“Creo que el escritor debe escribir contra todo lo que se ha escrito antes de él”.
Francis Ponge
A pesar de las resonancias objetivistas y realistas que suelen atribuírsele a este texto de Ponge, su escritura más bien nos incita a reinventar la mirada, entregarnos al impulso íntimo de las cosas, al mundo mudo del que somos parte. En una época que celebra el solipcismo radical, que convierte al sujeto en soberano y se desentiende de la materialidad sangrante de las cosas, el retorno a ese mundo no es llamado a desconocer las palabras, sino a resituarlas en su vínculo conflictivo con algo que las rebasa.
Reformulando la célebre frase de Husserl, el lenguaje es siempre lenguaje de algo. No porque no necesitemos seguir reflexionando, sino porque necesitamos asimismo el movimiento que nos lleva más allá de nosotros mismos, para reencontrar la experiencia de lo que se resiste, para no dejarnos vencer por los esquematismos, para recuperar la libertad de percibir desde otro horizonte las mismas cosas (quizás). No por azar Ponge declaraba que su trabajo "...es una continua rectificación en favor del objeto en bruto». No porque alguna vez pudiéramos acceder despojados de nuestro horizonte de prejuicios y tradiciones interpretativas, sino porque en su tensión irreductible tal vez alguna vez podamos ponerlo en crisis.
Puede que esa crisis sea la condición para abrirnos al dolor del mundo, luchar contra la voluntad de dominio sobre las cosas, reconstruir la promesa de una coexistencia sin vasallajes, dando una voz al mundo mudo.
A.B.
La presencia de los objetos, su evidencia concreta, su espesor, sus tres dimensiones, su lado palpable, indudable, su existencia de la que estoy más seguro que de la mía, todo eso es mi única razón de ser, mi pretexto propiamente dicho; y la variedad de las cosas es en realidad lo que me construye.
Francis Ponge y Jaques Derrida
Su infierno es de otra índole
La fauna se mueve, mientras que la flora se despliega a la vista.
Toda una especie de seres animados está directamente asumida por el suelo.
Tienen en el mundo su puesto asegurado, así como deben a la antigüedad su decoración.
Diferentes en esto a sus hermanos vagabundos, no son sobreañadidos al mundo, importunos al suelo. No vagan en busca de un lugar para morir, aunque sus restos, como los de los otros, sean absorbidos por la tierra cuidadosamente.
No hay ninguna preocupación alimenticia o domiciliaria en ellos, ningún entre-devorarse: no hay terrores ni carreras dementes, ni crueldades ni quejas ni gritos ni palabras. No son los cuerpos segundos de la agitación, de la fiebre y del crimen.
Desde su aparición a la luz, tienen casa propia en la calle o en el camino. Sin preocupación alguna por los vecinos, no entran los unos en los otros por la vía de la absorción. No salen los unos de los otros por gestación.
Mueren por desecación y caída al suelo o, más bien, por hundimiento sobre su mismo lugar; raras veces por corrupción.
Su infierno es de otra índole.
No tienen voz. Son, poco más o menos, paralíticos. No pueden llamar la atención sino por sus poses. No dan la impresión de conocer los dolores de la no-justificación. Pero no podrían, de ningún modo, escapar de esta obsesión por la fuga, o creer escapar de ella, con la embriaguez de la velocidad. No hay más movimiento en ellos que la extensión. Ningún gesto, ningún pensamiento, tal vez ningún deseo, ninguna intención poseen que no culmine en un monstruoso acrecentamiento de su cuerpo, en una irremediable excrecencia.
En la primavera, cuando, cansados de contenerse y no soportándolo más, dejan escapar una oleada, un vómito de verde, y creen entonar un cántico variado, salir de sí mismos, extenderse a toda la naturaleza, abrazarla, no logran todavía más que, por millares de ejemplares, la misma nota, la misma palabra, la misma hoja.
No se puede salir del árbol por los medios del árbol.
De esta manera, entonces, una masa amorfa eructando fue deslizada para nosotros en el horno estelar, donde, endureciéndose, se plasmó en valles, crestas, ondulaciones, grietas…Y desde entonces todos estos planos claramente articulados, todas estas losas delgadas donde la luz con aplicación tiende sus fuegos –sin un vistazo a la blandura innoble subyacente.
Ese frío y descuidado subsuelo que llamamos miga tiene un tejido similar al de las esponjas; ahí, hojas y flores son como hermanas siamesas unidas por todos los codos a la vez. Cuando el pan se seca, sus flores se marchitan y se encogen: se separan las unas de las otras, y la masa se puede desmenuzar.
Pero cortémosla acá: porque el pan en nuestra boca debe ser menos objeto de respeto que de consumo.
«Taller para poemas inexplicables»
Nada más banal que lo que me ocurre, ni más simple que la solución del problema que se me plantea.
Mi pequeño libro: De parte de las cosas, que apareció hace casi seis años, dio lugar desde entonces a un determinado número de artículos críticos – en general bastante favorables – que hicieron conocer mi nombre en algunos círculos incluso más allá de las fronteras de Francia.
Aun cuando los textos muy breves de los que se compone ese ínfimo conjunto no contienen explícitamente ninguna tesis filosófica, moral, estética, política o de otro tipo, la mayoría de los comentaristas brindaron interpretaciones derivadas de esas diversas disciplinas.
(...)
Sidi-Madani, sábado 10 de enero de 1948.
“Dirigiéndome a los poetas, dice Sócrates, examiné las obras suyas que me parecieron mejor trabajadas, y les pregunté lo que querían decir, y cuál era su objeto, para que me sirvieran de instrucción. Pudor tengo, atenienses, en deciros la verdad; pero no hay remedio, es preciso decirla. No hubo uno de todos los que estaban presentes, incluidos los mismos autores, que supiese hablar ni dar razón de sus poemas. Conocí desde luego que no es la sabiduría la que guía a los poetas, sino ciertos movimientos de la naturaleza y un entusiasmo semejante al de los profetas y adivinos; que todos dicen muy buenas cosas, sin comprender nada de lo que dicen. Los poetas me parecieron estar en este caso; y al mismo tiempo me convencí que a título de poetas se creían los más sabios en todas las materias, si bien nada entendían. Los dejé, pues, persuadido de que era yo superior a ellos…
…En fin, fui en busca de los artistas. Estaba bien convencido de que yo nada entendía de su profesión, que los encontraría muy capaces de hacer muy buenas cosas, y en esto no podía engañarme. Sabían cosas que yo ignoraba, y en esto eran ellos más sabios que yo. Pero, atenienses, los más entendidos entre ellos me parecieron incurrir en el mismo defecto que los poetas, porque no hallé uno que, a título de ser buen artista, no se creyese muy capaz y muy instruido en las más grandes cosas; y esta extravagancia quitaba todo el mérito a su habilidad. Me pregunté, pues, a mí mismo… si querría más ser tal como soy sin la habilidad de estas gentes, e igualmente sin su ignorancia, o bien tener una y la otra y ser como ellos, y me respondí a mí mismo… que era mejor para mí ser como soy.” (...)
¿Qué extraemos de lo precedente, si no (con el debido respeto) cierta estupidez de Sócrates? ¿Qué idea es esa de preguntarle a un poeta lo que quiso decir? ¿No es acaso evidente que si él es el único que no puede explicarlo es porque no puede decirlo de otra manera que como lo ha dicho (y que si no, lo habría dicho de un modo diferente)?
Y de allí deduzco también la certidumbre de la inferioridad de Sócrates con respecto a los poetas y a los artistas – y no su superioridad.
Porque si Sócrates en efecto es sabio en la medida en que conoce su ignorancia y solamente sabe que no sabe nada, y en efecto Sócrates no sabe nada (salvo esto), el poeta y el artista saben en cambio por lo menos lo que han expresado en sus obras mejor trabajadas.
Lo saben mejor que aquellos que lo pueden explicar (o pretenden hacerlo), porque lo saben en sus propios términos. Por otra parte, todo el mundo lo aprende en esos términos y lo retiene fácilmente en la memoria.
En seguida obtendremos de esto varias consecuencias (o ideas consecutivas). Pero tenemos que confesar primero que en efecto los poetas y los artistas abandonan muy a menudo su felicidad y su sabiduría, creen poder explicar sus poemas y creen también que su habilidad en esa técnica los hace aptos para intervenir en otras clases de problemas, lo que de ningún modo sucede fatalmente.
Que no se espere de mí semejante presunción. Cualquiera es más capaz que yo para explicar mis poemas. Y evidentemente soy el único que no puede hacerlo.
¿Pero acaso el hecho de que un poema no pueda ser explicado por su autor, antes que una vergüenza para el poema y su autor, no contribuye por el contrario a su gloria?
Y por cierto que tal vez lo único que sería una vergüenza para mí es que otro diga mejor que yo lo que quise decir y me persuada por ejemplo de un defecto (de una carencia) o por el contrario de una redundancia, que hubiese podido evitar. Por mi parte, corregiría de inmediato ese error, ya que la perfección del poema ciertamente me importa más que cualquier sentimiento de mi propia infalibilidad.
Pero finalmente, ¿acaso podría decirse que un poema que no puede ser explicado de ninguna manera es por definición un poema perfecto?
No. Hacen falta además otras cualidades, y quizá solamente una cualidad. Tal vez Sócrates no era tan estúpido como nos parecía al principio. ¿No tuvo acaso de alguna manera la idea de pedir que le explicaran un poema que llevara su evidencia consigo…? (Pero, ¿se lo llamaría todavía poema?…)
Sidi-Madani, sábado 31 de enero de 1948.
PLAN. - Poemas, que no se explican (Sócrates).
Superioridad de los poetas sobre los filósofos:
a) (no sé muy bien si tengo razón en emplear la palabra poeta),
b) (superioridad en tanto que no se creen superiores en nada más que en su poesía).
Sobre la evidencia poética. Evidentemente, debe ponerse en tela de juicio. Ése es el riesgo. Conocimiento poético (poesía y verdad).
De lo particular a lo común.
(Inclusión del humor: grandes juegos de palabras.)
Dos cosas llevan a la verdad:
la acción (la ciencia, el método), la poesía (a la mierda esa palabra);
¿la calificación?
- la constatación de relaciones de expresión.
Si defino a una mariposa como pétalo superfetatorio, ¿qué es más verdadero?
Poemas, que no se explican:
1º Poemas-poemas: porque no son lógicos. Objetos.
2º Poemas-fórmulas: más claros, impactantes, decisivos que cualquier explicación.
Superioridad de los poetas sobre los filósofos:
saben lo que expresan en sus propios términos.
De lo particular a lo común:
lo particular en el mundo exterior;
una retórica por objeto;
todo lenguaje tiende siempre al proverbio.
Sidi-Madani, martes 3 de febrero de 1948, de noche (1).
17 comentarios:
¡Uf! ¡Cuántas cosas! Ponge, para empezar. Es un autor al que me llevó tiempo acercarme, quizás por la lengua, pero como lo muestras aquí, su trabajo poético es tan evidente como puede parecer insólito. Observar los objetos en su intimidad, como un pintor o un escultor, sólo que con las palabras, minuciosa y metódicamente. Nada más. Como lo dices de entrada : "su escritura nos incita a reinventar la mirada", a descubrir la belleza y la naturaleza profunda de las cosas y ese "vínculo conflictivo" que nos reúne. Ojalá nos dirigiéramos a esa "coexistencia sin vasallajes" gracias a la obra de poeta como Ponge.
Resulta muy graciosa la foto de Ponge con Derrida al leer el texto de Ponge acerca de Sócrates. Es muy probable que Ponge leyera más filosofía de lo que parece admitir. Y basta con leer a Derrida para darse cuenta de la contaminación perpetua entre las dos y de la permeable frontera. Pero, en lo personal, me quedo con la poesía.
Muy bello poema sobre las plantas, Ponge intuye que las plantas son animales extremadamente lentos.
Como de costumbre, me voy menos (y más) ignorante que hace un rato. Gracias. Amistades.
Me encanta, me inspira, me alimenta, siento una sensación extraña al encontrar este espacio fascinante e interesante en lo estetico como en su contenido... que sigan las publicaciones...siempre pendiente..saludos mariaester
"La superficie del pan es maravillosa en principio a causa de esa impresión casi panorámica que ofrece:"
Arturo:
llego a Ponge desde Miguel Casado, y retomo desde tu relectura ese encuentro sin àpice de desencanto, más bien el asombro, el estupor, la feraz alegría crece porque es una poética y son unos textos que no agotan las visitas, sean por semanas o por años de espaciamiento.
Francis Ponge, acertó al decir "Hay que tomar partido por las cosas". Ea, eso es valiente y autoexigente, por las cosas en bruto, desarraigadas de la conveniencia mediática, desligadas del utilitarismo visual, propagandístico o mercantil. Una anarquía antecede, al mirar, y lo hospeda en el no-lugar de la poesía. Porque se es poeta más allá y todavía, por lo no escrito, por la simple existencia dada, recibida, en fuga y en mezcla con los otros y la otredad, con lo imposible y con lo más posible.
Con Ponge no solo las cosas sino las palabras que las nombran tienen la autoridad moral de lo libre, de lo genuino, de lo en proceso de diálogo o insurrección. ¿Insurrección?.
Si, palabra y cosa, sin disolución ya, se desprenderán del amo que las re-cita, así como del niño y del anciano que las (re)cubren o descubren, con la generosidad y curioso talento de la inocencia voluntaria.
Qué buenos textos escogiste, Arturo.
Un abrazote
Víktor
Estupendo, hace unos dias recordaba un texto de el (la papa) y ahora llego aqui y hallo fragmentos.
un saludo.
Querido Leonardo, Ponge es de esos autores que invitan a pensar, no sólo con él, sino también contra él. En su escritura, contradictoria en muchos pasajes, hay suficiente riqueza para internarse.
En este tiempo en el que hay una llamativa inflación del sujeto, un sobredimensionamiento de sus poderes e incluso un culto a su agresiva voluntad de dominio, defender las cosas, a pesar del equívoco dualista al que da lugar, es un recordatorio del riesgo de esa inflación.
Habría más bien que tomar partido por la tensión, por la imposibilidad de construir una frontera fija entre sujeto y objeto, y demás. El dualismo metafísico es en parte responsable de esa razón técnica que subyuga lo real -cosificándolo.
Pero Ponge, como cualquier escritor o poeta que desborda su campo de ceguera, nos lleva más allá de su creencia. Ayuda a pensar otra coexistencia.
En cuanto a la lectura de Ponge sobre Sócrates es realmente graciosa. (En estos días estoy buscando "Signeponge" de Derrida, libro que me interesa). especialmente.
En cualquier caso, amigo, las "cosas" en su sentido de "res", de ser, están ahí: somos parte de ellas, como respiración, como latido. Y si hay algo hermoso de la poesía es eso: que nos ayuda a irnos siempre menos competentes, siempre más sabedores de nuestro desconocimiento.
Gracias por pasarte con tanta entrega.
Un fuerte abrazo,
Arturo
María Ester, bienvenida a este espacio y mil gracias por compartir tu experiencia de lectura y por enviar tu aliento.
Si algo hermoso tiene la blogósfera es poder conectar vidas a distancia, para compartir aquello que vamos encontrando en el camino.
Va un cálido saludo desde España,
Arturo
Querido Víktor, el libro de Miguel Casado, "La experiencia de lo extranjero" es interesantísimo. El ensayo sobre Ponge es sobresaliente y es una excelente entrada para Ponge, difícil en su tentativa.
Ya hay demasiado desencanto para sumarse; no es que haya un retorno inocente a las cosas, pero al final, ¿cómo no comprometerse en la mirada del asombro, en dar la vuelta al estupor para reencontrar la promesa?
Como le decía a Leonardo, volver a Ponge en esta época es una forma de recordar que no-todo-es-sujeto, quiero decir: que hay algo más allá del solipcismo.
De algún modo, esas "cosas en bruto", aunque inaccesibles, son una exigencia crítica: poetizar contra lo poetizado; sacudirse las capas de sentido -aunque al final haya nada- para crear un nuevo sentido de las cosas. Hay algo de paradójico en todo ésto, pero al final, el pensamiento necesita paradojas para crecer.
Y, si se quiere, hay insumisión en Ponge justamente porque quiere avanzar contra lo ya-dicho. Porque no se conforma con el autoencierro y no se conforma con el juego auto-referencial del lenguaje.
Gracias Víktor por sumarte a esta fiesta inútil de pensar contra lo heredado.
Un fuerte abrazo,
ARturo
Estimado Gab, bienvenido a este espacio. Si Ponge reaparece por caminos distintos es porque está situado en algunas encrucijadas que otros también debemos atravesar. Me alegra que también vos lo recuerdes.
Gracias por pasarte.
Un cálido saludo,
Arturo
Querido Arturo:
Gracias por empujar los límites de mi mundo. Por recordarme, con Ponge, que podemos tener el único movimiento posible para un árbol: extendernos.
Si nos arraigamos al suelo y lo sentimos respirar bajo nuestros pies y si nos extendemos hacia "la materialidad sangrante de las cosas", como tal claramente decís, es posible que podamos tocar al otro en su desnuda y pura materialidad, desamparada.
Y ver en las cosas y en el prójimo sus tesoros, sus pasadizos, sus túneles y su morfología extraordinaria, como la ve Ponge en un simple pedazo de pan.
¿Cuántas veces tendremos que lavarnos los ojos? ¿De cuántas taras y mugres tendremos que vaciarlos para aprender a ver?
¿Cuánto tendremos que desaprender para reconocer el latido elemental?
En la poesía nos refugiamos, nos volcamos, nos derramamos, resistimos. Quizá sea ella quien nos entrene delicada e implacablemente el ojo. Reduciendo el paisaje a su núcleo, detectando las trampas del bosque y simplificando las ecuaciones matemáticas.
Para que veamos el nombre y las letras dentro de los nombres. Para que seamos arqueólogos de lo que permanece.
Tus entradas son un regalo (¡además incluyen el enlace a textos íntegros!), tanto como tus comentarios lúcidos en el pajarito, que invariablemente suman y expanden y enriquecen lo escrito.
P.S. 1: Tu intuición no falla. Con mi compañero estamos pensando armar una revista digital el año próximo (así nadie nos imparte órdenes ni nos edita los textos).
P.S. 2: Yo también tengo problemas con la rima. Pero últimamente recuerdo con qué intensidad leía, de chica, a Lorca o a Neruda. Entonces salí a buscarla, a ver si me concede una reconciliación (lo estamos conversando).
Te abrazo muy fuerte. Y gracias otra vez.
P.S. 3: El último párrafo de tu texto es una bellísima y rotunda declaración de principios. La firmo sin dudar.
Querida Mariel:
gracias a vos siempre por tu proximidad, por saber leer en la superficie y seguir extendiéndote incluso en entradas poco propicias para los blogs como ésta. Porque no lo desconozco: pedir demasiada atención para un texto en este contexto tiene su riesgo, básicamente, el abandono de la lectura.
Pero hay que extenderse, como señalás, hay que procurar tocar la desnudez del otro y de lo otro, en su desamparo radical. A veces me sorprende ver cuánta indiferencia institucionalizamos. De no hacerlo, nos veríamos expuestos al suicidio o a la revolución, y a pesar que esa palabra peligrosa suscita infinidad de reservas, ¿cómo nombrar la necesidad de un proceso de cambio social radical?
Lo veo cotidianamente, también aquí: mientras los amos de siempre acumulan el cielo, otros suplican por un pequeño lugar en el infierno.
En cuanto a la mirada de Ponge va en busca del mundo en los objetos (el objeto como astilla de una totalidad desgarrada) y así, dejar herirse, aceptar poner en crisis la propia ficción. "Aprender a ver" es todo un programa...que algunas poéticas intentan materializar en el poema. Es lo más difícil, pero como decía Rilke, hat que atenerse a lo difícil.Quízá sólo entonces seamos capaces de mirar el daño para cambiarlo.
Gracias otra vez...
Va un abrazo enorme,
Arturo
PD: no siempre confío en mi intuición, pero con vos no creo equivocarme...sos de esas personitas que hacen falta!
PD2: me alegra un montón que saquen esa revista y espero poder leerla.
PD3: si un poema resiste hoy día la rima será, justamente, porque es bueno y logra desbordar las restricciones formales que en cada época se fijan...
Me olvidaba: gracias por firmar...
y siento mi parquedad, pero tengo a Budi en la otra mano.
De Raúl C.,de Zárate:
QUÉ PLACER!; CON LO POCO QUE SE PUEDE CONSEGUIR DE PONGE EN CASTELLANO.
TAL VEZ ESTARÍA BUENO HACER UN MAPEO COMPLETO DE SU OBRA EDITADA; PARA VER QUÉ NOS ESTAMOS PERDIENDO TODAVÍA EN LA ARGENTINA.
"LA NARANJA," "LA VELA;" CÓMO NO RECORDAR TANTA BELLEZA.
GRACIAS A UD./S POR INCLUIR ESTAS OTRAS JOYITAS QUE YO NO TENÍA.
PORQUE YO NO SÉ SI EFECTIVAMENTE NO BUSCO BIEN, O ES QUE PONGE SIGUE SIENDO ABSOLUTAMENTE DESCONOCIDO (Y SENTIDO)POR LOS EDITORES ARGENTINOS.
UN SALUDO CORDIAL PARA MIS COMPINCHES "PONGIANOS" .
Raúl C, me alegra que nos encontremos en esta entrada. Siento no haberte respondido antes, pero en cualquier caso, creo que te puede ser útil saber que "La soñadora materia" está disponible en castellano, en la editorial del Círculo de lectores. Salió en 2010 e imagino que puede conseguirse en Argentina.
En cuanto a ese listado de obra editada estaría muy bien. A Ponge se lo conoce poco y se lo lee menos, pero tiene mucho por aportar.
Va un cálido saludo,
Arturo
Hola, sabrás donde conseguir alguno de los dos libros que mencionas? porque los links me mandan a la página de google books y están incompletos. Saludos y gracias por compartir a este gran autor.
Hola, sabrás donde conseguir alguno de los dos libros que mencionas? porque los links me mandan a la página de google books y están incompletos. Saludos y gracias por compartir a este gran autor.
Hola Miguel, no tengo conocimiento en España de la edición reciente de estos dos libros. Sí hay otra que es "Materia soñadora" que ha salido en la colección Galaxia Gutenberg que es muy buena y que ha salido en 2010.
Si eres de España es posible que la puedas encontrar. De los otros no tengo noticias, pero si sé algo más te aviso.
Gracias por pasarte y un saludo,
Arturo
Publicar un comentario