lunes, 29 de noviembre de 2021

«La pulsación del árbol» -tres poemas de Raquel Jaduszliwer

 




Se astillaron las ramas, caían pájaros

sin claridad alguna, sin motivo,

plenamente inconscientes,

caían como frutos,

se desgajaban de la realidad.

 

La escena era como de fin de mundo.

aun así, se trataba de una estampa viviente:

había un pálpito verde, retumbaba

a través de las hojas.

 

Se dice que fueron días de revelaciones,

que el prodigio no ha vuelto

y que la memoria lo registró todo.

 

 

 

 ¿Acaso conocías la pulsación del árbol,

su corazón con un latido único?

Recuerdo ese sonido como de planetas 

moviéndose por extensiones que no recorrerás,

y si apoyaras tu cabeza en el regazo,

en la aspereza de la astilla,

escucharías la voz de la madera,

ella te haría sentir un huérfano en tus huesos

y todo te pondría tan de otra medida,

tan abstracto te ves en lo viviente,

casi sólo una idea, como un animal solo, sin especie,

solo y adentro de tu pensamiento,

solo bajo el inmenso poderío del bosque,

su camino sombreado entre el cielo y la tierra,

tu espíritu vagando por el desorden verde.

  




 Los que se fueron, qué saben de la época

¿apoyan sus cabezas en la sonoridad más propia de la época?

¿acaso los desvela nuestra perplejidad?

quién sabe merodean por la noche,

ven cómo nos agitamos envueltos entre sábanas,

quién sabe se preguntan por el mal de la época,

razonan desde su antigua condición de muertos,

sacan sus conclusiones, aventuran,

en este caso, dicen,

la pesadilla es una consecuencia,

un reflejo tardío que sacude a los quietos,

asalta por la noche a los perplejos,

sorprende a los obnubilados.

 

Uno por uno los destroza

les dice que ya es tarde.


Poemas de Raquel Jaduszliwer, de “Ángel de la enunciación”, Editorial Mora Barnacle, Buenos Aires, 2020.

Imágenes de Wim Wenders, de "El cielo sobre Berlín".

 

No hay comentarios: