
Habla también tú
sé el último en hablar,
di tu decir.
Habla-
Pero no separes el No del Sí.
Y da a tu decir sentido:
dale sombra.
Dale sombra bastante,
dale tanta
cuanta en torno de ti tú sabes extendida entre
medianoche y mediodía y medianoche.
Mira en torno:
ve cómo alrededor todo se hace viviente
¡En la muerte! ¡Viviente!
Dice la verdad quien dice sombra.
Pero se estrecha ahora el lugar donde estás:
¿Adónde ahora, despojado de sombra, adónde?
Asciende. Tanteante, asciende.
Te haces más sutil, más irreconocible, más fino.
Más fino: un hilo
por el que quiere descender la estrella
para abajo nadar, al fondo,
donde se ve brillar: sobre móviles dunas
de palabras errantes.
De Umbral en umbral (1955 , Versión de José Ángel Valente)

la tiniebla se acuesta a tu lado.
Los tobillos te roza, las sienes;
te despierta a la vida y al sueño,
te rastrea en el verbo,
en el deseo, en las ideas,
duerme con cada una de ellas
y te atrae con halagos.
Te peina la sal de las pestañas,
te la sirve a la mesa,
les escucha a tus horas la arena
y la pone a tu alcance.
Y aquello que era cuando rosa era,
sombra y agua, te lo escancia.
De Amapola y memoria (1952, Versión de Felipe Boso)
En una entrevista, dice el filósofo J. Derrida:
“Creo que Celan ensayó una marca, una firma singular que fue una contra-firma de la lengua alemana y al mismo tiempo algo que adviene a la lengua alemana -que adviene en los dos sentidos de este término: que se aproxima a la lengua alemana, que acude a ella, sin apropiársela, sin someterse a ella, sin entregarse a ella, pero al mismo tiempo haciendo que la escritura poética advenga, es decir sea un acontecimiento que marque la lengua. En todo caso es así como leo a Celan, cuando puedo leerlo, porque tengo mi problema con el alemán y con su lengua alemana. Me hallo muy lejos de estar seguro de poder leerlo del modo justo, pero lo que me parece es que toca a la lengua alemana a la vez con respecto al genio idiomático de la lengua alemana, pero también en el sentido en que la hace moverse, en que le deja una suerte de cicatriz, de marca, de herida. Modifica la lengua alemana, toca a la lengua pero, para tocarla, es necesario que la reconozca, no como su lengua, puesto que creo que la lengua nunca pertenece, sino como la lengua con la cual ha elegido expresarse, en el sentido justamente del debate, de Auseinandersetzung, de explicarse con la lengua alemana. Como usted sabe también, Celan era un gran traductor. Pues lo fue como muchos poetas que son traductores: sabía cuál era el riesgo y la apuesta de sus traducciones. No sólo tradujo del inglés, del ruso, etc., sino en el interior mismo del alemán, hizo una operación que se podría quizá sin mucho abuso comprender como una interpretación traductora. Es decir que en su alemán poético hay una lengua de partida y una lengua de llegada y cada poema es una suerte de nuevo idioma en el cual hace pasar la herencia de la lengua alemana. Es una paradoja que sea un poeta que no es de nacionalidad ni incluso de lengua materna alemana el que no sólo haya tenido que hacer esto, sino el que haya impuesto su firma en una lengua que no podía ser para él, aparentemente, otra que el alemán. ¿Cómo explicar que, traductor como fue de tantas lenguas europeas, el alemán haya sido el lugar privilegiado en el cual escribió, firmó su poesía, por más que en el interior del alemán hizo venir otro alemán, u otras lenguas u otras culturas, puesto que hay en su escritura una cruza, en un sentido casi genético, de culturas, de referencias, de memorias literarias bastante extraordinaria, siempre en la condensación mínima, en la cesura, la elipsis, la interrupción?”
Jaques Derrida
Reseña biográfica
Creció en un ambiente familiar donde se manejaron varios idiomas, razón por la cual habló fluidamente el rumano, el alemán, el ruso el francés y el hebreo. En 1938 inició estudios de medicina en Paris y al estallar la II Guerra mundial regresó a Rumania donde fue condenado a trabajos forzados mientras sus padres morían en un campo de concentración. Liberado por los rusos en 1944, trabajó inicialmente como traductor y editor en Bucarest y Viena, para radicarse definitivamente en Paris donde obtuvo en 1950 la Licenciatura en Filología y Literatura por "L'Ecole Normale Superieure". Más tarde adquirió la nacionalidad francesa.
Considerado como el más importante poeta en lengua alemana de la posguerra, alcanzó la fama desde la primera publicación surrealista "Amapola y memoria" en 1952, gracias al lenguaje innovador y a su perfecta sintaxis.
Tradujo entre otros, a Rimbaud, Mandelstam, Michaux, Char, Valéry y Pessoa.
En 1960 obtuvo el premio Georg Büchner, y a partir de 1965 fue internado varias veces en un asilo psiquiátrico donde escribió varios textos en hebreo.
Se quitó la vida arrojándose al Sena en 1970.
Tras la publicación de títulos como De umbral en umbral (1955), Rejas de lenguaje (1959) y La rosa de nadie (1963), esenciales dentro del conjunto de su obra, aparecieron Cambio de aliento (1967), Coacción luminosa (1970) y, póstumamente Finca del tiempo (1976), donde la condensación y el despojamiento verbal alcanzan sus más altas cotas. Destacan asimismo sus versiones de poesía francesa (Valéry, René Char), italiana (Ungaretti) y rusa (Esenin, Mandelstam) al alemán. En 1960 le fue concedido el prestigioso premio Georg Büchner de las letras alemanas.