jueves, 3 de febrero de 2011

"un animal desparramado que respira" -Tres poemas de Alejandro Crotto

Gustave Klimt



Le hablo a su cuerpo que duerme

Ahí estás: un animal desparramado que respira
en la luz verdadera de la siesta,
y hace un rato tu ritmo trotó rápido, cuerpo
largo y sembrado y tibio.

Huelo tu olor; huelo tu olor revuelto, fértil.




Verano

De costado rápida, temprana marabunta de Dios encuentra el tilo:
casi naranja el tronco haciéndose hacia arriba ramas
y tantas hojas en la copa detonada al cielo.

Este es mi cuerpo en la mañana, vivo,
el material encanto.


Pido mi puesto

Frotá en mis ojos menta y nieve, y con las uñas
que hace un rato rayaron de naranja las nubes
desprendeme las costras, rascá el óxido;
teneme de los hombros, restregame
en el limón de pulpas ácidas, y con tu limpio
soplo aliviá el ardor mientras me das de nuevo.
Porque pido mi puesto, despertar.



De Alejandro Crotto, Abejas (Editorial Bajo la luna, 2009)

---(1978, Argentina)

Más poemas, aquí.

domingo, 16 de enero de 2011

«ciegos de tanto cerrar los ojos» -Tres poemas de Cristian Aliaga



La oveja

Atrapada por el cuello al alambre de púas, un mal movimiento la degollaría. La oveja desliza milímetros su cabeza hasta quedar inmóvil a la espera de una solución que escapa a sus propios movimientos. Su cabeza no piensa, ni esboza cursos de acción, apenas percibe el suave ardor de los alambres puntiagudos, mientras a unos metros del alambrado los vehículos atraviesan la soledad. Pasan sin verla, o ven apenas la imagen fugaz de una oveja que permanece muy cerca de la ruta, en una inmovilidad sólo rota por gestos imperceptibles. Atrapada por el cuello al alambre de púas, oye la secuencia creciente y luego decreciente de los motores, quieta se queda y algo semejante al placer percibe cuando logra la quietud absoluta. Empieza a dolerle cuando se adormece, y así se despierta, y vuelven a nublarse sus ojos azules hasta que regresa el dolor que para ella no tiene nombre. No puede estimar la duración de la noche ni aspira al azar de alguien que atine a separar su cabeza del alambre.


Un ring para dios

Queremos un ring para dios pero dios se recuesta contra las cuerdas permanece quieto sin responder al árbitro nadie podría pegarle sin ser considerado maricón pero entonces no hay box ni riña teológico que lo saque de allí el ring es enorme a los ojos de los incrédulos se tiran golpes sobre dios la lona alberga a una multitud de caídos no hay triunfo sino presas del KO de dios la mirada de él está húmeda el protector inguinal es de cuero virgen esa mirada de él dramatiza que no habrá golpes pero se posa sobre los caídos como al descuido generaciones de caídos no creemos en dios sino en sus golpes de KO su mirada húmeda su protector de cuero virgen.





Los versitos

esos frascos sin tinta
donde ponemos lo mejor de la memoria.
¿Paredes de iluminación, torres amargas,
palabras solamente?

Pero a quién encomendar nuestra historia,
salvo a estas pequeñas nubes
de espuma.

Os quedaréis ciegos
de tanto cerrar los ojos.


De El espíritu de los peones (Eloísa Cartonera, 2010)


Más poemas, aquí.




Acerca de la Editorial Eloísa Cartonera como proyecto colectivo

“Eloísa Cartonera es una cooperativa editorial con seis años de vida que se encuentra en el popular barrio de La Boca de la ciudad de Buenos Aires. De forma autogestionada, Eloísa Cartonera edita sus novelas, poemarios, libros infantiles y compilaciones de cuentos con cartón reciclado.

La apuesta de esta cooperativa es la literatura latinoamericana. A día de hoy, todos sus 200 títulos son de autores de Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, México, Perú o Bolivia. Ricardo Piña, Víctor Hugo Vizcarra, Ernesto Camilli, y, si todo va bien, también el célebre Rodolfo Walsh, son algunos de los autores que editan.
Las tapas de los libros están hechas del cartón que la editorial compra, a precios justos, a los cartoneros que revuelven cada noche la basura de la capital argentina. Posteriormente, estas tapas de cartón reciclado son coloreadas a mano por niños y niñas del barrio con riesgo de exclusión social, por lo que se ganan unos pesos y se mantienen alejados de la calle”.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Entretanto


Entretanto
vivir en los gestos
mínimos, en esos ojos de asombro,
tu risita subiendo la escalera
de regreso del jardín y que los desórdenes
de entrecasa persistan en todo lo puro
que hay en esta impureza de aire maltratado.

Como si ya no hubiera
más que ganas de levantar del suelo
esta pesadumbre y que conversen
las ventanas con los ceniceros y la madrugada
nos sorprenda conspirando
y
el deseo vuelva
a asomarse
entretanto
en estas manos que no se resignan
a vivir enfundadas, frías de otro,
en el punto exacto
donde la caricia cae.

domingo, 19 de diciembre de 2010

«Nubes tristísimas» -poemas de Idea Vilariño


Foto: ParkerHarrison


Inútil decir más.
Nombrar alcanza.
Idea Vilariño

Constante despedida

Estos días
los otros
los de nubes tristísimas e inmóviles
olor a madreselvas
algún trueno a lo lejos.

Estos días
los otros
los de aire sonriente y lejanías
con un pájaro roto en un alambre.
Estos días
los otros
este amor desgarrado por el mundo
esta diaria constante despedida.

De Pobre mundo.


25

Estoy
y arrecia el viento
y truena
y llueve
y canta el mar
y estoy aquí
nadie
sin nadie.


45

Como el que desvelado
a eso de las cuatro
mira con ojos tristes
a su amante que duerme
descifrando la vieja eterna estafa.

De No.


Los adioses

Morirse
no morirse
y estarse triste repartiendo adioses
moviendo
adiós
apenas
el pobre corazón como un pañuelo.

De Nocturnos.


Idea Vilariño

domingo, 12 de diciembre de 2010

Tres poemas de Germán Arens





Silencio

En el silencio
la urdimbre del dolor.

La vida en mis uñas,
la muerte en mis manos.

Y una plegaria de gloria en la mentira.

De Los ojos del cordero (2010)
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A más decir estoy estando

Estoy estando desde hace años
añado desde nacido preciso en instantes
aunque en ocasiones urbano decidor
nunca perfecto en tiempos verbales
estoy estando pasado
a veces nauseado de poesía
a más decir de los poetas.
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De Versos de Gabino (2009)
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Espárragos

Los espárragos más tiernos
crecían a ambos lados
de un desagüe
que habitaban
desde los inicios
de la colonización
las ranas y los mosquitos.
Los buscábamos por debajo
de la sombra
de algún sauce llorador
en los veranos del setenta.

Una vez encontramos
un paquete envuelto
en papel de diario.
Estaba lleno de balas.

De Pueblada (2008)
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domingo, 5 de diciembre de 2010

CINE Y POESÍA (VI): «Una deriva en silencio»

Apenas conozco algunas escenas similares en intensidad dentro de la historia del cine argentino. Se trata de una escena de Los muertos (2004, Lisandro Alonso), que se despliega en silencio. Son dos minutos que se hunden en lo que no puede narrarse.

Podemos navegar a la deriva, dejarnos llevar por la corriente, perdernos de la orilla del río. Todos navegamos con nuestros muertos y sus espectros nos seguirán, incluso ante el deseo de olvido. Aunque nos entreguemos a los diminutos goces cotidianos, a la dulzura efímera del río, a la miel arrebatada a un panal en un tronco, antes del festín austero que aguarda río abajo. Entre tanto, dejarse estar, escuchar los sonidos inconfundibles de la isla y que los árboles conversen con el agua.


Arturo Borra

lunes, 22 de noviembre de 2010

Un diálogo entre Víktor Gómez y Antonio Méndez Rubio

-I-

EDUCAR EN LA SOSPECHA,
enseñar a mirar, a no ver,
preparar para la rotura,
abrir en la ruidosa ciudad
archipiélagos en silencio,
estancia que es vuelo, vuelco, balconada,
convidar a la lentitud, a la atención,
a la espera y a la incertidumbre,
negar la facilidad de lo previsible,
cambiar techo por cielo abierto.
besar la nieve, no las huellas, amoratar
los labios e insistir,
volver e irse y volverse a ir, sin fin, sin reticencias.


Víktor Gómez, Huérfanos aún (Baile del Sol, 2010).





Es después
de toda la oscuridad
sabida insuficiente, libre, luego
de que no pase nada,
cuando sobreviene ese turno
final
de volver a algún hogar ausente,
sin causa reconocida,
a deshora o con el cuerpo frío
por el alba en silencio. Tras
pensar el esplendor
de la ruta posible, nada ni
nadie nos
quita el sueño o
espera para hablar del día.
No hay, en la mesa de tablas,
rostros enfrente, manos aun cerca,
juntas,
que recojan con su rabia las migas
de pan ácimo mientras
todos aprietan los dientes.


Antonio Méndez Rubio, Cuerpo a cuerpo (Baile del Sol, 2010)