es preferible
A un camión cargado de hombres con el aspecto de tu padre.


Nadie podría soportarlo, nadie tendría las agallas,
nadie tendría la piel suficientemente dura.
Los: “váyanse a casa, negros”, “refugiados”, “sucios inmigrantes”,
buscadores de asilo”, “quieren robarnos lo que es nuestro”,
negros pedigüeños”, “huelen raro”, “salvajes”,
destrozaron su país y ahora quieren destrozar el nuestro”.
¿Cómo puedes soportar las palabras, las miradas sucias?

Quizás puedas, porque estos golpes son más suaves
Que el dolor de un miembro arrancado.
Quizás puedas porque estas palabras son más delicadas
Que catorce hombres entre tus piernas.
Quizás porque los insultos son más fáciles de tragar que el escombro,
Que los huesos, que tu cuerpo de niña despedazado.


Quiero irme a casa, pero mi casa es la boca de un tiburón.
Mi casa es un barril de pólvora,
y nadie dejaría su casa a menos que su casa le persiguiera hasta la costa,
a menos que tu casa te dijera que aprietes el paso,
que dejes atrás tus ropas, que te arrastres por el desierto,
que navegues por los océanos,
Naufraga, sálvate, pasa hambre, suplica, olvida el orgullo,
tu vida es más importante”.
Nadie deja su hogar hasta que su hogar se convierta
en una voz sudorosa en tu oído diciendo:
Vete, corre lejos de mí ahora.
No sé en qué me he convertido, pero sé
que cualquier lugar es más seguro que éste’.

miércoles, 2 de mayo de 2018

«Tango y poesía del Sur", Jueves 10 de mayo, 20 h., Club Sporting Ruzafa (Valencia)



"Tango y poesía del Sur" es una propuesta artística que enlaza música y poesía. En su gira por distintas ciudades europeas, la Orquesta Atípica «Tangorra» (tango electrónico y nuevo tango), procedente de Argentina, hará una escala en Valencia, compartiendo sus mejores canciones. También se leerán algunos poemas musicalizados de Arturo Borra.  


miércoles, 11 de abril de 2018

"después de saltar las olas no quedará nada que defender" -un poema de Ximo Rochera





¿Qué miras León?
¿De qué color es el mar?
¿Azul?
¿Te sorprende que no esté de acuerdo? ¿Que piense que el mar es del color de todos los colores? ¿Que también es rojo turquesa o amarillo agua-marina?

Déjame que te explique, León, lo que yo sé del mar:

La gaviota
sobrevuela tu hogar carroñeando con su mirada a tus hijos
y a los hijos de tus hijos.
No puedes hacer nada. Siempre fue así.

Cuando levantes la mirada de Cervantes, el sol te cegará.
También lo hará mañana,
y mañana de mañana.
La luna no dará tregua en su mesita de noche.

Las rocas no se rompen por más que el mar las maree.
No se cansan de esas eternas visitas saladas.
Las ropas,
mojadas,
depositan sus botones vidriosos de color tierra sobre una manta plateada,
flasheada.

En la playa las sombrillas se clavan como tu mirada,
León.
Hay cerveza fresca a un euro.
Puede que a euro y medio.

El mineral de silicio es más molesto en los pliegues que en el muro del que formarán parte.
Sin embargo,
el coltán resulta menos desagradable.
Es geología básica.

Las cimas están formadas por minerales,
también eso es geología básica,
pero tras un proceso de jibarización permanecen escondidas detrás de esos edificios,
de esas celdas familiares con forma de hotel California.

En lo alto de sus grandes montañas,
tus hijos
construyen fortificaciones silíceas desde las que divisar los barcos en los que vienen sus enemigos.

No pueden imaginar
que en la noche
después de saltar las olas
no quedará nada que defender.

León, Dios existe; está hecho de petróleo
y de Él sale todo lo que realmente importa.
El poliuretano con el que fabrican los flotadores con formas de animal de Disney.
¡Y también esos barcos hinchables!

Y en los bajos,
de los hoteles,
habita Dios con múltiples formas.
En los bajos,
de los hoteles,
se encuentra escondido.
Al final de un largo pasillo,
en una habitación de 2x2.
Dios viene de China y vive en los bajos de esos edificios.
Para hacernos felices.

La espuma, León.
La espuma de las olas,
de las olas digo, León.
La espuma de las olas no está hecha de Dios.
Es agua volatilizándose, intentando escapar del mar.
Dios es la barca.
Dios es grande.
Pero no todos caben, León.
¡No todos caben en Dios!

Y esos que no caben
mirarán de lejos cómo las olas y la espuma mecen sus cabellos,
de Dios digo,
que sí son azules.
Esos, León, verán a los otros,
y no los verán
y no los verán
y no los verán más, León.
Y es por eso,
León,
que te digo que el mar no es azul.
Es de todos los colores.
¡También rojo!

jueves, 1 de marzo de 2018

"en el tiempo hacia ningún lugar" -tres poemas de Isel Rivero


Pacientemente otra cabeza cae
el eje del planeta gira
traspasado por definiciones numéricas
monótona oda siente su curso
alrededor del universo alguien
sonríe niño en agonía eternamente
salvado un mar respira en calma
borrando pasadas memorias.

*

Tu mano parece fuego cuando
se acerca más que gotas de lluvia sobre
hojas más incluso que las torres a los
cielos sigo la línea que
te dibuja contra esta luz
y tu perfil se vuelve espejo
de la antigüedad capturado por blanco
sobre blanco esa cualidad de linterna de
tus movimientos de habitación a habitación
Te atrapo como se atrapa un sueño
y retengo la posible memoria
futura antes de que la disuelva
el embate del tiempo

*


Un nuevo sonido ejecutado en su
perfección única el mundo tañe una
gigantesca campana hojas suavizando la
tierra bailando el viento nuestro propio
descenso un sonido nuevo y perfecto
flota imperceptible en el tiempo hacia
ningún lugar cementerios vacíos
se lamentan diez mil almas
estrangulan la noche
 
 
Textos de Isel Rivero
Traducción de Benito del Pliego

sábado, 13 de enero de 2018

«los exasperados rostros de nuestra vida»: un poema de Olga Orozco



Las muertes.

He aquí unos muertos cuyos huesos no blanqueará la lluvia,
lápidas donde nunca ha resonado el golpe tormentoso de la piel del lagarto,
inscripciones que nadie recorrerá encendiendo la luz de alguna lágrima;
arena sin pisadas en todas las memorias.
Son los muertos sin flores.
No nos legaron cartas, ni alianzas, ni retratos.
Ningún trofeo heroico atestigua la gloria o el oprobio.
Sus vidas se cumplieron sin honor en la tierra,
mas su destino fue fulmíneo como un tajo;
porque no conocieron ni el sueño ni la paz en los infames lechos vendidos por la dicha,
porque sólo acataron una ley más ardiente que la ávida gota de salmuera.
Esa y no cualquier otra.
Esa y ninguna otra.
Por eso es que sus muertes son los exasperados rostros de nuestra vida.


Olga Orozco