viernes, 31 de octubre de 2008

Dos poemas de Paul Celan














«Habla también tú...»

Habla también tú
sé el último en hablar,
di tu decir.

Habla-
Pero no separes el No del Sí.
Y da a tu decir sentido:
dale sombra.

Dale sombra bastante,
dale tanta
cuanta en torno de ti tú sabes extendida entre
medianoche y mediodía y medianoche.

Mira en torno:
ve cómo alrededor todo se hace viviente
¡En la muerte! ¡Viviente!
Dice la verdad quien dice sombra.

Pero se estrecha ahora el lugar donde estás:
¿Adónde ahora, despojado de sombra, adónde?
Asciende. Tanteante, asciende.
Te haces más sutil, más irreconocible, más fino.

Más fino: un hilo
por el que quiere descender la estrella
para abajo nadar, al fondo,
donde se ve brillar: sobre móviles dunas
de palabras errantes.

De Umbral en umbral (1955 , Versión de José Ángel Valente)














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«Sueño y sustento»
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El aliento nocturno es tu sábana,
la tiniebla se acuesta a tu lado.
Los tobillos te roza, las sienes;
te despierta a la vida y al sueño,
te rastrea en el verbo,
en el deseo, en las ideas,
duerme con cada una de ellas
y te atrae con halagos.
Te peina la sal de las pestañas,
te la sirve a la mesa,
les escucha a tus horas la arena
y la pone a tu alcance.
Y aquello que era cuando rosa era,
sombra y agua, te lo escancia.

De Amapola y memoria (1952, Versión de Felipe Boso)

En una entrevista, dice el filósofo J. Derrida:
“Era un hombre muy discreto, muy borroso, inaparente. La presencia de Celan era, como todo su ser y como todos sus gestos, de una extrema discreción, elíptica, borrosa. Eso explica, al menos en parte, que durante varios años no hubiéramos tenido intercambio. Fue después de un viaje que efectué a Berlín en 1968, respondiendo a una invitación de Peter Szondi[i], cuando conocí finalmente a Celan. Peter Szondi, que llegó a ser amigo mío, era gran amigo de Celan, y cuando al poco tiempo vino a París me presentó ante él. Como situación es curiosa, pero al fin me habían presentado a mi colega y habíamos charlado un poco. De ahí dataron una serie de encuentros siempre breves, silenciosos, tanto de su parte como de la mía. Intercambiábamos libros dedicados, algunas palabras y luego desaparecíamos. (...) Creí que en él había una parte de secreto, de silencio, de exigencia también, que hacía que tomara la palabra no indispensable, y sobre todo sin duda las palabras se intercambian en el curso de una colación. Al mismo tiempo, había en él algo más negativo. Supe por otras vías que a menudo estaba desanimado o colérico o de muy mal humor con respecto al entorno parisino. Tuvo, creo, una experiencia más bien desesperada de sus relaciones con muchos franceses, con universitarios e incluso con colegas poetas o traductores. Creo que fue muy difícil en el sentido de la exigencia y de la paciencia. No obstante, a través de ese silencio, mantenía entre nosotros una gran muestra de cariño y afecto que leí en sus dedicatorias. Se suicidó dos años después, creo. (...) La memoria de esos encuentros después de su muerte siguió trabajando, reinterpretándose, entrelazada con lo que oí decir de él, de su vida en París, de sus amigos y pretendidos amigos, de los conflictos de traducción y de interpretación que usted sabe. La imagen que viene a propósito de Celan es la de un meteoro, un destello de luz interrumpido, una suerte de cesura, un momento muy breve y que deja una estela que he intentado captar a través de sus textos”.
“Creo que Celan ensayó una marca, una firma singular que fue una contra-firma de la lengua alemana y al mismo tiempo algo que adviene a la lengua alemana -que adviene en los dos sentidos de este término: que se aproxima a la lengua alemana, que acude a ella, sin apropiársela, sin someterse a ella, sin entregarse a ella, pero al mismo tiempo haciendo que la escritura poética advenga, es decir sea un acontecimiento que marque la lengua. En todo caso es así como leo a Celan, cuando puedo leerlo, porque tengo mi problema con el alemán y con su lengua alemana. Me hallo muy lejos de estar seguro de poder leerlo del modo justo, pero lo que me parece es que toca a la lengua alemana a la vez con respecto al genio idiomático de la lengua alemana, pero también en el sentido en que la hace moverse, en que le deja una suerte de cicatriz, de marca, de herida. Modifica la lengua alemana, toca a la lengua pero, para tocarla, es necesario que la reconozca, no como su lengua, puesto que creo que la lengua nunca pertenece, sino como la lengua con la cual ha elegido expresarse, en el sentido justamente del debate, de Auseinandersetzung, de explicarse con la lengua alemana. Como usted sabe también, Celan era un gran traductor. Pues lo fue como muchos poetas que son traductores: sabía cuál era el riesgo y la apuesta de sus traducciones. No sólo tradujo del inglés, del ruso, etc., sino en el interior mismo del alemán, hizo una operación que se podría quizá sin mucho abuso comprender como una interpretación traductora. Es decir que en su alemán poético hay una lengua de partida y una lengua de llegada y cada poema es una suerte de nuevo idioma en el cual hace pasar la herencia de la lengua alemana. Es una paradoja que sea un poeta que no es de nacionalidad ni incluso de lengua materna alemana el que no sólo haya tenido que hacer esto, sino el que haya impuesto su firma en una lengua que no podía ser para él, aparentemente, otra que el alemán. ¿Cómo explicar que, traductor como fue de tantas lenguas europeas, el alemán haya sido el lugar privilegiado en el cual escribió, firmó su poesía, por más que en el interior del alemán hizo venir otro alemán, u otras lenguas u otras culturas, puesto que hay en su escritura una cruza, en un sentido casi genético, de culturas, de referencias, de memorias literarias bastante extraordinaria, siempre en la condensación mínima, en la cesura, la elipsis, la interrupción?”

Jaques Derrida






















Reseña biográfica
Poeta rumano de origen judío nacido en Chernovtsi en 1920.
Creció en un ambiente familiar donde se manejaron varios idiomas, razón por la cual habló fluidamente el rumano, el alemán, el ruso el francés y el hebreo. En 1938 inició estudios de medicina en Paris y al estallar la II Guerra mundial regresó a Rumania donde fue condenado a trabajos forzados mientras sus padres morían en un campo de concentración. Liberado por los rusos en 1944, trabajó inicialmente como traductor y editor en Bucarest y Viena, para radicarse definitivamente en Paris donde obtuvo en 1950 la Licenciatura en Filología y Literatura por "L'Ecole Normale Superieure". Más tarde adquirió la nacionalidad francesa.
Considerado como el más importante poeta en lengua alemana de la posguerra, alcanzó la fama desde la primera publicación surrealista "Amapola y memoria" en 1952, gracias al lenguaje innovador y a su perfecta sintaxis.
Tradujo entre otros, a Rimbaud, Mandelstam, Michaux, Char, Valéry y Pessoa.
En 1960 obtuvo el premio Georg Büchner, y a partir de 1965 fue internado varias veces en un asilo psiquiátrico donde escribió varios textos en hebreo.
Se quitó la vida arrojándose al Sena en 1970.
Tras la publicación de títulos como De umbral en umbral (1955), Rejas de lenguaje (1959) y La rosa de nadie (1963), esenciales dentro del conjunto de su obra, aparecieron Cambio de aliento (1967), Coacción luminosa (1970) y, póstumamente Finca del tiempo (1976), donde la condensación y el despojamiento verbal alcanzan sus más altas cotas. Destacan asimismo sus versiones de poesía francesa (Valéry, René Char), italiana (Ungaretti) y rusa (Esenin, Mandelstam) al alemán. En 1960 le fue concedido el prestigioso premio Georg Büchner de las letras alemanas.

domingo, 26 de octubre de 2008

Dos poemas de Osip Mandelstam
















Toma de mis manos para tu gozo...

Toma de mis manos para tu gozo
un poco de sol y de miel,
como nos ordenaron las abejas de Perséfone.

No soltar una barca a la deriva,
no sentir en la piel la sombra de una bota,
no vencer al dolor en esta vida dormida.

Sólo nos quedan los besos,
afelpados como abejitas

que mueren lejos de la colmena,
y que murmuran en la transparente espesura de la
noche,
su patria es el bosque dormido de Taigeto
y su alimento, el tiempo, la pulmonaria y la menta.

Toma para tu gozo mi regalo salvaje,
este feo y seco collar
de abejas muertas que convirtieron su miel en sol.

De Tristia y otros poemas (1920)













Me extravié en el cielo

Me extravié en el cielo.
Qué puedo hacer?
Quien esté cerca ¡conteste!
Sería mejor para ustedes hablar
De las vigorosas visiones dantescas.
No puedo separarme de la vida:
Aunque ella mate y acaricie,
En los oídos y en las cuencas de los ojos
Se posa la tristeza florentina.
No coloques, por favor, no coloques
Laurel amoroso en el whisky,
Mejor despedaza mi corazón
En trozos de sonidos azules.
Y cuando muera, este servidor,
Amigo en vida de todos los vivos,
Resonará en lo alto y profundo
Un eco celeste en el pecho.

Publicado inicialmente en El poder de la Palabra



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Biografía

Osip Mandelstam nació en Varsovia en 1891 y se inició como poeta militando en el movimiento “acmeísta”, –derivación del simbolismo ruso y reacción contra él–, pero evolucionó con el tiempo hacia posiciones muy personales, síntesis del simbolismo, el futurismo y el acmeísmo. Un poema contra Stalin le valió en 1934 un destierro a los Urales, donde intentó suicidarse, y tras varios años en Voronezh, en los que pudo continuar su producción en condiciones precarias, regresó para ser nuevamente arrestado en 1938 y condenado a cinco años de trabajos forzados.
Murió en un campo de trabajo cercano a Vladivostok el 27 de diciembre de 1938. La poesía de Mandelstam, considerado ya uno de los mayores poetas rusos del siglo, fue milagrosamente conservada por Nadiezhda, su mujer, autora de dos libros: Contra toda esperanza y Libro segundo, en los que cuenta las trágicas experiencias que vivió con el poeta durante los años del terror. Mandelstam fue también un gran prosista. Coloquio sobre Dante, prueba de su conocimiento de la Divina Comedia, la cual citaba de memoria cuando aún no había descendido él mismo al infierno de Stalin.

Libros publicados

Poesía

-La piedra, 1913
-Tristia, 1922
-Cuadernos de Moscú, 1930-1935
-Cuadernos de Voronezh, 1935-37


Prosa

-El rumor del tiempo
-La cuarta prosa
-Viaje a Armenia
-De la poesía
-Coloquio sobre Dante