jueves, 19 de diciembre de 2019

«donde ningún pájaro podía posarse» - un poema de Adrianne Rich


 
 
Árboles

 
 Desde el interior, los árboles avanzan hacia el bosque,
 el bosque que estuvo vacío todos aquellos días,
 donde ningún pájaro podía posarse,
 ningún insecto esconderse,
 y ningún sol podía enterrar sus pies en la sombra;
 en el bosque vacío de esas noches,
 los árboles abundarán por la mañana.
 

 Las raíces se esfuerzan toda la noche
 por desprenderse de las grietas
 en el suelo de la terraza.
 Las hojas se retuercen hacia los vidrios,
 pequeños vástagos endurecidos por el esfuerzo
 largas y torcidas ramas que se desprenden con dificultad
 bajo el techo, como pacientes recién dados de alta,
 medio-aturdidos, dirigiéndose
 hacia las puertas de la clínica.
 Aquí me acomodo. Las puertas se abren hacia la terraza,
 escribo extensas cartas
 donde apenas menciono el bosque
 y su partida de la casa.
 La noche está fresca, la luna entera brilla
 en un cielo aún abierto.
 El aroma de hojas y liquen
 llega como una voz a las habitaciones.
 Mi mente está plena de susurros
 que permanecerán en silencio mañana.
 Escucha. Los vidrios se quiebran,
 se tambalean los árboles
 hacia la noche. El viento
 se apresura a recibirlos.
 Como un espejo la luna se ha quebrado
 y en la copa del roble más alto
 relampaguean ahora sus fragmentos.

 
 Adrianne Rich (1963)

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