lunes, 12 de mayo de 2008

«Manifiesto ultraísta» (1918) - Isaac del Vando-Villar

A distancia, me pregunto quién podría hoy hablar de este modo, lanzando un gesto de desafío análogo, no sin cierta arrogancia. En cualquier caso, toda declaración de batalla abierta reclama osadía. Sin nostalgia, pero con inquietud, uno no deja de preguntarse si al fin y al cabo la cordialidad de nuestro presente no es más que una muestra de radical indiferencia por las apuestas.
A.B.

Platónicamente estamos exponiendo nuestra moderna doctrina ultraísta en las columnas de Grecia [una revista en que por un tiempo se publican obras ultraísta y novecentista] sin querer molestar a los fracasados maestros del novecientos.
Hemos procedido de esta forma por entender que el olvido y el silencio serían las armas más certeras para herirles en sus rancios credos estéticos.
Pero he aquí que ellos acogen nuestra moderna lírica irónicamente, haciendo creer a los que con inquietud nos miran, que somos unos alienados y quieren de esta suerte llevarnos al manicomio del olvido.
Y esto es una infamia, una cobardía y una injusticia que a sabiendas quieren cometer con nosotros los fracasados del novecientos.
Los ultraístas estamos situados en la vanguardia del Porvenir: somos eminentemente revolucionarios y aguardamos impacientes la hora en que los hombres de ciencia, los políticos y demás artistas estén de acuerdo con nuestras rebeldías para proclamar, de una manera definitiva, el triunfo del ideal que perseguimos.
Valle-Inclán, Azorin y Ricardo León, que son los que representan en nuestras letras el pasado triste, nos tienen usurpado el puesto preeminente a que somos acreedores.
Porque ellos son unos plagiadores conscientes e inconscientes de nuestros clásicos y ninguna cosa nueva nos han revelado ni podrán revelárnosla. Y nosotros estamos limpios de ese pecado y tenemos imágenes e ideas modernas praa hacer florecer de entre sus palimpsestos nuevas flores cuyos perfumes, por lo exóticos, deleitarán a los más sutiles ingenios que sienten la avidez del futurismo artístico.
Y no son ellos – me refiero a Valle-Inclán, Azorín y Ricardo León -, los verdaderos culpables de este embotamiento retrospectivo literario. Es el núcleo de sus aburguesados lectores, que tienen vendados los ojos del entendimiento ante la luz ceguedora de nuestras imágenes que alzan sus vuelos hacia las colinas azules del pensamiento moderno.
Nosotros podremos estar equivocados, pero nunca podrá negársenos que nuestra manera de ser obedece al mandato imperativo del nuevo mundo que se está plasmando y hacia el cual creemos orientarnos con nuestro arte ultraísta.
Triunfaremos porque somos jóvenes y fuertes, y representamos la aspiración evolutiva del más allá.
Ante los eunucos novecentistas desnudamos la Belleza apocalíptica del Ultra, seguros de que ellos no podrán romper jamás el himen del Futuro.

-Isaac del Vando-Villar (aparecido en la revista "Grecia", en 1918)

1 comentario:

BENITO GODOQUE dijo...

GENIAL Y GENIAL Y GENIAL Y GENIL PUENTE GENIAL PUENTE GENIAL
Y VIVA EL HERMANO SECUNDINO QUE FUE NOVILLERO UN DÌA EN LA GUERRA
CARNE MENBRIKKKKKO YYYO LLLO