Conocí hace unos días a Juan Felipe Guzmán, en un pasillo de facultad. Me lo presentó un profesor amigo, sin sospechar que cuando dos extranjeros se ponen a conversar sobre las estancias, pueden extenuar incluso a las paredes. De conversaciones íntimas como esas, nace la convicción de que sólo la hospitalidad puede dar cobijo a la soledad del viajero. Ojalá que este espacio sea otra forma de alojar a esos moradores que también viajan con su poesía.
A.B.
La segunda vez
Todos tomarán un camino
Llegando el sol en cenit
podrán tomar unas delicadas manos
las propias si no hay nadie cerca
contarán hasta diez y aparecerá su sombra
El tránsito del astro dará de qué hablar
Por segunda vez en los telediarios
Todos tomarán un camino
Llegando el sol en cenit
podrán tomar unas delicadas manos
las propias si no hay nadie cerca
contarán hasta diez y aparecerá su sombra
El tránsito del astro dará de qué hablar
Por segunda vez en los telediarios
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Cabalgan los cuerpos
Cabalgan los cuerpos en la sombra de la pared
el reflejo se ha caído de pronto,
los cuerpos desnudos se han juntado de nuevo a platicar
y los sonidos fueron de nuevo fundados
la historia de la humanidad
recorrió de nuevo lo que hasta ahora
con todas sus guerras y conquistas.
La palabra ha tomado de nuevo el oído,
el tacto se presume de nuevo luz
y los ojos han pasado a un plano
-------en donde el ver so-lo requiere un poco de espacio.
Cabalgan los cuerpos en la sombra de la pared
el reflejo se ha caído de pronto,
los cuerpos desnudos se han juntado de nuevo a platicar
y los sonidos fueron de nuevo fundados
la historia de la humanidad
recorrió de nuevo lo que hasta ahora
con todas sus guerras y conquistas.
La palabra ha tomado de nuevo el oído,
el tacto se presume de nuevo luz
y los ojos han pasado a un plano
-------en donde el ver so-lo requiere un poco de espacio.
Juan Felipe Guzmán, poeta y realizador mexicano.
7 comentarios:
Si, ese sencillo estudiante mexicano, súbito enigma que emerge en mi vida una tarde de lluvia en el Cabanyal, apunta con su verso a la nuca de lo real, disloca las castradoras estrategias del tedio o la estulticia para distraernos de lo suficiente y nos deviene en poesía con una autenticidad y creatividad que salta de la brevedad intensa del haiku a la espectral canción de los cuerpos al galope.
Bueno, es para nuestra suerte, otra descentrada e interesante poética a acompañar.
Vuestra extranjería es a mi orfandad lo que mi lectura a vuestra obra: afinidad involuntaria, reencuentro, trocha.
Un abrazote, Arturo.
Si, ese sencillo estudiante mexicano, súbito enigma que emerge en mi vida una tarde de lluvia en el Cabanyal, apunta con su verso a la nuca de lo real, disloca las castradoras estrategias del tedio o la estulticia para distraernos de lo suficiente y nos deviene en poesía con una autenticidad y creatividad que salta de la brevedad intensa del haiku a la espectral canción de los cuerpos al galope.
Bueno, es para nuestra suerte, otra descentrada e interesante poética a acompañar.
Vuestra extranjería es a mi orfandad lo que mi lectura a vuestra obra: afinidad involuntaria, reencuentro, trocha.
Un abrazote, Arturo.
Hoy Víktor te multiplicás. Es que la poesía (al igual que la amistad) tiene sus momentos oceánicos. Así es como nos reencontramos con este poeta mexicano, que irrumpe así un día de lluvia y deja sus poemas recordando los climas de lo real: no sólo la sombra del sol, sino también su calidez, hecha regazo.
Y bien podrían haber sido los haikus los publicados aquí. En cualquier caso, movimiento incipiente del encuentro con esos otros que están ahí, dispersos por mundos diaspóricos, asomados a la escritura.
Gracias a vos por acompañar a este y otros tantos poetas, por tu trabajo casi arqueológico, a raíz de tu empeño por lo subterráneo.
Afinidad involuntaria, decís. Así empezó todo ésto, aunque a esta altura, debo decir que lo casual devino causal. En ese devenir, la voluntad celebra los mutuos encuentros.
Un fuerte abrazo (por doble partida hoy),
Arturo
Hola
Aqui la hormiga poética que se une a la lectura y a la bienvenida de este poeta Méxicano.
La poesía no tiene fronteras, así debería ser con todo lo demás.
Y gracias por acogerme en el blog.
Un saludo
Pues para ser hormiga, bastante andas Lola. Tal como decís, ojalá las fronteras no existieran; a pesar nuestro, seguirán estando por mucho tiempo. Lamentablemente, las fronteras suelen estar también dentro y eso daña las geografías del encuentro.
Gracias entonces en nombre de Juan por el "paso".
Un saludo de lunes,
Arturo
Qué bueno poder leer a Juan Felipe hace unos días, aunque recién ahora dejo unas líneas para este viajero mexicano. También abrazo esa extranjería que es mía, que es la de todos de alguna manera.
Gracias Arturo por dar cabida a estas letras y un abrazo para el poeta.
Laura.
Qué te voy a decir Laura de la extranjería... aunque desde luego, pienso que cada vez hay más sedentarismo -por más que se viaje-. Algo así señala Marc Augé en "EL viaje imposible": cada vez viajar se hace una experiencia imposible, en cuanto se busca lo que ya se conoce, se reencuentra lo que ya se tiene.
Me interesa muy poco este tipo de viaje donde no hay extrañeza, ni sensibilidad a la alteridad. Más bien, prepotencia del yo, prepotencia étnica también, arrogancia del que se erige en sujeto soberano desde el que pretender dominar las diferencias.
Ante ello, la humildad receptiva de poetas como Juan.
Gracias por tu paso y un abrazo fuerte,
Arturo
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