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Tal vez goteando en el odio que me arranqué
y deshilé hasta que se apagaron las luces
y amaneció dentro de los ojos un solaz
donde la luz se apila y multiplica tal vez
por las palabras que no escribí por falta
de práctica por no poner el
corazón guardado
que siempre llega tarde tal vez por que las marcas
que nos recuerdan que nos hicieron o por que si
cambiás el mundo no te va a acompañar
en tu nueva conciencia
o por que hay ciertas cosas que no se arreglan.
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Los días de la semana se pusieron naranjas
verdes lilas amarillos en un polvillo de flores
jugando con el viento al fondo del sonido del tren
sincopados en esa rima ya sin pensamientos
acumulándonos en esa luz de reloj
que camina que vive para construir
nuestra molicie en vez
de organizarnos un mundo.
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Me dí cuenta que estaba soñando
en ese murmullo de coral y quedé inmóvil
en ese aire del desvanecimiento donde ví
mi vida a la velocidad donde las aguas
se rompían y abrí otra vez
los ojos al compás de unos peces pequeños
blancos en una blancura estallando
en el resplandor que desgarró el instante
y no hubo más remedio que seguir
respirando maldiciendo soportando.
De Pablo Queralt, en Biosfera del amateur, Ediciones Camelot.
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