Perdóname. No quería.
Es grito de entraña devastada.Así esperan los condenados
su ejecución al alba,
jugando al ajedrez. Risa
burlona el ojo del vigilante.
Somos los peones de un tablero
y alguien va jugando con nosotros en él.
¿Dioses buenos? ¿Malignos? ¿Quién?
Todo el horizonte es el ojo del vigilante.
Ruido metálico. Pasillo sangriento.
Ya se ha acabado el juego.
Un cigarrillo por última vez.
Y escupir -ah vida, vida.Escupir. Al borde del tablero,
abierto está el camino -desangrarse-
a la huesa. Te miro de reojo.
Es la luna un ojo secreto que vigila.
-Qué lejos estás ya.
Marina Tsvetáieva. Poeta rusa nacida en Moscú en 1892. Casada con un oficial del ejército zarista,emigró al extranjero en 1920 y regresó a Rusia en vísperas de la guerra contra el fascismo hitleriano, al que había maldecido en sus versos cuando se hallaba todavía en la emigración. Tras su retorno del exilio, tanto su hija como su marido fueron arrestados y éste último fusilado. En conjunto, Marina Tsvetáyeva no sólo padeció diferentes infortunios familiares, sino también una absoluta desaprobación oficial y una situación de intensa pobreza, circunstancias que culminan en su destierro a Yelábuga, Tartaristán, donde se suicidó en 1941.
Rehabilitada de forma reciente en Rusia, es una de las mejores poetas rusas del S.XX. Entre sus libros de versos cuentan Álbum de la tarde, Linterna mágica, De dos libros, Campo de cisnes, Leguas, Fin de Casanova, Separación, Versos a Blok, Psique, Profesión, Después de Rusia, Versos a Chequia. Cuenta además con algunas obras de teatro y de prosa.
17 comentarios:
Amo a Marina
Hola Esther, gracias por pasarte!
No me extraña que ames a Marina, porque su poesia desamparada invita perentoriamente a ese amor lejano.
Un abrazo desde Valencia,
Arturo
Lo dice ya el primer verso : "es grito de entraña desvastada", poema escrito desde un "lugar" que ya no es la vida, que se vuelve para mirar hacia atrás. Poesía descarnada la de Tsvetáieva, penetrando en lo humano hasta los últimos instantes. terrible lucidez para escribir, dejar huella, alcanzar el poema, pese a todo, pese a ir dejando la vida en cada paso.
Creo que esta poeta tiene mucho que decir en este mundo de hoy y no sorprende entonces verla por tu casa.
Un abrazo
Querido Leonardo, una vez más, tu lectura revela, ahonda, se detiene. Y eso es algo que valoro enormemente, porque la poesía vive ahí, aunque hable desde un lugar, como decís, “que ya no es la vida”. Recuerdo que algo así decían de la poesía de Gamoneda. Habla desde la perspectiva de la muerte, aunque se aferre a su existencia rota. Es como una mirada que constata la pérdida.
Aquí, otra vez, retorna la escritura como extranjería. La que conoció M.T.; la que añoro -dicho sea de paso- en estos días chauvinistas, en este patetismo de mundial y hostilidad xenófoba al por mayor.
Lo que aquí irrumpe es esa "terrible lucidez" que invocás lúcidamente. La que necesitamos para evitar aquello que expulsó a tantos poetas de esta vida.
Gracias por acompañar este poema.
Va un abrazo fuerte,
Arturo
no hay ni un solo verso de esta gran mujer que no sea un disparo a nuestros a veces despistados ojos... gracias arturo por traérnosla a la memoria aunque nunca llega a dejarnos...
Marina vivió y murió como escribió, con suma intensidad y peligro. Su escritura como la de Ajmàtova, no puede menos que estremecernos los párpados, hacernos adivinar detrás de cada palabra la carga de dolor y verdad que está pidiendo ser rescatada.
Qué buena invitada a tu blog, Arturo. Un acierto.
Besos,
laura.
Por cierto, dejo un enlace con el tributo de Shostakovich a la poesía de Marina.
http://www.youtube.com/watch?v=bFb2dOBGizI
Laura.
uf, qué entrada más completa. shostakovich es fundamental igualmente en nuestras vidas, por aquello de la memoria histórica....
estas que planteas Laura, ya han sido escuchads mil veces mil
Gracias, Arturo (amigo de mi amigo Julio Obeso) por dejarme ese comentario tan sustancioso.
Gracias también por recordarnos a este pedazo de poeta que estremece en cada palabra que expone en el tablero.
Un abrazo desde Asturias
Querida Nuria, M. Tsvetáieva también me resulta conmovedora, acertada en sus golpes, seguramente porque lo ha sentido duramente ella misma, en su historia de exilio y pérdida.
En casos así, no cuesta dimensionar el valor vital que tiene la escritura. Aunque no alcance.
Gracias por pasarte por mi casita y va un fuerte abrazo,
Arturo
PD: por cierto, ¿cuándo vuelves por Valencia?
Laura, esa coherencia vital que señalás fue quizás también una forma de rescatar a través de lo poético su vida dañada. De ahí el estremecimiento compartido ante una herida que nada tiene que ver con la declamación, la grandilocuencia, la simulación del abismo. Tiene que ver con una fragilidad que, justamente porque rasga, no puede más que hacernos balbucear.
Ese contenido de verdad justifica, retrospectivamente, su poesía.
Gracias siempre por estar.
Un beso,
Arturo
Hola Esmeralda, me alegra leerte por aquí y que, a través de tu lectura (junto a la de otros), una poeta así siga moviéndose en esta cuadrícula a veces demasiado estrecha.
Su aliento sigue llegando porque nace desde el frío.
Va un fuerte abrazo para vos y otro para Julio,
Arturo
Por cierto, sumo el tributo a la entrada. Gracias por enriquecerla con esas indicaciones.
arturo pues estaremos la primera semana de agosto (bueno los tres o cuatro días primeros) a ver si sacamos un momento para vernos, pero en septiembre-octubre prometo volver, quiero presentar el tablas con vosotros allí.... un beso gigante a los tres
Nuria, te esperamos entonces por aquí, aunque supongo que en septiembre, porque en agosto nos iremos de vacaciones. Y desde ya, allí estaremos también en la presentación.
Mientras, que sigas disfrutando.
Va un abrazo fuerte para vos y los tuyos,
Arturo
Al leer a Tsvetáieva, la primera vez conocí a Ajmátova "En aquel tiempo sonreían sólo los muertos..." Dicen que la primera era el trazo y la segunda la imagen. No lo sé y supongo que eso daría igual, que yo lo sepa o que ellas lo fueran, quiero decir. Igualmente es hermoso leerlas.
[Gracias por venir hasta mi pasillo, sigo por aquí, leo]
Bienvenida por aquí “Paciente”. Parece que las dos poetas caminan juntas. De alguna forma, las dos han sufrido alguna forma de exilio y persecución. No por nada aparecen publicadas en un mismo libro, aunque toda “comparación” invita a ahondar en diferencias específicas que tampoco habría que olvidar. Me alegra que compartamos pasillos con estas poetas. Su hermosura desgarrada conmueve, no sé si más allá de toda imagen o por ellas.
En cualquier caso, gracias por pasarte por aquí y también yo seguiré recorriendo esos pasillos tuyos.
Un cálido saludo,
Arturo
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