miércoles, 14 de abril de 2010

Cine y poesía (IV): «El gran dictador»

El discurso del sustituto de "El gran dictador" (1940) de Charles Chaplin bien podría constituir una medida de lo que en los tiempos actuales está cada vez más imposibilitado. Es cierto que a ese discurso podrían señalársele objeciones puntuales, pero eso no hace más que ratificar su validez global.
¿Qué queda de estos ideales en nuestro presente? ¿Qué instante de peligro se cierne sobre nuestra historia? La actualidad de "El gran dictador" es doble: la del retorno del fascismo y la persistencia de un anhelo de justicia.



Discurso de «El Gran Dictador» -Charles Chaplin

Lo siento. Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.

Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco.

Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.

Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oirme, les digo: no deseperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano.

El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá. Soldados. No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.

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Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina. Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo lo que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.

Soldados. No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. El el capítulo 17 de San Lucas se lee: "El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres..." Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravilosa aventura.

En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad. Soldados. En nombre de la democracia, debemos unirnos todos.

«¿Para qué el ser humano en tiempos de penuria?»

Desde Hölderlin la pregunta retorna con fuerza: “¿Para qué poetas en tiempos de penuria?”. La «falta de dios», apagado su resplandor, se derrama en la noche del mundo. ¿Qué tienen entonces que decir los poetas a través de la poesía? En un suelo sin fundamento, en el abismo al que se precipita nuestro tiempo indigente, nada hay de extraño acerca del regreso de esa pregunta: incluso lo más sublime –que solemos ligar a lo poético- hunde sus patas en la infamia diaria, en la prosa de lo cotidiano. (...)
Tras los repetidos ensayos de respuesta, persiste el presupuesto de que la poesía no está justificada de antemano, si no es capaz de decir algo acerca de la experiencia de nuestra indigencia vital e incluso si no puede contribuir a concretizar unas demandas de justicia que sobrevuelan nuestro mundo histórico. Y en efecto: ¿cómo podría considerarse la poesía sustraída del desierto de lo real? Eso no convierte la poesía en un simple medio transparente para unos fines trascendentales, pero matiza la exigencia de autonomía artística que demasiadas veces se parece a una fórmula para el ensimismamiento formal.
Pero la pregunta de Hölderlin quizás esté supeditada a otra más general, que constituye su condición de posibilidad: ¿para qué el ser humano en tiempos de penuria? Esa pregunta puede resultar desconcertante y termina relativizando (poniendo en relación) la pregunta previa circunscripta a la poesía. Lo sugiere Sartre cuando señala: “(…) el mundo puede prescindir perfectamente de la literatura. Pero puede prescindir del hombre todavía mejor” . Centrarse en la poesía como forma pura y excluyente cuando peligra la existencia humana sería un ejercicio de constatación de nuestra ceguera. (...)
No es que otra vez haya que pasar obligadamente por el (nada eterno) debate del compromiso; al fin de cuentas, desde Sartre parece no haber más que matizaciones a una premisa fundamental: siempre estamos comprometidos con algo . El problema no es la disyuntiva entre presencia y ausencia de compromiso, sino el tipo de compromiso que elaboramos en la poesía y la reflexividad que somos capaces de conferirle a través de nuestros actos de escritura.
Ahora bien, si nos desplazamos al segundo interrogante (a esa desconcertante pregunta sobre el sentido del ser humano en tiempos de penuria) lo que cambia no es la formación de compromiso, sino lo que se (nos) juega en ese compromiso con el presente. Y puesto que no somos ni profetas ni futurólogos, más vale aclarar que no se trata de trazar algunos fotogramas del desastre que aguarda en alguna parte del porvenir, sino de centrarse en lo que está ocurriendo en la actualidad y, en particular, en aquello que estamos haciendo para detener una maquinaria siniestra que produce una devastación tan extendida como consentida.
Lo más grave en estas condiciones reside tanto en la amenaza de destrucción de una significativa parte de la superficie del planeta -incluyendo la especie humana- como en las prácticas colectivas que lo afrontan: la negación brutal de lo que ocurre, la indiferencia política y moral ante una realidad histórica radicalmente injusta y, para mayor desasosiego, la creciente hegemonía de una ideología actuante de cuño fascista que plantea como deseable la inferiorización/eliminación de cualquier figura de lo extraño, incluso lo que pudiera haber de extraño en uno mismo. Si hay un goce en la devastación, no se trata de simple ceguera; puede incluso que la ceguera consista en una negación estructural a no prever los efectos mediatos de prácticas depredadoras. (...)
No hay tiempos de penuria sin testigos que los sufran. Elaborar esos testimonios críticos y arriesgar otro tiempo –que un cierto panfletarismo hace estrictamente imposible- quizás sean las tareas más urgentes de la poesía que nos interesa. No toda producción poética lo hará, ni tenemos a nuestro favor más que un deseo que no puede ampararse en ningún mandato ontológico o alguna seguridad metafísica. Pero no somos sólo testigos que sueñan. Participamos de múltiples maneras en la construcción de nuestro presente y preguntarnos por aquello para lo que queremos ser es tomar partido contra una formación hegemónica marcada por la destrucción masiva de los entornos vitales.
Ante el fascismo creciente -que enlaza racismo, xenofobia y nacionalismo- y las amenazas totalitarias que se ciernen a escala global, habrá que seguir recordando que lo que se juega cada vez más no es la poesía (mucho menos, una irrelevante posición en el campo poético) sino la posibilidad de construcción de un mundo social en el que la penuria de nuestros tiempos no sea la última residencia de lo humano.

Arturo Borra
Para leer el texto completo, aquí.



A propósito del retorno del fascismo:

'Born Free' de M.I.A.

M.I.A, Born Free from ROMAIN-GAVRAS on Vimeo.

16 comentarios:

Leonardo dijo...

En la poesía, sin duda, se juegan muchas cosas, en nuestro compromiso con el lenguaje, con su riqueza y su libertad infinitas que a muchos les gustaría poner entre grillos. El totalitarismo de la banalización de un mundo donde sólo habría clientes y consumidores, masas ingentes, terminaría con el lenguaje, y la publicidad acabaría por ser sinónimo de poesía. El mundo al revés.
La poesía ha de ser un puesto de resistencia, por lo que dices, por ser residencia de lo humano.

Alegría leerte.

Un abrazo

Arturo Borra dijo...

Querido Leonardo, tal como entiendo ese compromiso poético –el que me interesa al menos- no es sino una dimensión de un compromiso ético y político mayor. La crítica al lenguaje es parte de un trabajo que tiene interés de múltiples maneras.
Es cierto que en un mundo donde sólo hay clientes el ideal de un lenguaje publicitario uniforme destruiría lo que hoy conocemos por poesía, aunque me temo que en algunas líneas esa diferencia cada vez está más erosionada. Aunque no se trate de productos puramente publicitarios, construyen al lector como cliente al que habría que venderle el “mensaje poético”. Se me ocurre que toda poesía que persigue públicos cautivos termina cayendo en la anulación de una distancia crítica que necesitamos con respecto a los discursos cotidianos.
Resistir, sí, incluso con la esperanza de que alguna vez no se trate sólo de eso.
Gracias por pasarte por aquí.
Va un fuerte abrazo,
Arturo

Anónimo dijo...

Con todos mis respetos por los comentarios vertidos y por el discurso del genio de Chaplin, el video de Gavras no pasa de operación publicitaria.

Provocativo, sí, pero no más que eso. No da en el blanco…

Arturo Borra dijo...

Bueno Anónimo, como preveerás, disiento con vos. Un video que se censura en EEUU y es retirado de youtube, que sin embargo tolera otros videos "violentos", está señalando algo. En particular, que hay un contenido perturbador, que pocos quieren escuchar: que los países económicamente desarrollados, para mantener sus privilegios, están asestando un golpe lapidario a la democracia existente, ya de por sí restringida y precaria.
¿Qué tiene eso de publicitario? Y si lo es, lo es en un sentido muy distinto al dominante.
En fin, justamente porque da en el blanco es porque lo censuran...
Un saludo,
Arturo

PD: dicho sea de paso, y seas quien seas, aquí podés hacer tus críticas sin necesidad de anonimato, dado que no serás censurado y no lo tomaré como un acto publicitario.

Arturo Borra dijo...

A propósito de Youtube...


Youtube retira el polémico vídeo 'Born Free' de M.I.A.
Romain Gavras, hijo del director Costa Gavras, dirige una contundente pieza en la que denuncia la persecución étnica


Apenas veinticuatro horas después del lanzamiento a la Red del vídeo Born Free de M.I.A., el principal canal de contenidos audiovisuales de Internet, Youtube, ha retirado la pieza por considerar que contraviene la política del portal de no distribuir contenidos pornográficos o de violencia gratuita.

Romain Gavras, hijo del director franco-griego Costa Gavras, es el director del polémico vídeo, que funciona como una potente pieza de denuncia contra la segregación y persecución racial. En él, una brigada de policías captura a jóvenes pelirrojos, para luego soltarlos en un descampado, donde bien les disparan o los obligan a correr a través de un campo minado.

Gavras ahonda en Born Free en el estilo directo y ultraviolento que había desarrollado en videoclips anteriores como Stress, de Justice, y en otras piezas audiovisuales del colectivo Kourtrajme desde el que opera desde 1995. El director está en posproducción de su primer largometraje, Les Seigneurs, una road movie en la que sus protagonistas son, curiosamente, también pelirrojos, dos individuos que huyen hacia Irlanda para construirse una nueva identidad.

http://www.publico.es/culturas/308440/born/free/mia/videoclip/romain/gavras/persecucion/racial/etnica/pelirrojos

Leonardo dijo...

Creo, querido Arturo, que vamos a necesitar mucha resistencia, porque lo de resistir va hasta la muerte. Y el mal cunde incluso entre sus combatientes!
No conocía el vídeo de Gavras. Me ha parecido bastante fuerte, pero la intervención anónima muestra que la violencia como método de denuncia no alcanza siempre su meta porque la violencia visual es de lo más banal (pelis, series, vídeojuegos), es como un juego, en particular para aquellos a quienes se trataría de conmocionar (y esto es un problema). Sería bueno que anónimo nos explicara qué sería, para él, dar en el blanco (A mí no es necesario convencerme, y si las imágenes me llegan es porque evocan para mí hechos reales, lo que no es el caso de todos).
Frente a la violencia visual ya no hay reacción, el 'realismo' cinematográfico ha ido destruyendo nuestra capacidad de indignación, resulta difícil distinguir cuándo la realidad es realidad y cuándo la ficción la evoca. Como trabajo con adolescentes me soprende mucho cómo pueden (algunos, no todos) permanecer impasibles frente a cierto tipo de escenas cuyo propósito es denunciar las violencias, porque han visto escenas similares miles de veces con un sentido puramente lúdico.
Ahora bien, el retiro de un vídeo como éste por youtube revela muchísimo, pero (creo) que bastaría con suprimir las banderas que evocan los USA para que pasara más fácilmente.
Sin embargo, me parece que el fascismo al que nuestras sociedades nos están preparando es mucho más sutil. Yo sólo miro la situación de mi país, Colombia, para darme cuenta.
Bueno, que me alargo y me enredo, vaya un abrazo.

Arturo Borra dijo...

Sí Leonardo, me temo que esa resistencia es lo único que tenemos por el momento. Como en La peste de Camus, el fascismo se disemina pero ya no como una entidad extraña, sino desde el corazón mismo de la cultura ¿occidental?

El video de Gavras es muy fuerte. No sé si la denuncia de la violencia no implica ella misma una violencia, la de poner de manifiesto la persecución del otro, incluso el deseo de exterminio que merodea como fantasía en distintas sociedades.

Es cierto que la violencia se ha extendido tanto que es presentada como un asunto “banal”. Que mueran cientos de personas a diario en circunstancias violentas, sin embargo, no lo es. Que la estética del video-clips tenga una conexión con el lenguaje publicitario y de los video-juegos es innegable, pero eso no los convierte en productos uniformes o puramente equivalentes. Es cierto que la muerte diaria se ha naturalizado, que las claves de recepción de un video como el de Gavras pueden girar de lo “real” a lo “ficcional” con facilidad, reduciéndose a una escena más de violencia gratuita, etc. Pero la crítica que opera ahí es clara: la tendencia creciente a destruir a cualquier otro que no coincida con los patrones del grupo dominante.

Algo muy serio se está jugando en Europa en este tiempo… y aunque es verdad que nos habituamos a la anestesia que produce la repetición mediática, pienso que si merma nuestra capacidad de indignación, eso se debe más bien a un conjunto de factores: la primacía de valores individualistas y economicistas, el racismo institucionalizado, la indiferencia moral ante el dolor ajeno, el eurocentrismo, el nacionalismo chauvinista, el miedo a perder los privilegios… y procurar ser sistemático aquí exigiría una indagación más radical. Atribuir esa insensibilización sólo a los medios me parece que no tiene en cuenta esas mediaciones culturales.

Puede que lo real para algunas franjas sociales sea representado en claves de video-juego; las razones, igual, me parece que hay que buscarlas en un contexto más amplio: el del capitalismo que estetiza hasta la destrucción.

En fin,tu intervención toca puntos álgidos. Puede que sin las banderas de USA el video hubiera pasado y en el fondo es eso lo que escandaliza. Sin embargo, lo sabemos todos, el video va mucho más allá de esa imputación. Está interrogando nuestra época, que muestra una creciente hostilidad ante los otros. La islamofobia, por poner un ejemplo, desborda claramente a ese país que ahora ha sancionado una ley en Arizona para realizar detenciones arbitrarias a irregulares.

Como decís, el fascismo actual es más sutil, pero eso no significa que no apele a la persecución directa o la eliminación física del cuerpo vivido como amenaza.

Tendremos que seguir pensando en todo eso, Leonardo, si es que queremos al menos comprender la enorme complejidad de este dispositivo ideológico que nos asfixia. Ojalá que otros nos ayuden a pensar todo esto…

Va un abrazo enorme,
Arturo

Anónimo dijo...

Quería decir que la violencia vende y más si se la condimenta con dosis de denuncia progre...
El mercadeo es obvio: provocación=censura=éxito asegurado.Todos felices y tranquilos (que se prohiba en América garantiza el consumo europeo): hay espectáculo para todos y el sistema igual.
JMC

Arturo Borra dijo...

JMC, para ser sincero tu argumentación me resulta poco convincente, porque no todo el mundo se comporta de forma cínica. Minimizar la denuncia del fascismo creciente como una especie de estrategia de venta me parece peligroso (por decir lo mínimo). No creo que este tipo de violencia venda (y tampoco he visto que el video tenga una gran acogida ni mucho menos).

Una mera provocación no activa la censura, en particular porque no toca ninguna fibra sensible. Es cierto que a veces la prohibición puede generar un efecto contrario: incentivar. No sé si éste será el caso, pero nada garantiza que así sea. No hay ninguna secuencia necesaria y no hay razones para suponer que Gavras actuó deliberadamente para ser censurado...

Puede que también tengamos que sospechar los discursos que se posicionan de forma crítica. Pero me parece tramposo remitirlos de antemano a una estratagema comercial o dar por sentado que son parte del espectáculo, como si la crítica fuera imposible.
Por fortuna, hay fisuras y más que nunca hay que cultivarlas...

En fin, al final me pregunto si no es el desencanto lo que produce que "todo siga igual"...

Stalker dijo...

Arturo:

leo y sigo por aquí. Mis fuerzas andan algo menguadas y no me alcanzan para constestar a esta generosa entrada como se merece. Pero leo y estoy. Gracias por recordarnos ciertas cosas esenciales.

abrazos

Leonardo dijo...

De acuerdo en un todo contigo, Arturo. La denuncia de la violencia no puede sino ser violenta aunque intente hacerlo de otro modo, tomando otros sesgos. Y sí, claro, no creo que sólo los medias banalicen estos pseudovalores de nuestras sociedades (que en eso estoy muy de acuerdo, no es sólo la civilización occidental, aunque sus patrones sean predominantes).
Sin duda estamos viviendo un tiempo en el que la intolerancia sube de temperatura y seguro va a ser largo. Incluso parece que reculáramos con el crecimiento de los nacionalismos y en particular en Europa donde la utopía de la unión parecía servir de bandera. Pero también lo vemos en China, en Palestina y por supuesto en Arizona! El otro sólo debe ser esclavo.
Y para apoyarte en el debate con JMC, pienso como tú, que si el desencanto puede, a veces, comprenderse, el paso siguiente es el cinismo y resulta muy cómodo serlo. Igual el mundo nunca va a cambiar, hagamos como ellos. Creo que este es un punto en donde la rana que se ha ido adormeciendo mientras le calientan el agua, debería dar el salto para salirse de la olla. Un punto muy peligroso que abre las puertas a todo.
Un abrazo pues.

Arturo Borra dijo...

Querido Stalker, comprendo esa lectura silenciosa y por mi parte, agradezco tu presencia. No siempre uno puede comentar como quiere; me alcanza con saber que transitamos los mismos subterráneos. En el sin-tiempo en el que vivimos, es una suerte saber que otro nos dona su lectura.

Va un fuerte abrazo,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Querido Leonardo, hoy proliferan falsos radicalismos: aquellos que confieren al capitalismo actual una omnipotencia que desconoce toda desestabilización posible, aquellos que significan el sueño como ilusorio y condenan cualquier tentativa política de signo contrario al fracaso. Por eso, habrá que seguir recordando que el ser humano puede alzarse en revuelta. Revolverse contra tanta vuelta tranquilizadora a los dogmas liberales, como ocurre en esta época de “economía de libre mercado” –incluyendo por supuesto la libertad de traficar con armas, de hacer de la guerra un principio de intercambio y de la trata de personas un modo de rentabilizar el negocio-, me parece ya una cuestión de supervivencia. En este punto, la hegemonía conservadora dista de circunscribirse a Occidente. La reducción de los otros a esclavos es la “dialéctica” perversa del sistema “globalitario” que nos estrangula. Se globaliza la esclavitud y se particulariza la riqueza.

Como matiz, lo único que agregaría es que lo que actualmente prolifera es la convivencia de un principio de “tolerancia” con un principio de “destrucción”. La consecuencia: la tolerancia con respecto a la destrucción. Los mismos países que proclaman ese credo son los mismos que no dudan en aplastar a otros cuando no se someten al mismo “credo”. «Tolerancia» hoy es el nombre de una irrestricción con respecto a los propios intereses particulares.

Todo eso, me parece, no lo vamos a combatir con un desencanto que, cuando se hace absoluto, se convierte en puro cinismo. El que permita que todo siga igual: “está mal… pero qué se le va a hacer. Es lo que hay”. Cuántas veces escucho este “razonamiento”…

La parábola de la rana a fuego lento es también la historia de una adaptación indeseable a aquello que nos mata. Al menos para mí, sólo tenemos alguna oportunidad si saltamos. Habrá, entonces, que aprender a salirse de la olla.

Gracias de corazón por tus aportaciones esclarecedoras.

Va otro abrazo,
Arturo

Portinari dijo...

Es una entrada hermosa.
Y una de mis películas favoritas. Supongo que nunca dejaré de emocionarme con el discurso de Chaplin.

Siento la tardanza y la brevedad de las palabras, Arturo. prometo volver con más fuerza.

Abrazos.

Arturo Borra dijo...

Querida Portinari, gracias por tus palabras. El gran dictador es una parodia inolvidable, conmovedora en diversos puntos.
En cuanto a tu tardanza, no te preocupes. La comprendo sin dificultad y por cierto, a esta altura también yo he aprendido a moverme por internet de forma más bien intermitente.
Como sea, valoro tu presencia por aqui.
Va un fuerte abrazo,
Arturo

Siento la tardanza y la brevedad de las palabras, Arturo. prometo volver con más fuerza.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Buen comienzo