viernes, 17 de agosto de 2012

Tres poemas de Valeria Tentoni: "...una cifra entre toda la nada"



Peltre
 
Cascarrabias, corazoncito peltre

pesquisa de la mañana trotadora,
hasta encontrar la mancha en el perfume
el hocico del aire que traga y maúlla bucles
de sándalo, y todo
para tapar el bufido y todo
para taparnos y solidificar la argucia
del escondite:

mula, patadita de estaño, cómo
querés que diga las horas si estamos tan mansos, haciéndonos
los que no, esgrima

un diminutivo puede corrompernos, caracolito,
trance de óxidos y salmos, a quién iban a decirle
que yo iba a acabar por enterarme
de mí.
 
O que lo mismo vos ibas a saber traerte del lugar
de donde yo te había puesto, si nadie
dejó dulces en el camino.




Diosmío

“Había una vez un pájaro. Dios mío”.
Clarice Lispector

Yo veo al pájaro incandescente cruzar
el álgebra, lo veo ir
como una flecha luminosa cruzando el número,
yo veo al pájaro, levitando, entre los rieles del número
el pájaro que es una cifra entre toda la nada,
el pájaro que gorjea y se parece un poco a la piedad.
Yo veo al pájaro y su constelación de sombras
ir y venir entre los tendales, ir y venir, meciéndose
al aire yerto de la mañana dejándose cruzar por el pájaro
al aire que es también un hijo pequeño y distante.
Yo veo al pájaro, diosmío, también lo veo
y nadie duerme al cuento ni a la noche cuando debería
y menos todavía el pájaro que cruza y se trenza en el cableado y después
sale revoloteando como un monstruo marino
entre la miel blanca del cielo y las nubes como mantas de lana
rosada
mantas de lana en las que se acuna el hijo
entre las que el hijo mama,
y el pájaro cruza los ojos del hijo que piensa en los ojos del pájaro
que de diminutos y fusilados resplandecen
como borlas de piedra amarilla
y lo ciegan hasta que
la sombra y la noche y el sueño
son una sola aureola seca.

 



Ajuar

Para mis cuarenta hijos cuarenta ajuares
canastas colmadas de ortigas
y muérdagos,
perlas envueltas en hojas de parra.
 
La cinta con la que se ahorcan
los pájaros en un lugar oscuro.

Un cencerro de plata.

Un recuerdo de cuando fui joven y entera, puro tallo
y nada en mi cuerpo articulaba con otro
y sola venía y sola iba y sola contestaba
ninguna pregunta.

Pero no tengo para darle de mamar a cuarenta
no tengo más que un corazón tullido y mostrenco
un corazón duraznero enfermo de podredumbre morena
que ataca primero las flores y después el fruto
y después, después el árbol.

Que me crezco encima de mí y por debajo de mí y
de mis ramas se columpian
cuarenta hijos muertos
de los cuales he parido ninguno.

Cuarenta hijos todos de mí entenados.



Textos: Valeria Tentoni, de Ajuar.

Pinturas: Fernando Zóbel.



Bahía Blanca, 1985. Abogada por la Universidad de Buenos Aires. Trabaja como periodista en gráfica, radio y televisión. Es codirectora de Revista Pájaro, y editora de la Audioteca de poesía contemporánea.
Publicó Batalla sonora (Manual Ediciones, Chile, 2009) y Ajuar (Primer Premio Concurso Editorial Ruinas Circulares, 2011). Su libro Ne bis in idem obtuvo una Mención del Fondo Nacional de las Artes en el Concurso Régimen Fomento a la Producción Literaria, en 2010. Forma parte de la Antología Outsider II (Editorial Outsider, Buenos Aires, 2011). Textos suyos han circulado en plaquetas, revistas, y publicaciones on line. El sistema del silencio (17 Grises, Bahía Blanca, 2012) es su primer libro de relatos.

lunes, 30 de julio de 2012

Un poema inédito de Mar Benegas: "...en tu extrañeza existo"



lo imposible:

I

herida de ti
en tu extrañeza existo
y soy más en ti
no perder hay sólo

derramas
una pluma de sed
y el sonido de la luz
atravesándonos

generoso el amor
que nos tendió en el lecho
y en tu nido
pudimos cobijarnos





II

con alas de fuego
acudirán los justos

aprehender la rebeldía
indomable secreto
de la llama

sólo esa lengua
-signos ígneos-

comprenden


III

bóveda tú
fibra y cobijo

ni frío
ni niebla
ni daño

materia
invencible
del deseo




IV

el triste asedio claudicará
ante la belleza o cenit de la furia

¿qué más hermoso hay
que un pueblo alzándose
 con alas transparentes?

no habrá carroña
ni fábula
ni jaula suficiente


VI

me significo a través de esta plegaria
custodio el fuego que aviva el vientre
el amor incipiente y el vértigo
ofrezco mis pezones al talud de la revuelta
me apoyo en la palabra hembra
en el canto ignoto
larva de luz que irá creciendo
me ofrezco íntegramente a la esperanza



Mar Benegas (1975) nació en Valencia. Es Grafóloga y Perito Caligráfico. Dirige el sello de literatura infantil República Kukudrulu y la colección Candela (poesía y pensamiento) de Amargord Ediciones. Imparte talleres de poesía y creación literaria para niños y adolescentes, y de fomento de lectura y dinamización cultural en la Biblioteca Pública de Valencia. Es miembro de la Asociación Poética Caudal. En 2009/2010 realizó el proyecto de videocreación con el artista visual Juan Gómez. Colabora con las revistas Bostezo, Culturamas y Tendencias21. Ha publicado Niña Pluma Niña Nadie (Amargord, Mención especial Premio Ausiàs March), El abrazo (Ediciones del 4 de agosto), A lo bestia (República Kukudrulu), Milio y las cuatro estaciones (República Kukudrulu) y Pájaros de fuego (Fin de viaje ediciones).

lunes, 23 de julio de 2012

«Naguaya» y «Youkali»: dos revistas electrónicas empecinadas en crear (otros) mundos

Acaban de salir, de forma simultánea, las últimas ediciones electrónicas de Nayagua (revista de poesía) y Youkali (revista crítica de las artes y el pensamiento).

¿Qué tienen en común estas revistas, además de compartir un formato electrónico? Tal vez, su apuesta por crear otros mundos, en los que (cierta) poesía y (cierto) arte tienen un lugar central en la subversión del presente. 

Ambas revistas -cuidadas en su edición y su diseño, así como rigurosas en la producción de contenidos- procuran dar visibilidad a formas críticas de pensamiento y discurso que erosionen los rituales -poéticos, artísticos, políticos- que hegemonizan nuestra actualidad.

La pluralidad de perspectivas en juego y  la recuperación de matrices teóricas, ideológicas y literarias divergentes son parte constitutiva de estos proyectos editoriales. ¿Cómo no celebrar estas tentativas que abren el mundo cuando los discursos dominantes se empeñan en cerrarlo? Esa apertura crítica ya justifica la lectura de estas (otras) producciones culturales. 


En la diáspora, nada es seguro. Sólo la necesidad de desplazarnos y seguir construyendo lo que no tenemos. Entretanto, estas dos revistas recomendadas siguen anticipando vestigios de un porvenir distinto.

Arturo Borra


domingo, 8 de julio de 2012

"una manera de cantar de rodillas" -un poema de José Viñals




Quiere que invente
como una escoba una palabra
para barrer los nichos del lenguaje
y un niño dentro de la escoba
dentro del niño un río
y en el río una ojera para los buzos
y en el buzo un martillo
y en el martillo un ojo
de escarabajo muerto por asfixia
y dentro un girasol desobediente
y dentro un pueblo de arlequines de pies de hojas de libro
dentro el balido de las cabras y un caramillo errante envuelto
-------en lienzo hospitalario
dentro una espuma que agoniza de boca de cereal pastor de lunas descarriadas
y dentro de la espuma un mapa cómplice
de prados anchos como mejillas y ciudades innobles
-------rodeadas de mendigos
-------y en el mapa alfileres con cabezas fragantes como
-------delitos de inocencia como frutas promiscuas en la
-------bodega de las barcas de carga
dentro del alfiler el buen veneno de la aurora
y dentro del veneno el tropel de caballos leonados por el
-------fulgor del miedo de morirse.

Quiere que invente una manera de cantar de rodillas
y estar de pie en el episcopado de la tarde
a la hora en que sale a pastorear la estrella nueva
y el alma se recluye en la boca de cieno vagabundo de la oruga terrestre.

Quiere que extinga los viñedos
del nombre que decae de padre a padre,
cada vez más otoño y podredumbre, descascarado en la garganta
sin ebriedad del árbol de jilgueros sordomudos
cuya semilla ultramarina duerme en la piel de toro
sacrificada sin orgullo tres siglos antes del bramido de su muerte terrible,
-------sobre el estiércol blanco de la harina de los oficios patriarcales.

Quiere que escupa mi josé apolillado,
las amistades del bautismo
donde un agua sin pez sin tempestades
se derribara entre mantillas.

Quiere que me encaballe en la blasfemia
que me lance a galope sobre el asfalto de los rostros
que me encabrite sobre el trono del rey mediocre del granero
-------de pueblos con estirpes viscerales
que enlode los jardines y el infame jazmín de la que ama
la soledad de su esqueleto de virgen intocable
que me meta en cenizas y patalle en charcos de fragancias
civilizadas e incorruptas.

Quiere que siembre espantapájaros
en la almáciga de víctimas oscuras,
que me encapulle en la indecencia
y me vuelva feroz contra mis dientes,
la presa alada que persiguen,
y su rencor contra la huida del poema
luminosa y abyecta.


José Viñals, de Entrevista con el pájaro.

martes, 19 de junio de 2012

"¿Adónde van los árboles negros que beben aquí?" -dos poemas de Sylvia Plath




 
Cruzando el agua

Lago negro, barco negro, dos personas negras recortadas en papel.
¿Adónde van los árboles negros que beben aquí?
Sus sombras deben cubrir Canadá.

Un poco de luz se filtra de las flores acuáticas.
Sus hojas no desean que nos apresuremos:
Son redondas, chatas y cargadas de secretos consejos.

Mundos fríos se sacuden del remo.
El espíritu de la negrura está en nosotros, está en los peces.
Un tronco levanta ahora una pálida mano, como despedida;

Las estrellas se abren entre los lirios.
¿No te enceguecen estas sirenas sin expresión?
He aquí el silencio de almas confundidas.






El jardín solariego

Las fuentes resecas, las rosas terminan.
Incienso de muerte. Tu día se acerca.
Las peras engordan como Budas mínimos.
Una azul neblina, rémora del lago.

Y tú vas cruzando la hora de los peces,
los siglos altivos del cerdo:
dedo, testuz, pata
surgen de la sombra. La historia alimenta

esas derrotadas acanaladuras,
aquellas coronas de acanto,
y el cuervo apacigua su ropa.
Brezo hirsuto heredas, élitros de abeja,

dos suicidios, lobos penates,
horas negras. Estrellas duras
que amarilleando van ya cielo arriba.
La araña sobre su maroma

el lago cruza. Los gusanos
dejan sus sólitas estancias.
Las pequeñas aves convergen, convergen
con sus dones hacia difíciles lindes.




Morir
Es un arte, como cualquier otra cosa.
Yo lo hago excepcionalmente bien.


Sylvia Plath con Ted Hugges


lunes, 28 de mayo de 2012

"Un cielo imposible": tres poemas de José María Gómez Valero



Sentidos (I)

En los ojos
un cielo
imposible,
un cielo
tan azul,
tan distinto a la palabra
cielo,
que su clara verdad
se me clava
y duele.


Parentesco

El combatiente
obligó a sus hijos

a rezar junto a él

a los pies de la tumba
de su enemigo



Cambio climático

Nos resulta difícil escapar.

Se nos acaba el tiempo
para salir de aquí sin daño.

La asfixia crece lúgubre
en las últimas grietas
aniquilando brotes y posibilidades.

Se reduce el espacio
que separa la herida
de los cuerpos.

En nuestro miedo braman,
furiosamente inmóviles,
grandes osos polares
sorprendidos por el deshielo.

De Los augurios, Icaria, Barcelona, 2011.


domingo, 13 de mayo de 2012

Dos poemas de Miguel Ángel Curiel: "...con mi herida llena de hierba".

Grabado de Miguel Ángel Curiel

 
"...con mi herida llena de hierba"
M.A.C.

Estelas

Escribo en una mesa bajo la higuera. En la luz, y la luz no permite que vea las palabras que escribo. Escribir a ciegas. Y entonces Digo, me faltó claridad, expresarlo todo de manera más clara. No lo puedo romper. Escribo para salvar a alguien una carta dirigida al poder. Las palabras no querían chocar. Después queda el largo silencio de lo no escrito. Se desliza la oruga por el hilo de su boca. Sostenernos o caer nosotros de esa manera, con el hilo invisible de nuestras palabras al momento en el que se van disolviendo en un cuaderno siempre abierto. Una mosca en la hoja, la luz en la hoja, la sombra de un hombre en la hoja. Alamres donde el viento silba. No he silbado nunca así, con labios quemados por las palabras. Cuerdas vocales donde silban mis antepasados. Voces a lo lejos de gente bañándose en un río. Voces de alegría a lo lejos. Si supieras lo que te dicen ya no serían voces lejanas. Estoy lejos de donde soy. Un reparador de espacios podría aquí hacer almas de mimbre y cardos negros. ¿Bailo ahí? Nó sé bailar, pero tengo que bailar, girar como un pez en la mano para echar la luz de mí. Rata de agua. Lo que deja estela es bueno. Cama de animales en el sembrado. Después se levanta la hierba en nuestros ojos llenos de anzuelos. ¿Cómo arrancar de nuestros ojos estos anzuelos de nada y del vacío? O siguiendo ese rastro de caracol o película de baba. Una escritura natural, segregada como espacio más que como rastro. Y si no, estar quieto, mirar la mano. Apenas ya hay palabras para ti en el mundo. El crujido de esa piedra es el chasquido de mis nudillos.




Una mano extraña

Mano de otro.
Incluso cuando
escribo con ella
es la de otro.
No sé de quién
es mi mano.
La miro
y hace lo contrario
de lo que le ordeno,
y cuando escribo
va más rápido que yo.
Escribe para
alejarse de mí.