martes, 9 de septiembre de 2008

Recital colectivo -Viernes 12 de setiembre, Café de Las Horas, 19:30 hs.


La editorial Baile del Sol, organiza el tercer encuentro Acercando Orillas –Poesía sin fronteras- con un recital en el café de Las Horas de la ciudad de Valencia el día viernes 12 de Septiembre a las 19:30 hs.


Recitará, los poetas:


Enrique Falcón (Valencia)
Daniel Bellón (Canarias)
Uberto Stabile (Valencia)
Armando Rivero (Canarias)
Antonio Martínez i Ferrer (Valencia)
Víktor Gómez (Valencia)
Arturo Borra (Valencia)
Nacho Meseguer (Valencia)
Laura Giordani (Valencia)

Extraído del blog de Víctor Gómez:

'Poesía: cosa de poetas. Nunca más que ahora'
Eduardo Milán


La editorial Baile del Sol, que viene cubriendo un hueco en el panorama peninsular e insular para dar a conocer poesía no desde el canon, sino desde la intemperie y el riesgo de la creatividad e insumisión a los sistemas político culturales dominantes, ha iniciado de un tiempo para acá, la aproximación de la poesía canaria a la España peninsular, presentando a su vez a poetas vivos y con una proyección o trabajo serios, fecundos, interpeladores y de gran calidad estética junto a poetas al margen, poetas de conciencia, poetas neo vanguardistas, poetas insurrectos, poetas sociales, poetas del realismo sucio, poetas neo surrealistas, poetas inclasificables con energía y letra tan impactantes como sensibles y agrietadoras de la realidad aparente (siguiendo a Juarroz).

Este próximo viernes, en El Café de las Horas, sobre las 19:30 h. se realizará un recital sin fronteras.
Víktor Gómez

lunes, 8 de septiembre de 2008

Recital Colectivo, Jueves 11 de setiembre (19:30 hs.), Librería Primado




Se harán las presentaciones de los siguientes libros:

VV.AA.: Once poetas críticos en la poesía española reciente (Ediciones Baile del Sol, 2007)

Daniel Bellón: Tatuajes (Ediciones Baile del Sol, 2007)

Uberto Stabile: Habitación desnuda (Ediciones Baile del Sol, 2008)

Armando Rivero: Los barcos de Damián (Ediciones Baile del Sol, 2008)

Safrika: Pills (Ediciones Baile del Sol, 2008)

Enrique Falcón: Taberna roja y otros poemas (Ediciones Baile del Sol, 2008)



Más info:

http://viktorgomez.blogspot.com/2008/09/baile-del-sol-acercando-orillas-i.html

http://libreriaprimado.blogspot.com/2008/09/acercando-orillas-poesa-sin-fronteras.html

martes, 2 de septiembre de 2008

Villa Oculta* - Arturo Borra

A mi amiga Karina Arach, que con su trabajo invisible,
forma parte de quienes luchan por construir otras cartografías urbanas.


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"Un cielo que no existe pero tiembla”.
Antonio Méndez Rubio


Aquí se sobrevive –aunque los mapas escondan
esta geografía de ausencias. El infierno
no tiembla pero existe. Las calles sin nombre
¿adónde llevan? El que no tiene
techo: ¿qué puertas puede abrir?

Y si irrumpe lo desaparecido/ ¿qué otro lugar
le aguarda que no sea la sección “policiales”?
Esta Villa tira de los carros de la memoria: un caballo
triste relincha de cansancio/ tira la amnesia
del otro lado de los terraplenes.
Los carros cargan botellas para construir
una plaza de presencias invisibles. Una plaza es también
un tobogán por el que saltar el hambre/ rescatarse
en los juegos/ hamacar las dichas que sobreviven
en los mapas silenciados.

Pero hay una risa de pibe que mira detrás de los cristales y esa risa que no esconde su inocencia robada de villa oculta es también una súplica/ ni siquiera un reclamo/ un querer darse/ a la luz / otra luz/ y seguir tirando los caballos con sus carros de memoria/ truncada en la ciudad que oculta su furia.

“Eh vos/ ¿no ves que no puedo estar en paz?”, dicen los de este lado.
“¿No ves que no puedo...?”, repite un niño que golpea los vidrios de los autos por una moneda. “¿Y si pudiera?” se queda mascullando/ en este susurro sin resonancia. Y no sabe dónde ni cómo/ pero en esta supervivencia quizás/ se pueda más que sobrevivir/ y tirar los carros del cansancio que relincha contra la amnesia de una ciudad que calla sus villas de la tristeza/ de los caminos del barro que cubre de noche los cuerpos.

Si pudiera asomarse/ de la imposibilidad de la condena/ ¿por qué no podría
alzar un tobogán que derrumbe los terraplenes de la mirada/ y detrás de lo visto/ se alce una región oculta/ y reinvente los mapas y pronuncie la cifra del cielo?

A.B.

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* Villa Oculta - situada detrás de un terraplén- es el nombre de una villa miseria de Santa Fe (Argentina) que no figura siquiera en los mapas oficiales.

jueves, 28 de agosto de 2008

Tres poemas de Miguel Casado











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LA RAMA en el ojo,
como en el árbol, desnuda,
que el viento bambolea.
Sube y baja con el viento,
azota, misteriosamente
se la ve desde un sótano,
al pie de una escalera.

***
AHORA QUE la cabeza está llena
de una pasta esponjosa
y continua, en que nada
toma luz, se mira las manos
y encuentra el extraño callo de escritor:
hendido y rojo un momento
por la presión de la pluma. Y lee
sin entender la grafía negra,
esa forma plana del deseo,
plana y estéril.












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LA MADRE urge a la niña, le dice
que su hermano, al que lleva en brazos
-con más de treinta meses le cuelga doblada
la cabeza-, pesa como un muerto.
Y las palabras resbalan por el cuerpo dormido
y caen al suelo entra las dos;
la niña mira, con cuidado de no pisarlas.





De Tienda de fieltro, DVD poesía, 2004.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Dos poemas de Olvido García Valdés





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«El recorrido del sol cuando cae»
el recorrido del sol cuando cae
la noche, el recorrido
de la noche, hacia dónde
va llegando, mirar
lo conocido como signos
que son y ya no son, un aceite
de estar, representar
su hueco,
desplazados miramos
como si fueran los otros
siempre a estar ahí y de
pronto no están o no estuvieran

De Y todos estábamos vivos
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«Otro país, otro paisaje»
Otro país, otro paisaje,
otra ciudad.
Un lugar desconocido
y un cuerpo desconocido,
tu propio cuerpo, extraño
camino que conduce
directamente al miedo.
El cuerpo como otro,
y otro paisaje, otra ciudad;
atardecer ante las piedras
más dulcemente hermosas
que has visto,
piedras de miel como luz.


De El tercer jardín


jueves, 14 de agosto de 2008

«El adiós» - Yves Bonnefoy




Hemos vuelto a nuestro origen.
Fue el lugar de la evidencia, aunque desgarrada.
Las ventanas mezclaban demasiadas luces,
Las escaleras trepaban demasiadas estrellas
Que son arcos que se hunden, escombros,
El fuego parecía arder en otro mundo.

Y ahora hay pájaros que vuelan de una habitación a la otra,
Los postigos se cayeron, la cama está cubierta de piedras,
La chimenea llena de restos del cielo que van a apagarse.
Allí, por las tardes, hablábamos casi en voz baja
Debido a los rumores de las bóvedas, allí, sin embargo,
Formábamos nuestros proyectos: pero una barca,
Cargada con piedras rojas, se alejaba
Irresistiblemente de una orilla, y el olvido
Depositaba ya su ceniza en los sueños
Que sin fin recomenzábamos, poblando con imágenes
El fuego que ardió hasta el último día.

¿Es cierto, amiga mía,
Que no hay más que una palabra para nombrar
En la lengua que llamamos poesía
El sol de la mañana y el de la tarde,
Una para el grito de alegría y el de angustia,
Una para el desierto río arriba y los golpes de hacha,
Una para la cama deshecha y el cielo tormentoso,
Una para el niño que nace y el dios muerto?

Sí, lo creo, quiero creerlo, pero ¿qué sombras
Son ésas que se llevan el espejo?
Y, mira, la zarza crece entre las piedras
En el camino de hierba aún apenas abierto
Por el que nuestros pasos iban hacia los jóvenes árboles.
Hoy me parece, aquí, que la palabra
Es el pesebre medio roto del que se escapa
En cada amanecer de lluvia el agua inútil.

La hierba y en la hierba el agua que brilla, como un río.
Todo está siempre a la espera de que una vez más se lo ate al mundo.
Sé que el paraíso está diseminado,
Es tarea terrestre el reconocer
Sus flores dispersas en la hierba pobre,
Pero el ángel ha desaparecido, una luz
Que no fue, de golpe, sino un sol poniente.

Y como Adán y Eva caminaremos
Por última vez en el jardín.
Como Adán el primer pesar, como Eva la primera
Osadía, querremos y no querremos
Pasar por la puerta baja que se entreabre
Allá a lo lejos, en la otra punta del ronzal, coloreada
Como auguralmente por un último rayo.
¿Se toma el porvenir en el origen
Como cabe el cielo en un cóncavo espejo?
¿Podremos recoger, de esa luz
Que fue de aquí el milagro,
En nuestras sombrías manos la simiente, para otros charcos
En el secreto de otros campos "cercados de piedras"?

Por cierto, está aquí el lugar para vencer, para vencernos,
El lugar de donde salimos esta tarde. Aquí sin fin
Como esa agua que se escapa del pesebre.

lunes, 11 de agosto de 2008

«A la orilla del río...» - Juan L. Ortiz


A la orilla del río
un niño solo
con su perro.
A la orilla del río
dos soledades
tímidas,
que se abrazan.

¿Qué mar oscuro,
qué mar oscuro,
los rodea,
cuando el agua es de cielo
que llega danzando
hasta las gramillas?
A la orilla del río
dos vidas solas,
que se abrazan.
Solos, solos, quedaron
cerca del rancho.
La madre fue por algo.
El mundo era una crecida
nocturna.
¿Por qué el hambre y las piedras
y las palabras duras?
Y había enredaderas
que se miraban,
y sombras de sauces,
que se iban,
y ramas que quedaban...

Solos de pronto, solos,
ante la extraña noche
que subía, y los rodeaba:
del vago, del profundo

terror igual,
surgió el desesperado
anhelo de un calor
que los flotara.

A la orilla del río
dos soledades puras
confundidas
sobre una isla efímera
de amor desesperado.

El animal temblaba.
¿De qué alegría
temblaba?
El niño casi lloraba.
¿De qué alegría
casi lloraba?

A la orilla del río
un niño solo
con su perro.

De El aire conmovido, 1949.




Biografía

Juan Laurentino Ortiz; Puerto Ruiz, 1896 - Paraná, 1978. Poeta argentino, conocido como Juanele. Se le considera una de las figuras fundamentales de su país, en el mismo plano singular y secreto en el que se ubica la influencia de Macedonio Fernández u O. Girondo.
Vivió su infancia en el medio rural de la Mesopotamia argentina y residió de joven en Buenos Aires, donde se vinculó a los ambientes políticos e intelectuales del anarquismo. Vuelto a su provincia natal de Entre Ríos, trabajó como empleado público y llevó una vida retirada que no le impidió ejercer una notable influencia estilística sobre las jóvenes generaciones.
Se inició bajo la influencia de la poesía intimista posterior al modernismo para después evolucionar hacia acentos más personales, entre los que destaca un sentimiento cósmico del paisaje y un humanitarismo solidario. Apartado de los círculos literarios, su obra tuvo escasa difusión y se publicó de manera dispersa en varios poemarios (El agua y la noche, El alba sube, El ángel inclinado, La rama hacia el Este, El álamo y el viento, El aire conmovido, La mano infinita y La brisa profunda) que en 1971 se reunieron en tres volúmenes bajo el título En el aura del sauce.