viernes, 31 de diciembre de 2010
Entretanto
Entretanto
vivir en los gestos
mínimos, en esos ojos de asombro,
tu risita subiendo la escalera
de regreso del jardín y que los desórdenes
de entrecasa persistan en todo lo puro
que hay en esta impureza de aire maltratado.
Como si ya no hubiera
más que ganas de levantar del suelo
esta pesadumbre y que conversen
las ventanas con los ceniceros y la madrugada
nos sorprenda conspirando
y
el deseo vuelva
a asomarse
entretanto
en estas manos que no se resignan
a vivir enfundadas, frías de otro,
en el punto exacto
donde la caricia cae.
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