domingo, 10 de mayo de 2009

Tres poemas de Eduardo Milán

"La poesía es una cantidad considerable de pérdida. Trabajar con la pérdida es lo más difícil que hay. Hay que pararse ante los oidores –raros los escuchas, empalidecen de raros- y decir: «La poesía es pérdida. ¿Quieres perder?» El que queda te lee”.

“Toda escritura nace de una herida que nunca cicatriza
porque su abertura es la posibilidad de la escritura”.

Eduardo Milán
















hora de decir
no con los dedos
hora de decir
tartamudeó el habla

sonó, cortó el desierto
hora cortada
desierto paró, que lo parió la hora

arena, que negó la parte





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-el extranjero que parte a extranjero

llega a sí

mismo, nuez

inmóvil –vuelta al mundo

-por la mitad
ambas cuencas de la cáscara

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poema medio hecho espera afuera
no se emplea a fondo, a armarse a sí mismo
para un porvenir que resistirá, es necesario
una revolución, quizás, por aquí, por allá
aquí –tantea, tantea
pasa un olímpico con el encendido
al mismo tiempo pero en otro-
tanta cinismo, nieve completa, copó
los amplios espacios sin afecto
donde, adentro, ahí, se redacta la letra de cambio
el cambio de letra de la especie oso
ella se lleva entre las patas a la otra hacia abajo
-asómate a la rincona
verás que sube un aire medio cómplice, apagado
de los extinguidos de hoy en día
o que por ese camino van-
mientras tanto pega con las mismas en el vidrio, quiere entrar.

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Para más poemas, aquí; para acceder a entrevista, aquí.

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Eduardo Milán nace en Rivera, Uruguay, en 1952. Desde 1979 reside en México, una vez abandona su país natal para alejarse de la persecución política de los regímenes militares que gobernaron Uruguay entre 1972 y 1985. En 1997 obtuvo el importante Premio de Poesía Aguascalientes.

Ha publicado una docena de libros de poesía: Estación, estaciones (Banda oriental, Montevideo,1975), Esto es (1978), Nervadura (Ediciones del Mall, Barcelona, 1985), Cuatro poemas (1990), Errar ((El Tucán de Virginia, México, 1993), La vida mantis (El Tucán de Virginia, México, 1993), Nivel medio verdadero de las aguas que se besan (Ave del paraíso, Madrid, 1994), Algo bello que nosotros conservamos (Vitoria, México, 1995), Circa 1994 (Práctica mortal, México, 1996), Son de mi padre (Ediciones Arlequín, México, 1996), Alegrial (Ave del paraíso, Madrid, 1997), Razón de amor y acto de fe (Visor, Madrid, 2001), Querencia, gracia y otros poemas (Galaxia Gutemberg, Barcelona, 2003), Acción que en un momento creí gracia (Igitur, Tarragona, 2005) e Indice al sistema de arrase (Baile del Sol, Canarias, 2007).

Su labor como crítico literario se vincula a revistas como «Vuelta», dirigida por Octavio Paz y ha participado como antólogo en varios proyectos, incluyendo el libro colectivo Pulir Huesos de Ediciones Hidalgo.

Como ensayista ha publicado los libros Una cierta mirada (UAM, México, 1989), Insistencias sobre el presente poético (Luz azul, México,1994, 2004), Justificación material (FCE, México, 2004) y Resistir (Fondo de Cultura Económica, México, 2004), entre otros.

viernes, 8 de mayo de 2009

Lectura de poemas en Refugi Obert






















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(Para visualizar mejor la información, pulsa sobre el cartel informativo).






















Durante la Guerra Civil, Valencia, capital de la II República desde noviembre de 1936 a octubre de 1937, fue bombardeada desde el mar y desde el aire. Las incursiones de la aviación legionaria italiana, procedente de las Baleares, tuvieron lugar casi desde el principio de la contienda. Cuenta Hemingway, en su reportaje Los italianos en la guerra:
«Los grandes aviones italianos de bombardeo invierten menos de dieciséis minutos en llegar sobre el puerto de Valencia desde que salen de su base de Mallorca. Al minuto y medio de haber sido vistos se encuentran ya sobre el centro de la ciudad. En ese tiempo, han podido lanzar toda su carga y escapar. No hay posibilidad de utilizar los cazas. Por eso, a los italianos les gusta bombardear Valencia.»
En cuanto a los bombardeos navales, el primero tuvo lugar en enero de 1937, y afectó al puerto y a los Poblados Marítimos de Nazaret y el Cabañal.
Se calcula que, en conjunto, Valencia sufrió 442 bombardeos, con un resultado de 925 muertos, 2831 heridos y 930 edificios destruidos. Especialmente virulentos fueron los ataques del 15 de marzo de 1937, registrados a plena luz del día y en el centro de la ciudad, con el resultado de 33 muertos y numerosos heridos. O los del 6 y el 26 de enero de 1938, sin otro objetivo militar que golpear calles céntricas, como la plaza de Emilio Castelar, hoy del Ayuntamiento, o la calle de La Paz, con más de 125 muertos y unos 200 heridos.

domingo, 26 de abril de 2009

Dos poemas de José Lezama Lima

"La imagen es la realidad del mundo invisible”.
José Lezama Lima
























Lo inaudible
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Es inaudible,
no podremos saber si las hojas
se acumulan y suenan al encaramarse
la mirona lagartija sobre la hoja.
Nos roza la frente
y creemos que es un pañuelo
que nos está tapando los ojos.
El oro caminaba
después hacia la hoja
y la hoja iba hacia la casa
vacía del otoño, donde lo inaudible
se abrazaba con lo invisible
en un silencioso gesto de júbilo.
Lo inaudible
gustaba del vuelo de las hojas,
reposaba entre el árbol inmóvil
y el río de móvil memoria.
Mientras lo inaudible lograba
su reino, la casa oscilaba,
pero su interior permanecía intocable.
De pronto, una chispa
se unió a lo inaudible
y comenzó a arder escondido
debajo del sonido facetado del espejo.
La casa recuperó su movilidad
y comenzó de nuevo a navegar.





















Rueda el cielo

Rueda el cielo -que no concuerde
su intento y el grácil tiempo-
a recorrer la posesión del clavel
sobre la nuca más fría
de ese alto imperio de siglos.
Rueda el cielo -el aliento le corona
de agua mansa en palacios
silenciosos sobre el río
a decir su imagen clara.
Su imagen clara.

Va el cielo a presumir
-los mastines desvelados contra el viento-
de un aroma aconsejado.
Rueda el cielo
sobre ese aroma agolpado
en las ventanas,
como una oscura potencia
desviada a nuevas tierras.
Rueda el cielo
sobre la extraña flor de este cielo,
de esta flor,
única cárcel:
corona sin ruido.







Obra de Lezama Lima

Muerte de Narciso (poesía)
Juego de las decapitaciones (cuentos)
Patio morado (cuentos)
Coloquio con Juan Ramón Jiménez
Enemigo Rumor (poesía)
Aventuras Sigilosas (poesía)

La Fijeza (poesía)
Arístides Fernández (ensayos)
Analecta del Reloj (ensayos)
La expresión americana (ensayos)
Tratados en La Habana (ensayos)
Dador (poesía)
Antología de la poesía cubana
Órbita de Lezama Lima
Paradiso (novela)
Los grandes todos
Posible imagen de Lezama Lima
Esfera imagen. Sierpe de Don Luis de Góngora
Las imágenes posibles (ensayos)
Poesía Completa
La cantidad hechizada (ensayos)
Introducción a los vasos órficos
Las eras imaginarias (ensayos)
Obras completas
Oppiano Licario (novela inconclusa)

Fragmentos a su imán (poesía)
La Casa de Alibi (poesía)

jueves, 23 de abril de 2009

Presentación del poemario "Efectos secundarios", Antonio Martínez


Más información, aquí


(Si quieres visualizar mejor la información o los poemas,
pincha sobre las imágenes).

jueves, 9 de abril de 2009

Tres poemas - Arturo Borra




Casi todo

Más tarde supe: sobra
casi todo.

Esta escritura sobrante
sobrevive como una especie
que agoniza. No sé qué lenguaje apagado
invoca. En una grieta
me asomo hasta las últimas luces
y nada veo.

Sólo el desierto es consistente.


























Ceguera

No es que las cosas sean transparentes
y la mirada turbia
tapara lo que reposa en su espera
desde el fondo del tiempo.

La ceguera es anatomía de la mirada
y sin embargo
hay resquicios de luz que no sucumben
en los trayectos de lo imperceptible.

Se mira desde el fragmento; se ensaya
en la penumbra.


























Miel imposible

En todo anhelo hay
enjambres ávidos de una miel
imposible.

La colmena desafía
ese batir ciego que poliniza
el desierto.


domingo, 5 de abril de 2009

«La piedra de Jericó» -Tarek William Saab

Para Quique, que tiró esta piedra, rescatando de lo que nos resulta desconocido
un poeta que también "lanza piedras a la noche".
A.B.
















1

Reclinamos las armas para orar
por un momento
---------------------dominios
en una tierra áspera
Un mapa destruido
En los inviernos
Impidió ejercer la piedad
El final fue abolir todo destierro
ser una lluvia
-----------------o una carpa
estrellada
------------en la medianoche

2

En la cima
el martirio es un cielo
--------------rodeado de alambradas y púas
cerca pasa un río
invisible
bajo el lodo aparecen
--------------------------casas pintadas
que los pájaros lucen

3

Galopar en un caballito de mar
la inclemencia cabalga su desdicha
como una música de árboles rotos
meciéndose dentro de las aguas
fuimos litoral
-----------------pozo
de piedras
que nos conmueve y
traiciona




4

Asomado a la ventana
Entreví en el fango los cuerpos maltrechos
los restos del ganado
el arcoiris
el portal
algún juguete flotando sin dueño
Las casas suspendidas en el aire
los destellos y
el surco de un río que en silencio
nos reintegra
----------------invictos al sueño

5

“No elegimos el precipicio
esta sabana blanca de rocas colgantes
amanecimos en una estación doliente
con el peso de la montaña en mis ojos
------------------yo corría por el puerto
y vi a mis padres pasar en un cajón negro
aún sin entender
lancé pañuelos a su paso…”

6

Con inteligencia otro perdón
concluye en la resistencia
el fuego libera la debacle
e inventa al rocío
Morir en la fe es nuestra ley
--------------mi
------------------reparo
---------------------------absolutorio




7

Por qué nacimos
vamos aventados de un lugar
a otro
por dentro son astros y no ciclos
en la errancia
Una heredad
nos mantiene intactos
invencibles
asombrando a los árboles
por esta voluntad infinita de vivir

8

Nadie regresa
El viento sólo alzando harapos calcinados
algún navío hundido en la cólera
trae restos de banderas
Los ciervos queman -----lejos
sus hazañas en las vacas de un campo
olvidado
no hay granos ni
lamentos en el frío
Sólo un niño aterido en los tejados
lanza piedras
----------------a la noche


Tarek William Saab


Nació en El Tigre, estado de Anzoátegui (Venezuela) del que actualmente es gobernador. Poeta de ascendencia libanesa, abogado y activista político fue dirigente estudiantil de 1976 a 1983 y parlamentario de 1999 a 2004. Presidió la comisión de Cultura del Congreso, la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Constituyente y la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional.

Ha publicado Los ríos de la ira (1987), El hacha de los santos (1992), Al era (1994), Ángel caído ángel (1994-1998), Cielo a media asta (con ediciones en Venezuela, Argentina y Cuba), Cuando pasen las carretas (2004) y Los niños del infortunio. Memorias de la misión médica cubana en Pakistán (2006).

domingo, 29 de marzo de 2009

«Oración al levantarse» - Julio Eutiquio Sarabia
























Ven con las clamorosas sentencias del augur
y apacigua la cólera ciega de los pájaros.
Ven en el caballo bruñido que desciende a plomo
e ilumina mis axilas con el aroma de la menta.
Ven al modo del terciopelo que provee la lluvia
en los tejados mohosos de Cuetzalan.

Ven en días como éste
–ayuno de los dones: abstemio transito de norte a sur, oscuro
en los hoteles–,
marzo aunque sea en el relincho de las hordas
e induce el embeleso en el aura de las potestades.

Arriba en el sostenido bemol que adviene con la niebla
e introduce oscuras variantes en la melodía.
Arropa al peregrino que soy en tus rodillas: arrópalo,
Erinia, en la hora funesta de las persecuciones.

No dejes que la impostura arroje sobre mí sus salivosas
piedras
ni extraigas lecciones morales de semejantes anatemas o
monadas.
No calles si suplico el fuego piadoso de tus labios
ni consientas que peregrine en busca de los sitios culpables de
la furia.

Despójame de los fastos y el tósigo mantén a la distancia.
Cura mis oídos y aparta de mi boca locuaces silogismos.
Danza en la superficie luminosa que anuncia ya Kashima.
El tenue sentido del mundo proviene del aroma cuando bailas.
(Hojas verdes humean en la naciente pira
mientras escucho, en tus tobillos, el tintineo perturbado del
orfebre.)

























Otrora mis dientes cazaban en tu cuello
y susurros vertían en mordiscos temibles
cuyas manchas de almendra rememoro
porque un pañuelo después surgía con signos de extrañeza.

El rondador de riendas sin caballo que soy
–converso, humo por heraldo, rechifla por galope–
aguarda la tinta indeleble de tus días menstruales.

Muchas lunas de marea alta contemplan el hermético cielo de
tu sexo,
el eminente paisaje que arrebató la voz a los patriarcas
y los mantuvo, atónitos, en un cruce de caminos.

Tizne ancestral llevo por dentro
y tatuado el corazón con una estrella.











Biografía

Estudió la carrera de Lingüística y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.
Es escritor de los libros Cerca de la Orilla publicado por la Universidad Autónoma de Puebla (1993), En el país de la lluvia, de Fondo de Cultura Económica (1999), Mudar de Vida, coeditado por la BUAP y Luna Arena. (2003) y Tesitura, de Monte Carmelo (2008).
Recibió el premio José Fuentes Mares por Cerca de la orilla en 1994.
Participó en Ala impar: 20 años de poesía en Puebla y Pulir Huesos, Galaxia Gutenberg.
También publicó su trabajo en revistas como Biblioteca de México, Casa del Tiempo, Luvina y La Gaceta del Fondo de Cultura Económica. Actualmente, es subdirector de la revista Crítica de Puebla.

"En la poética de Julio Eutiquio Sarabia un ritmo tenso aloja un decir que no concede otra posibilidad que su estar dicho de ese modo. Una fidelidad a la transmisión estética del poema como memoria de una forma que hubiera sobrevivido a toda puesta en crisis sostiene una visión poética totavía aurática sometida por salud a una operación levemente irónica: el procedimiento toca la situación poética o el léxico utilizado pero no llega al cuestionamiento de la forma. Lo que podría atraer esta operación de conservación formal -la nostalgia por un tiempo pasado siempre mejor- no sobreviene: Sarabia juega en presente, su tiempo es éste, su poesía gana o pierde aquí su batalla por la forma".

Eduardo Milán, en Pulir Huesos, Galaxia Gutenberg, España, 2008, p. 36.

Más sobre el autor, aquí.