es el nombre del animal más grande de la tierra.
Hay quienes aprovechan su sombra y no saben que existe.
O beben su saliva y la confunden con un río.
O duermen en los huecos que dejan sus pezuñas en la tierra,
y piensan que la tierra es así.
Los exiliados cargan sus pedazos de tiempo.
Otros clavan zapatos en el barro.
Hay ciegos que cambiaron la vista por una certidumbre.
Algún dios carpintero que fabricaba muebles repite
la sentencia:
"Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”.
Pero los desaparecidos ¿dónde están?
Todo es ajeno aquí.
Somos los extranjeros de un lugar que era nuestro.
El deseo escribe en un libro sin hojas.
Alguien se prende fuego envuelto en un secreto.
Hay quienes buscan que el amor les corrija la rabia.
Otros rezan, divisan un lugar después de este lugar.
Está el que desespera :
“si ese animal ocupa tanto espacio, ¿por qué no puedo verlo?
Unos pocos eligen atravesar un sueño para llegar a un sueño.
¡Ah, si el silencio dijera sus lugares!
Ahora, cada baldosa es un campo de caza.
En días por venir, alguien
escarbará en las preguntas hasta desenterrar un fémur,
algún diente de lo que fue un lugar.
Pero no en esta casa con un piso de viento.
Nadie se mueve aquí, es el gran día.
Reparten un desierto entre todos los hombres.
Jorge Boccanera
Poeta, dramaturgo y ensayista argentino nacido en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, en 1952.
Desde 1976, a raíz del golpe de estado en su país, vivió largo tiempo exiliado en México y Centroamérica, ejerciendo periodismo y colaborando en diversas actividades literarias. Tras la dictadura militar se radicó nuevamente en su país, dedicándose por completo a la literatura.
En 1976 obtuvo el premio "Casa de las Américas" de Cuba, posteriormente el "Premio Nacional de poesía joven" en México y en 2008 el VIII Premio Casa de América de Poesía Americana por su libro "Palma real".
De sus libros de poesía destacan Los espantapájaros suicidas (1974), Noticias de una mujer cualquiera (1976), Contraseña (1976), Poemas del tamaño de una naranja (1979), Música de fagot y piernas de Victoria (1979),
Los ojos del pájaro quemado (1980), Polvo para morder (1986), Sordomuda (1991), Zona de Tolerancia (1998), Bestias en un hotel de paso (2001) y Marimba (2006).
Desde 1976, a raíz del golpe de estado en su país, vivió largo tiempo exiliado en México y Centroamérica, ejerciendo periodismo y colaborando en diversas actividades literarias. Tras la dictadura militar se radicó nuevamente en su país, dedicándose por completo a la literatura.
En 1976 obtuvo el premio "Casa de las Américas" de Cuba, posteriormente el "Premio Nacional de poesía joven" en México y en 2008 el VIII Premio Casa de América de Poesía Americana por su libro "Palma real".
De sus libros de poesía destacan Los espantapájaros suicidas (1974), Noticias de una mujer cualquiera (1976), Contraseña (1976), Poemas del tamaño de una naranja (1979), Música de fagot y piernas de Victoria (1979),
Los ojos del pájaro quemado (1980), Polvo para morder (1986), Sordomuda (1991), Zona de Tolerancia (1998), Bestias en un hotel de paso (2001) y Marimba (2006).
8 comentarios:
Imágenes fuertes nos traes, Arturo. Boccanera parece despresar el poema (lugar-animal) antes de llegar al final del "banquete". Versos como comensales que apuntan en diferentes direcciones del "malhacer" humano. La aparente inconexión de los versos se hunde como un cuchillo en nuestra propia enajenación frente al lugar, la ilusión se intensifica línea a línea, los actos fallidos, las cegueras,se va perdiendo piso, no queda nada al final, salvo la conciencia desnuda de nuestra voracidad.
Repito, para saborearlos, algunos versos:
"Lugar,
es el nombre del animal más grande de la tierra".
"Hay ciegos que cambiaron la vista por una certidumbre"
"Somos los extranjeros de un lugar que era nuestro"
"Alguien se prende fuego envuelto en un secreto"
"En días por venir, alguien
escarbará en las preguntas hasta desenterrar un fémur"
"Reparten un desierto entre todos los hombres".
Gracias por esta lectura dominical
Un abrazo
Querido Leonardo, mil gracias por seguir por aquí. Hace tiempo asumí como posibilidad inminente un cierto silencio en el blog y confieso que encontrar algunos habitantes siempre es grato.
Este poema de Boccanera me parece precioso. Y tu lectura a la altura de esos versos que ensayan puntos de fuga, que no quieren entregarse al sedentarismo de las certezas y siguen apostando por la tierra incógnita que imanta nuestros pasos.
La extranjería es eso: apostar por seguir mirando, aunque sobrevolemos en la incertidumbre.
Un lugar que era nuestro (o eso creíamos). Pero ya está atrás. Y seguiremos igual, incendiándonos, buscando las preguntas que nos ayuden a transitar el desierto.
Va un fuerte abrazo,
Arturo
Boccanera es un maestro. Lo adoro porque dice con sencillez tantas cosas. Gracias Arturo por este poema tan lindo
Anónimo, bienvenido/a por aquí. Comparto con vos esa sencillez en Boccanera (al menos, para quienes no caen en la dictadura del entendimiento). Cuando la sencillez es resultante de un laborioso y complicado proceso puede que se esté alcanzando un punto valioso en algunas escrituras.
Aun así, un matiz: creo que debemos cuidarnos de una metafísica de la simplicidad que descalifica cualquier oscuridad bajo pretexto de ser "inaccesible".
Gracias por pasarte y un cálido saludo,
Arturo
Me ha encantado este poema de Jorge Boccanera que me invita a leerle más, a conocer más su obra. Como comenta con lucidez Leonardo, el poeta pone de manifiesto la propia enajenación frente al lugar. Me quedo con el verso de esos ciegos que cambiaron la vista por certidumbre. Por ello, para poder ver ese lugar que nos contiene y nos devora, hay que desplazarse del terreno de las certezas, las fosas trilladas en las que desenterraremos neustos propios restos.
Creo que el lenguaje poético de Boccanera no es que sea sencillo, pero sí desnudo, expuesto como fémur y eso no es fácil de conseguir dada la potencia de sentido y la profundidad a que convoca al lector.
Gracias por compartir y dar a conocer estos poetas australes.
Un beso,
Laura.
Laura, no me sorprende que este poeta te encante. No por azar lo prologa Gelman, y no lo digo por el tráfico de nombres propios, sino porque hay cercanía con su poesía o, en todo caso, diálogo.
"Marimba" tiene poemas preciosos; hay versos como los que citás vos o Leonardo que son de una intensidad especial. Este lugar, lejos de la certidumbre, es en cualquier caso el lugar que inventamos,aunque haya que caminar a oscuras.
La sencillez a la que me refiero, desde luego, nada tiene que ver con el simplismo tan en boga; al contrario, es producto de un trabajo bastante laborioso que arroja como resultado algo despojado, desnudo si preferís.
Gracias a vos por seguir asomándote por aquí. En esa región austral seguimos, aunque no haya lugar.
Otro beso,
Arturo
Hay ciegos que cambiaron la vista por una certidumbre.
Jorge Boccanera
El que duda traiciona, dijo aquel que dijo,
Camina sobre sus pasos y se pisa la sombra,
Recorre vidas ajenas sin lumbre
con que encender hogueras, ni razones
con que encumbrarse de la miseria.
Mas duda el que ve no el ciego
Que deambula tropezando,
Y ve el que siente, el que recoge
Del pañuelo sus propias lágrimas, ajenas ya,
Pero húmedas, saladas, calientes,
Y las distribuye por sus poros abiertos
Penetrándolas en su misma carne.
Duda y llora y llora y duda
Ajeno a la certidumbre
Desnudo
Como pájaro que levanta el vuelo
Ahora que está a tiempo, antes
Del ritual disparo del asesino, ese
Que no duda.
M.A.N.H. (3/7/11)
M.A.N.H
qué bueno si esos versos tuyos salieron de esos otros de Jorge Boccanera. George Steiner decía que las mejores lecturas son aquellas de las que nacen nuevas escrituras. Y no me extraña que Boccanera despierte eso.
En esa ajenidad con respecto a las certidumbres nos hallamos muchos de nosotros. Puede que entonces inventemos algo nuevo.
Gracias por pasarte y bienvenido/a,
Arturo
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