lunes, 18 de octubre de 2010

Poemas de Juan Carlos Bustriazo: una «tormenta en la boca»


Cueva de las manos, Patagonia (Argentina)

Juan Carlos Bustriazo es una tormenta en la boca. Inusual, intenso, sus palabras trazan surco en lo desconocido. Un dialecto secreto, una invención para decir todo aquello que se fuga. Para reinventarse en un exilio en el que los neologismos dicen lo que las lenguas agotadas han perdido. Siempre estarán los que patologicen la imaginación radical; los que quieran llamar «glosolalia» al arte de la creación de nuevos lenguajes, como si nadie pudiera desafiar las lenguas normalizadas, como si lo ya-dicho bastara alguna vez.

Bustriazo pasó por un psiquiátrico y la consecuencia más duradera de su presunta curación fue lisa y llanamente la pérdida de su capacidad de poetizar, de escribir, de respirar en los intersticios del lenguaje. La restitución de una supuesta "normalidad" lo confinó al silencio más terrible: la privación de su (otra) lengua. La violencia física y simbólica es inocultable; la salida del confinamiento psiquiátrico es también la cancelación de la posibilidad de desplazarse hacia esa lengua menor que Bustriazo construyó para decir(se), para aludir sus mundos, para hallar también sus rincones donde habitar.

No conozco ninguna tentativa similar en el campo poético latinoamericano actual. La poesía de Bustriazo tiene un sello único, inconfundible. El único «trastorno de lenguaje» aquí presente es el que conduce al don de arrancar nuevos susurros a la escritura. Su poesía es de esos hallazgos que uno ya no puede ni quiere olvidar.

Arturo Borra

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Cueva de las manos, Patagonia (Argentina)

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esta caja amarilla

desde lo repugnoso del desvelo desde lo colorado de la
sien desde los ábrete porque estoy vivo ay vidalita
desde la guitarra embichada desde el engreimiento del
cielo desde las chaquiras que puse en tus muslos ay
vidalita desde las mesnadas del llanto desde las ínfulas
de lo que es como piedra desde la embustera porfía
desde el abrepuño amarillo ay vidalita desde lo venenoso
del bochorno contra el corazón cabal desde el boato
de la cizaña desde lo contra el cuerpo y contra el alma
ay vidalita desde el racimo del vaso infausto desde
el espejillo donde tus ojos me comen desde la última vi-
sitación desde lo tremebundo de este estar ay vida-
lita desde la musa extraviada desde el tordillo platea-
do que perdió la querencia desde los soles que me
hieren porque soy más de las lunas ay vidalita desde la
sexta que está en un hilo desde esta vihuelada que
en el final es bermellón ay vidalita desde la codicia
del chupasangre desde el santiamén del olvido des-
de la sombra caudalosa desde no sé que, escalofrío y en
el disturbio de los ojos
ay vidalita


17

y anduve solo y no era la luz
fuíme por duros corredores
por los pasillos pesaroso
y saquéme un papel azafrán
con un saludo de tez granate
“he aquí que llégueme a verte
juancarlos estuvo en esta torre”
y fuíme solo y no era la luz
por los pasillos musitantes
atrás dejé los corredores
negros y más que hechos con cuervos
quedóse el papel inclinado
esperando tus ojos de mora
y como un ciego fui con las manos
interrogando a las paredes
buscando la puerta brillante
los tragaluces del castillo
el aire que andaba en el mundo
“juancarlos estuvo en este cuarzo”
fuíme solo y no era la luz

de Unca bermeja (1973), 1984


balada arcaica

ya te vas vegetal tornasolada no me prendas la flor del exterminio fulgimiento del agua de los ojos no me prendas la flor del exterminio hinchamiento del cielo qué potencias no me prendas la flor del exterminio qué hinchadura del mundo taza turbia no me prendas la flor del exterminio con el hijo salido de tu entraña no me prendas la flor del exterminio con el ala punteada de tu ángel no me prendas la flor del exterminio con arcillas que vuelan soberanas no me prendas la flor del exterminio en olor de adiós que me espeluza no me prendas la flor del exterminio con tu boca antañera tras tu boca no me prendas la flor del exterminio en amor de tu sombra sonadora no me prendas la flor del exterminio!

de Canción rupestre, 1972, inédito



Extraído de Lamás Médula


Tan huesolita que te ibas
tan envidiada de qué sombras la tierra ardía huesolita
la siesta ardía melodiosa tan como ibas tu sonrisa era
una piedra arrobadora y era otra piedra mi costilla
dulcequeamarga solasola cuajada de alta pedrería eran
tus voces tan palomas eran tus manos piedras finas
guitarra tan azuladiosa eras la piedra que acaricia pie-
dra te ibas quién te roba última brisa de la brisa o
flauta mía o leja y rota tan huesolita que te ibas tan
de la gracia mucha y poca si cuando vuelvas ves mis
días oh piedra llena llaga
hermosa!

de Elegías de la piedra que canta (1969)



Vigésima Séptima Palabra

Yo les pregunto y a las gentes duchas
qué es esta música que se me bifurca?
Valse, ranchera, polca, si es mazurca,
minué del ángel, chotis de la bruja?
Esta feliz sonorería oriunda
del corazón, de la pasión nocturna,
la rara avis que me canta y turba,
me amasa nuevo, que me descorrupta?
Yo no lo sé. Son hartas las preguntas.
Quid de la sien, la lengua. Me disculpan?









Radiografía de La Pampa, en "Revista Lamás Médula"

“Te /estuve/ yo /quemándome/ en/ tu agua” escribe Juan Carlos Bustriazo Ortiz, en forma de crucecita, en el comienzo de uno de sus libros, “Elegías de la piedra que canta”, y pienso que acaso no sea necesario agregar nada más sobre este hombre, ni sobre su poesía; sólo leerla, y dejar que lo raro, lo extraño se instale, inevitable, mientras la boca sonríe, agradecida.

El hombre que, asegura, escribió los dictados de Dios, es ex telegrafista, errante nocturno, amante de la vida y la naturaleza y el poeta de La Pampa.

Juanllanca, Flamenco Bustriz, el Penca o el Piedra Juan, como lo llaman sus amigos, es dueño de una obra poética única, reveladora, fundamental para la literatura argentina y sin embargo casi desconocida. Poesía viva que fue creciendo con el paso del tiempo, como bien señalan las docentes Dora Battistón y Carla Rivara en sus estudios. Una primera etapa (1954-1969), vinculada al cancionero regional caracterizada por el uso de los recursos métricos que le son propios (zambas, milongas); un momento de transición (1969-1970), donde se va alejando del formato canción, y una etapa final, hacia los años ochenta, donde el lenguaje se multiplica en nuevas formas más complejas, más experimentales: “ensusurrándote”, “rinconoso”, “laguniñas”, las palabras se amalgaman en una fusión sorpresiva que gana en musicalidad, en cuerpo.


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POESÍA DE LA PAMPA SECRETA: JUAN CARLOS BUSTRIAZO ORTIZ, por Cristian Aliaga

Juan Carlos Bustriazo Ortiz nació en Santa Rosa, entonces capital del Territorio Nacional de La Pampa, el 3 de diciembre de 1929. Su obra poética, iniciada con

"Los poemas puelches" (1954-1959), incluye más de sesenta títulos. De ese conjunto extraordinario sólo se publicaron "Elegías de la piedra que canta" (1969), "Aura del estilo" (1970), "Unca bermeja" (1984), "Los poemas puelches"- "Quetrales" (1991) y “El libro del Ghempín” (2004); todos en pequeñas tiradas y prácticamente inhallables (1).

Bustriazo ha viajado por el fondo de la región pampeana: puestos, campos perdidos de la civilización, obradores de Vialidad y boliches que jamás figurarán en cartografías –como el legendario “Temple del Diablo”– han sido su país natal.

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OBRA COMPLETA: Canto Quetral

Editada:

§ Elegías de la piedra que canta 1969
§ Aura del estilo 1970
§ Unca bermeja 1984
§ Poemas Puelches; Quetrales. Cantos del añorante 1991
§ Libro del Ghenpín 1977

Inédita:

§ Huellas de la pampa honda 1954-1959
§ Aires de cobre y sal 1954-1963
§ Zambas del Piedra Juan 1954-1963
§ Últimas zambas del Piedra Juan 1960-1964
§ Canciones del campamento 1960
§ Chalileras 1961-1962
§ Puelchanas 1961-1962
§ Llantos del salitral 1962
§ Viento de la Milonga 1961-1964
§ Nuevos estilos 1965-1966
§ Tercer libro de estilos 1967
§ Estilos salidos de madre 1967-1968
§ Estilos de Juan Salado, con un poema de piedra negra 1968
§ Papeles de piedra azul 1968
§ Cantos Nerecos 1968
§ Agua enjuta, guitarra… 1969
§ Sien socarrada 1969
§ Cartas desde la piedra 1969
§ Segundo libro de cartas 1969
§ Tercer libro de cartas 1969
§ Últimas Cartas 1969
§ Y tu ángel y el estruendo… 1969-1970
§ Costilla de azucena 1970
§ Las yescas, canciones del enterrado 1970-1971
§ Cantar del ánima y canción de enjuto 1971
§ Cantos de malhayadas o canción de Juan Carlos 1971
§ Segunda canción 1971
§ Solo de agua 1971
§ Punteo violeta; tal vez Cantar de calamanquero, también Temple del diablo o Cuasi tercera canción de Juanllanca, y mismamente Vihuela, Endechas cinco libros en uno,1972
§ Los dibujos 1972
§ Las pinturas 1972
§ Canción rupestre 1972
§ Los decimientos 1972-1973
§ Caja amarilla 1973-1974
§ Palabra colorada 1974-1975
§ Cárdena la raíz 1974-1975
§ Libro sangrado 1975
§ Cofre de cuarzo 1975
§ Obsidiana 1976
§ El Olor del Ópalo 1976
§ Poemas parientales 1976-1977
§ Alcatufé - Topasaire - Sol azul - Pedernal - Piedra de oro cinco libros en uno, 1977-1983
§ El cantor del anillo de plata 1983
§ Piedra cocida 1983-1984
§ Canto escarlata 1984
§ Rëni Tafü 1984
§ Cóndor verde 1984
§ Tigre del sol 1984
§ Hoja sepia 1984
§ Boca del bohemio 1984
§ Ciclo lila 1984
§ Las trovas del linyera 1985
§ Rasguido de la peñola 1985
§ Juglar herido 1985
§ La caja de la bruja 1986
§ Madreselva 1986
§ Pájaro tío 1986-1987
§ Libro de las cuartetas y unas derrotas 1986-1897
§ Texto autónomo sobre el Cometa Halley 1986-1987
§ Libro de cortezas del flamenco Bustriz 1989
§ Los neotangos de charol 1989-90


Más información,
aquí.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Arturo, no conocía a este poeta impresionante y rarísimo. ¿Cómo puedo contactarte para averiguar más de él?
Me gustaría conseguir sus libros.
Un saludo desde Buenos Aires,
Enrique

Arturo Borra dijo...

Enrique, bienvenido por aquí. No tengo la suerte de disponer de los pocos libros que Bustriazo ha editado; la red ayuda, pero dudo que en España pueda encontrarse algo suyo impreso. Quizás alguna antología, con suerte. Y si estás en Buenos Aires, imagino que te resultará menos difícil hallar algo de él.
De todas maneras, en "mi perfil" está mi mail. Podemos seguir conversando por ese medio.
Gracias y otro saludo desde Valencia,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Una aclaración nomás: eso de «tormentas en la boca» pertenece a Gelman...

Leonardo dijo...

Deslumbrante viaje el que se inicia en estos versos. Me encanta (y me parece fundamental en nuestras literaturas) el enraizar la aventura personal y única de su lenguaje en el folclor del que, según entiendo, ha sido un explorador. Igual, pienso, no hubiera podido ser de otra manera. Y es algo que poco se hace. Siempre andamos mirando fuera de nuestras fronteras, buscando las vanguardias en otras fuentes y olvidando las nuestras, condenándolas a lo museológico, lo costumbrista. Y no, creo que en eso erramos, las vidalas, los sones jarochos, los joropos, las coplas populares, etc., tienen mucha madera para soñar un nuevo lenguaje "capaz de arrancar nuevos susurros a la escritura". La 'fusión', como lo muestra la poesía de Bustriazo es más que posible.
Ahora, a lo mejor es de esos seres que han visto 'del otro lado' y por eso su lenguaje es de otro tenor; irreproducible. Sin embargo hace retroceder límites, abre horizontes y aunque el artificio literario no logre llegar hasta tan lejos, le marca un luminoso derrotero.
Gracias por estos tragaluces
Un abrazo

Stalker dijo...

Refrescante hibridación diseminadora de lenguas que irrumpen y se agolpan en el paladar; parece que los poemas podrían no acabar o retornan siempre sobre sí mismos, en una espiral interminable de creatividad y juego.

Otra pista que seguir, a pesar de lo borrado de esta presencia (por su ausencia editorial).

Me ha gustado especialmente la expresión "huesolita": palabra sonajero que reinventa una lengua pequeña en el cauce de la lengua madre y despierta, con su sola caricia, el animal de ternura que duerme en las palabras.

Agradecerte este descubrimiento que nos hace descrecer hasta un sabor de infancia y barro, cuando las palabras eran maleables y no las asediaba el imperio de una ley,

abrazo fuerte

Arturo Borra dijo...

Querido Leonardo tan deslumbrante como sorprendente. Creo que acertás cuando señalás el vínculo necesario entre aventura personal y una cierta recuperación de lo local, no desde un folclorismo autoafirmativo sino más bien desde la perspectiva de una comunidad de sentimientos que se produce entre un poeta y algunas tradiciones culturales situadas.
Particularmente, lo que de Bustriazo me interesa es esa recuperación de algunas lenguas locales, aunque sometiéndolas a una poderosa dinámica de destrucción/reconstrucción, en la que los regionalismos abundan. Aún así, Bustriazo va más allá: ahonda en una práctica de invención radical, en la que el uso de neologismos es central.
Mucho me temo que muchas de las "literaturas nacionales" -algo que podría considerar existente en la medida en que hablemos en plural- quieren acceder a lo universal saltándose las experiencias culturales locales, omitiendo toda marca situacional, toda referencia que "localice" su poética. En ese sentido, pienso que sólo podemos acceder a un universal concreto si no lo desconectamos de lo singular. Bustriazo va por ahí, incluso si no se lo propusiera. ¿Cuántos poetas quieren encarnar ese "universal" omitiendo lisa y llanamente toda referencia a lo local? O, lo que es peor: terminan poniendo como representante de ese universal a lo europeo. La "poesía europea" como universal... el único problema es que tal poesía, como unidad, no existe.
Como decís, mirando más allá de las fronteras terminan desconociendo una pluralidad también presente en un espacio vivido como propio, que no sólo tiene mucho por darnos, sino que nos ha constituido en nuestra identidad, precaria y cambiante. Lo más llamativo: el rechazo de lo local retorna como costumbrismo folclorista, despojado de casi todo lo que importa.
Llegados a este punto, no es preciso optar por una dicotomía entre lo local y lo global. Se pueden articular en un discurso que sólo puede des-territorializarse a fuera de partir de algún lugar.
No creo, de todas formas, que su invención radical pueda patologizarse de forma válida. El "otro lado" es la psicosis y no estoy seguro que en ese estado se puedan crear poemas de este tenor. Después de todo, Huidobro hablaba de "pequeños dioses", algo que el psicótico ha literalizado...
En fin, ya ves que tu comentario nos ha lanzado por varias zonas difíciles de desentrañar.
Gracias a vos por alumbrar estos poemas "rinconosos".
Un fuerte abrazo,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Querido Stalker, hibridación constitutiva, que pone en cuestión la pureza identitaria del folclorismo y, sin embargo, no niega elementos culturales diferenciados que se enlazan en la producción poética. Fijate que estos enlaces están operando mucho antes que se hable de "globalización" e "hibridación", precisamente, porque nos nutrimos de multiplicidades, aunque algunos quieran restaurar uno de los términos que han dicotomizado.

Esa espiral a la que te referís entre creatividad y juego en Bustriazo se parece a un torbellino. Como si no pudiera detenerse en el dictado -de Dios, dijo alguna vez- infernal de sus dialectos, en esa música incesante de sentido que en nombre de las buenas lenguas terminaron interrumpiendo, como si hubiera algo molesto -y lo hay desde cierta perspectiva- en ese repiqueteo que desafía un régimen de inteligibilidad dominante.
Buscaré a este poeta a ver si puedo conseguir sus libros editados, unos poquitos en relación con lo inédito.

En cuanto a "huesolita" también me ha dejado prendado: "palabra sonajero que reinventa una lengua pequeña en el cauce de la lengua madre y despierta, con su sola caricia, el animal de ternura que duerme en las palabras". Eso mismo, animalito tierno que busca un amparo en esa lengua menor, que ya no busca crecer como un imperio, sino solamente deslizarse en la intemperie.
Gracias por habitar esos huesos...
Va un abrazo enorme,
Arturo

Dylan Forrester dijo...

Interesdante poética, me trae ciertos aires de Carlos G. Belli y Martín Adán.

Saludos.

Arturo Borra dijo...

Estimado Jorge, no lo había pensado pero sí, hay un cierto parecido de familia con esos excelentes poetas
que son Belli y Adán. No los conozco en toda su magnitud, pero por lo que sé hay un cierto parecido de familia.
Lo que sí noto es que en el caso de Bustriazo hay una radicalización extraordinaria de ciertos giros idiomáticos, especialmente en la invención de nuevos vocablos, que no está tan marcada en los otros dos autores.
No sé si me equivoco, pero en este caso, lo que irrumpe es una invención descontrolada, que no está ligada a una cuestión literaria sino a algo vital. Difícil de precisar...
Seguiré explorando en esas remisiones que hacés.
Gracias por pasarte y un abrazo,
Arturo

Laura Giordani dijo...

la lengua engualichada de Bustriazo, la que naufraga y quiebra el lenguaje, tiene que inventar palabras para decir. Hace unos días tuve una conversación con nuestro amigo stalker sobre la diferencia entre hacer vanguardia, experimentar con el lenguaje (toda la distancia que otorga cualquier tipo de experimento en el que se manipulan y controlan variables) y autores como Chantal Maillard, Beckett, Michaux o el mismo Bustriazo que tuvieron que romper la forma por apremio vital, porque se rompieron primero por dentro y ya no pudieron volver a hablar de la misma manera. En otro autores, romper el lenguaje no deja de tener un carácter lúdico, forzado, no pocas veces cayendo en esa impostura semejante a la niña que se sube a los tacones de la madre y cree haber conseguido alguna altura o adultez.

No hay impostura ni vocación vanguardista en Bustriazo, su voz anda alucinada, enloquecida a la altura de los talas, de las noches pampeanas y el vino. Machacando piquillines con sus pies de duende.

Creo que este poeta va a ir conociéndose cada vez más y parece que cierto esnobismo porteño ha dado con sus huesos blancos. Los "caranchos" que dejiera Alejandro Schmidt que ignoraron en vida este poeta prolifico, ninguneado, que no se movió nunca de su pampa y han encontrado un filón ante el que frotarse las manos. Minería a cielo abierto. Siempre quedará el canto desdiciendo la impostura.

Hermosa entrada, Arturo.

Un beso,

Laura.

Leonardo dijo...

Bueno, si vamos a buscar raíces, tendríamos que hablar de Vallejo que es, quizás, uno de los primeros en avizorar la potencialidad del habla popular más allá de la usanza, para decir al hombre moderno y urbano y releyendo Trilce siente uno ciertas afinidades. Pero, de alguna manera, no me parece sorprendente que un poeta así surja en la pampa argentina, pues hay dos vertientes particulares que se encuentran allí. Una, la literatura gauchesca, que parece ser el substrato esencial de su poesía. Cabe recordar que la literatura gauchesca es única en toda Latinoamérica, Martín Fierro sólo hay uno. En ningún otro país encontramos algo equivalente (ni el canto llanero ni los sones y corridos mejicanos han dado algo semejante) , con toda la discusión, además, alrededor de la forma de escribir o de ‘representar’ el lenguaje coloquial.
La otra vertiente es, precisamente, la del ‘desvarío’ linguístico creador, que encontramos en poetas como Oliverio Girondo o en un Saúl Yurkiévich (y más allá de la poesía, escritores como Arlt o Macedonio Fernánd, e inclusive en el glíglico de Cortázar) que se nutren de la deconstrucción reconstrucción del lenguaje, sin olvidar el lunfardo, otra fuerza creadora. Pero en un poeta como Yurkiévich, por ejemplo, la construcción de palabras-maleta resulta más ‘teórica’, más proveniente de un quehacer crítico, de una búsqueda literaria, que de la poesía misma (lo que dice con su precisión habital Laura), como es el caso de Bustriazo.
Ahora, más allá de las hipotéticas fuentes literarias, lo esplendente aquí es la intimidad, la consaguinidad entre los lenguajes (el agotado y el posible). Rápidamente el lector comprende que las palabras no pueden ser otras, que nacen del mismo terruño, de la cercanía entre el hombre y su tierra, el hombre, la poesía y la tierra. La palabra ‘huesolita’ no nos sorprende, la recibimos con su profundidad y su misterio, le damos la mano como a alguien conocido de hace tiempo cuya magia permanece intacta. Lo que trae la poesía de Bustriazo es la riqueza viva, esencial, necesaria, audaz, de la oralidad popular y campesina, un habla creadora que no se detiene en dogmas ni gramáticas, un lenguaje que está o más acá o más allá de las reglas, porque es la lengua de la tierra. Bustriazo parece proceder como su pampa; su poesía orgánica se ramifica y se extiende según su propio ritmo.
Gracias de nuevo por abrirnos los ojos en estas páginas.
Un abrazo

Arturo Borra dijo...

Sí Laura, cuando se naufraga ya no bastan las mismas palabras; hay que reinventar el lenguaje, aquellas zonas que quedan esclerotizadas por el (ab)uso, por un excedente que agota o satura. En cuanto al diálogo con nuestro amigo Stalker yo haría unos matices, aunque en líneas generales comparto en que ninguno de los autores que nombran se estaba proponiendo de forma deliberada “hacer vanguardia”. Aún así, diría lo siguiente: no cabe dudas que son autores de vanguardia, a condición que entendamos por vanguardia no tanto una experimentación con el lenguaje convertida en finalidad como una exploración radical en los límites del lenguaje, rotura del lenguaje producida por la rotura existencial. Me explico un poco más. Quienes se proponen hacer «vanguardia» la reducen habitualmente a un repertorio formal de recursos y técnicas; sin embargo, lo mejor de la vanguardia no es ese repertorio formal, o no es ese el movimiento central, sino la recuperación de un cierto espíritu de revuelta, ligado a la crítica, no una crítica intelectualizada, sino más bien una que nace del sufrimiento, del balbuceo, del no poder ya hablar soberanamente. Entonces, la vacilación, sacudirse la elocuencia, todo lo que tenga que ver con un “sistema de creencias” más o menos dogmático.

Es cierto que en el presente muchas veces lo que queda solamente de esa vanguardia es un formalismo más o menos vacío, escindido de las fracturas existenciales. Como si se perdiera la conexión interna entre vida y poesía, como si quebrar un verso bastara para quebrar el mundo. La crítica al lenguaje, la destrucción de la forma a la que se refería Benjamin, nace de una exigencia mucho más radical: en un mundo roto, todo esplendor, toda armonía, miente. Pero está claro que es insuficiente romper las formas sin romperse. Eso sería separar lo semántico de lo formal y, en poesía, ya lo sabemos, todo es significativo. Eso tiene implicaciones relevantes. Entre otras, que el poema, más que someterse a una preceptiva abstracta, exige ahondar en lo singular, lo que hay de singular en cada uno de sus latidos.

En fin, este es un nudo que cuesta desatar. Bustriazo –creo- no se privó de jugar, pero era un juego nada impostado, un dictum irrefrenable que lo hizo derramarse en cientos de páginas, las mismas que los caranchos de los que hablás ahora se pelean para apropiárselas, para hacerlas propias, para rentabilizarlas dentro del mercado simbólico. “Minería a cielo abierto”, decís, y entre ese usufructo, una poesía subterránea que desafía las piedras.

Gracias Laura por tu hermoso comentario y por internarme en este poeta que llora al cantar.

Un beso,

Arturo

Arturo Borra dijo...

Querido Leonardo, qué genealogía tan sutil la tuya... La comparto ampliamente, aunque quienes conozcan más a este poeta puede que hagan otras. No lo sé. También yo pensé en Vallejo, Girondo, Hernández... y aunque no sé si Bustriazo ha leído a los tres, no cabe dudas que va por esas huellas, sin proponérselo siquiera, rastreando en los argots, en las lenguas menores de la cultura popular, nuevos modos para decir(se) ese mundo subterráneo que eclosiona en su boca. Que estalla, descontrolado, con el apremio que sólo puede venir de la vida -no del oficio, de la voluntad de carrera, del afán del renombre-.

A las matrices que señalás -la literatura gauchesca, el desvarío creativo (que yo ligo a un cierto vanguardismo de la revuelta) y el lunfardo- yo añadiría la incidencia de la música folcklórica argentina, tan presente en el interior del país (y que vos mismo señalás en el primer comentario). Lo decisivo es que de esas matrices, nace una "mezcla explosiva" que es la poesía de Bustriazo, escritura de la oralidad, palabra dicha para ser cantada, música del sentido más que nunca. Contra el mito de que la verdad de la poesía está exclusivamente en el libro, aquí habría que decir: ¿no se perdería algo de estos poemas sin esa voz desgarrada que los lee?
Ojalá pudiéramos encontrar más a menudo escrituras así, tan al borde del barranco, tan necesitadas de vocablos singulares para decir todos esos mundos rotos, o esas conjugaciones mágicas en las que no falta el hallazgo de lo bello o la promesa –pequeñita- de rincones habitados.
Tu referencia a las palabras-maleta me hace preguntar: asumido el viaje, esa diáspora de la que se nutre la mejor poesía, ¿adónde se marcha? A falta de lugares reales, la aparición de lo onírico no parece ser arbitraria: es parte de una poética que no acepta la castración, que no puede dar por última esta residencia que se cae a pedazos, que rasga por todas partes.
En fin Leonardo, agradezco profundamente tu comentario, por todos los señalamientos que hacés, por esa intimidad de lectura que producís.
Me pregunto qué quedaría de lo poemático sin esa intimidad desgarrada que abre al mundo. Quizás ejercicios virtuosos, gimnástica del lenguaje, jerga sin temblor... Para bien nuestro, más de uno tiene tormentas en la boca.

Un fuerte abrazo,
Arturo

Leonardo dijo...

Claro, Arturo, tenés razón, y la canción, esencial. Y si me permites meter de nuevo la cucharada... como se dice de Borges o de Michaux que son una literatura, podría decirse de Bustriazo que es un dialecto, un hombre-lengua, un ser-lenguaje. Estamos de acuerdo en que se trata de una aventura personal, única e irrepetible. Como un Michaux , sin herencia ni herederos, sin escuela. Pero su escritura, pienso, no nace ex-nihilo, es posible por todo lo que la rodea. Michaux, para seguir con él, descubre las llaves de su propia escritura leyendo a Lautréamont y puede inscribirse dentro de esa intensa época de nacimientos de las vanguardias donde se rompieron tantas barreras. No sé si todas ellas impliquen un naufragio personal, pero las vanguardias siempre se han impuesto porque llega un momento en que una generación deja de ver el mundo como las generaciones precedentes -un mundo que cambia- y por consiguiente busca voluntaria e involuntariamente formas nuevas de decir, son una urgencia. Y allí aparecen siempre esos meteoritos inclasificables que rompen incluso la vanguardia misma, que inventan un lenguaje sacado de lo íntimo o lo ínfimo, o lo descuidado, lo que ha estado al margen. Un lenguaje que no miente y es armonía y descalabro al mismo tiempo. Un Bustriazo.
Quizás uno de los problemas actuales, en poesía -pero también en otras artes-, es que se vive una época que no ha encontrado su lengua en un mundo que parece deshacerse con más ahínco que antes, y cada quien la busca por su lado. Me da la impresión de que no hay corrientes que dominen, sino círculos pequeños aquí y allá, en cada país y en cada provincia y en cada ciudad y en cada barrio!!!, reyezuelos y tiranos de antologías, capillas, tentativas sinceras, pero, pese a todo, una libertad total. Si uno atiende a la inmensa masa de escritos y publicaciones de poesía joven en el ámbito hispano-americano, golpea el hecho de ver la formalidad del lenguaje, o la repetición de cosas que se hicieron hace ya cien años (más en otras lenguas eso sí) o los balbuceos determinados por las nuevas tecnologías (y aquí el peligro, me parece, es utilizar un lenguaje nuevo sin nada qué decir de nuevo, sin ruptura interior, pero utilizarlo porque está allí, con lo que revierto en el comentario de Laura). No es fácil suceder a una época de rebelión que sólo nos dejaría volver hacia los clásicos y hacia cierto conservatismo. Pero tampoco sé si el nuevo lenguaje al que anhela Stalker se dará un día cercano (o lejano). Creo que hay tantos caminos y nudos por desatar que lo esencial es medirlos y medirnos a través de lo que vosotros decís : el ahondar, el latido, la entraña, el hambre.
Recibid un abrazo

Arturo Borra dijo...

Querido Leonardo, este hombre-lengua, como lo llamás, tiene mucho para decirnos. Desde ya, toda aventura personal se inscribe en unas condiciones culturales de producción. Sin esas matrices constitutivas de las que hablábabamos anteriormente no habría Bustriazo. De nada ayuda inflar al sujeto; hay que ponerlo en relación a un contexto histórico-cultural que permite no sólo comprender una labor poética, sino hacer posible la producción poética misma.
Soy de los que piensan que derrumbado el mito de la originalidad, lo que queda es un trabajo de originalización que exige siempre un rescate selectivo de lo heredado. Ninguna escritura es ex-nihilo; por eso la teoría de la contaminación -"no leo para que no me influyan"- me parece una tontería. Sólo pasando por los otros podemos llegar a una cierta singularización discursiva.
Del señalamiento que hacés con respecto a las vanguardias lo único que agregaría es que la distancia no es sólo generacional. O dicho de otro modo: en la "generación" se condensan dimensiones diversas (ideológicas, políticas, estéticas, culturales). La distancia generacional es una diferencia radical de posicionamientos ante las más diversas cuestiones. Esa distancia no sólo se "refleja" sino que más bien se produce a partir de brechas lingüísticas, de la formación de nuevos lenguajes o la resemantización de los preexistentes para poder pensar lo nuevo, lo diferencial que hay en la experiencia humana. Cuando esas discontinuidades se radicalizan en la experiencia poética tenemos autores que con matices trazan rupturas notables. Bustriazo es uno de ellos, incluso si ni siquiera lo sospechara.
Y para continuar con este debate interminable, sí, yo reformularía lo que decís acerca de las "corrientes". Para mí, el problema no es que cada uno vaya por su lado, sin encuadrarse en una vertiente mayor; ocurre más bien que, bajo la supuesta dispersión de las poéticas, bajo una presunta proliferación de singularidades, en verdad, lo que ocurre es más bien que se sigue reproduciendo un paradigma homogeneizante, un modelo normalizado de lengua que dificulta, precisamente,
la emergencia de esas poéticas singulares. Puede que ya no haya alineamientos tan amplios, pero aunque se autoclasifiquen en movimientos diversos, hay una repetición hegemónica de pautas de escritura bastante homogéneas.

(sigo)

Arturo Borra dijo...

La proliferación de "antologías" por todas partes, incluyendo antologías de mujeres poetas, de jóvenes poetas, de poetas nacionales y/o extranjeros (incluso agrupados por región, para llenar cupos, etc.), me parece completamente engañosa. Eso crea el efecto óptico de que en distintos puntos se está trabajando en apuestas estético-ideológicas radicalmente plurales. Me permito sospechar esa pluralidad radical. No porque no haya iniciativas diferenciadas, sino porque hay una producción poética muy previsible según pautas de mercado. En España, pienso en los "poetas de la experiencia", pero también en el "realismo sucio", por poner dos ejemplos.
Por si fuera poco, no se trata de "antologías" en sentido estricto. Más honesto sería decir que se trata de libros colectivos, sin tantas ínfulas.
Como decís, se presenta como nuevo aquello que se venía trabajando hace un siglo. Pero ¿qué esperamos si muchos poetas son muy malos lectores, desconociendo buena parte de las tradiciones poéticas que más han aportado a una renovación del campo y que siguen llegándoles de forma indirecta?
Decía Lipovesky que en una época en que han estallado los medios de publicación y comunicación a partir de la introducción de ciertas tecnologías muchas personas no tienen nada para decir. Me temo que eso le ocurre a muchos poetas. Sencillamente no tienen nada relevante para decir. Más valdría callarse y si no lo hacen -si no lo hacemos- tendremos que justificarlo con la verdad de nuestra escritura. A priori, somos todos sospechosos de ese vacío.
Tampoco creo que se trate de esperar un "nuevo lenguaje" como un advenimiento en bloque. La institución del lenguaje es cambiante y por tanto, se quiera o no, se va alterando profundamente. El punto -me parece- es que poetas como Bustriazo terminan produciendo una renovación radical que sólo puede producirse en campos como el poético. Ni las ciencias ni la filosofía podrían producir una remoción semejante, a riesgo de perder toda inteligibilidad.
En fin, querido Leonardo, gracias por seguir aportando a este debate.
Un fuerte abrazo,
Arturo

Leonardo dijo...

1- Sí, es claro lo del modelo homogeneizado.
2- En cuanto a ser sospechosos de añadir a la cacofonía ambiente, yo me considero culpable y con premeditación y ensaña. Y nunca he estado seguro de tener algo qué decir, pero ¿qué quieres? si no cometiera mis poemas no existiría ni para mí mismo.
3- Lo que me gusta es haceros hablar porque aprendo mucho leyéndote a ti, o a Laura o a Stalker.
4- No estoy tan seguro de la inteligibilidad de las ciencias y las creo muy capaces de ponernos el universo 'al revés', llevándonos, la poesía inclusive, por anda tú a saber qué caminos.
Un abrazo y gracias por tus respuestas.

Arturo Borra dijo...

Querido Leonardo, la validación -me parece- es retroactiva...Sólo podemos saber si alguien tiene algo para decir escuchándolo. Muchas veces, el efecto de esa escucha es decepcionante; algunas otras, un auténtico hallazgo. Aún así, para quien escribe, no es sólo una cuestión de lo que resulta; el proceso mismo de la escritura puede que lo cambie...
En cuanto a las ciencias y la filosofía desde luego que introducen nuevos términos, pero lo hacen de forma más regulada. Cada término específico requiere a menudo explicaciones extensas para que sea científica o filosóficamente aceptable. En poesía, en algunos casos, no se trata de introducción regulada sino de estallido a secas...

En cualquier caso, quien tiene que agradecer soy yo, por todo lo que vos aportás. Lo hermoso del diálogo es la producción de un sentido en común que no preexistía. Así que gracias por el diálogo.

Un fuerte abrazo,
Arturo

PD: ya llegó tu envío. En breve, me movilizo.

Leo Mercado dijo...

Y como él, cuántos....

Arturo Borra dijo...

El trabajo de Cristian Aliaga en lo que hace a recuperación de estos materiales es valiosísimo y excepcional... Ojalá podamos leer más de Bustriazo...