viernes, 30 de octubre de 2009

«La vida del río» y «Cuerpo (1)»- María Auxiliadora Álvarez



la vida del río

Ha sido tan inútil mirar
como quien cuida un río

tiene el río su vida propia

y tiene sed el agua
y no puede beber

y tiene sueño el agua
y no puede dormir

ha sido tan inútil mirar
hasta ver el río crecido

y tiene tristeza el agua
y no puede llorar
porque tiene el agua ocupada

y los ojos dando vueltas sobre sí
transcurriendo
trabajosamente
de ojo a lluvia

entre su fragor
y sus piedras
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Cuerpo (1)

A Nayla Chehade

Auscultando la respiración o tomando el pulso a un
enfermo,
aplicando el oído, ante los campos de concentración de esos
cuerpos racionados de la miseria,
a las palpitaciones de pies, de troncos y de sexos
del inmenso y reprimido campo de acción
de ciertos microbios terribles
que son
otros tantos cuerpos humanos.


Antonin Artaud, El teatro de la crueldad.


1

hubiera podido reunido
el dinero doctora
vaca amarga castrada que me agrede
para tener mejor asistencia
su ojo más detenido
si el embarazo durara varios años
a medida que me hubiera ido inflamando
cada arcada
cada pelo que cayese
cada estría
lo hubiera ido guardando
recordando
su baba

bata blanca sanguinaria
porque yo trabajo mucho
vaca baba bata blanca corrosiva que me agrede
lo hubiera ido reuniendo
desde niña
de haber tenido alguna pequeña inflamación
que lo indicara
a medida que usted fuera estudiando
yo lo estuviera contando

abajo
al centro de mis cuclillas
donde ahora usted lo busca
su baba blanca castrada
no se le hubiera ensuciado
con mis fragmentos acuosos
hijo carnicero órgano semental
hubiera podido reunido
el dinero doctora
porque yo trabajo mucho
baba amarga vaca blanca






Las nadas y las noches es un minucioso recorrido por los once libros de la escritora venezolana María Auxiliadora Álvarez: desde Cuerpo (1985) al todavía inédito Las regiones del frío (2008). Casi treinta años de exigente creación poética de una de las grandes poetas contemporáneas de nuestra lengua.

Siempre en tránsito, cifrando y descifrando, interrogando y respondiendo, María Auxiliadora Alvarez ha sido capaz de darle intimidad al pensar del poema, desde esa ética rigurosa de decir sólo lo suficiente. Poesía de la reconciliación, del estremecimiento de reconocer la gracia y el horror del mundo varias veces dividido entre fronteras y distancias, esta amplia muestra de su obra es, según Julio Ortega, la expresión de su fe en un presente compartido, en un peregrinaje acompañado.

María Auxiliadora Álvarez (Caracas, 1956)

Estudió Letras Hispánicas en Estados Unidos y Artes Plásticas en Colombia y Venezuela. Ha dado clases en Miami University (Ohio), University of Illinois y UNAM (México). Ha hecho crítica literaria y cultural, y ha expuesto en diferentes ocasiones su trabajo plástico. Es miembro del Consejo de Latin American Studies Association (Sección Venezuela).
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Ha publicado los siguientes libros de poemas: Cuerpo (1985), Ca(z)a (1990), Inmóvil (1996), Pompeya (2003), El eterno aprendiz y Resplandor (2006). Continúan todavía inéditos: Sentido aroma (1994), Pájaro que vuelves (1994), Páramo solo (1999), Tránsito de ruinas (2005), Un día más de lo invisible (2005) y Paréntesis del estupor (2009).

Entre otros reconocimientos, ha recibido el Premio de Poesía del Consejo Municipal de Cali (Colombia, 1974), el Premio Fundarte de Poesía (Caracas, 1990), y el Internacional Award María Pia Gratton (USA, 1999).

Ha traducido a los poetas portugueses António Ramos Rosa, Eugénio de Andrade, António Osório, Herberto Helder, y a la poeta norteamericana Elaine Fowler Palencia.

Comentario extraído de aquí

domingo, 25 de octubre de 2009