miércoles, 19 de junio de 2013

Fragmentos de Teresa Wilms Montt: «En la soledad de mis pensamientos, oigo cavar una fosa»

Para Javier Gil
 
Quizás un acto fallido, el testimonio de un quiebre, de aquello que no logra florecer, como un libro desleído que nadie abre. Una forma de aproximarse a Teresa Wilms Montt podría ser esa. Su escritura rasgada ni siquiera podría describirse como brillante y, sin embargo, una fuerza subterránea, pasional, se asoma en ese espacio.
 
Aunque nada sabemos, puede que a sus 28 años -se suicidó en el año 21 del siglo XX- su poesía apenas se estuviera asomando a su enorme potencial. Nadie podría objetar que, en efecto, es una escritura trunca, interrumpida brutalmente, atrapada por algunos arrebatos más místicos que religiosos.
 
Y, sin embargo, hay algo profundamente conmovedor. O quizás por eso mismo. Por lo que se asoma, justo en el momento previo a la extinción.
 
A.B.
 
 Para acceder al libro completo, pulsa aquí.

Frente a mi ventana cerrada pregunto al tiempo cuánto más he de vivir.
Las sombras anegan mis persianas, y apenas marca una delgada raya la claridad.

El reloj tiene titubeos de corazón enfermo.
En un gesto convulsivo se crispan mis manos sobre el papel.

 Buscan apoyo en la tierra.

***

Así desearía yo morir, como la luz de la lámpara sobre las cosas, esparcida en sombras suaves y temblorosas.



 
Alta mar

De tanta angustia que me roe, guardo un silencio que se unifica a la entraña del océano.
En la noche cuando los hombres duermen, mis ojos haciendo tríptico con el farol del palo mayor, velan con el fervor de un lampadario ante la inmensidad del universo.

El austro sopla trayendo a los muertos cuyas sombras húmedas de sal acarician mi cabellera desordenada. Agonizando vivo y el mar está a mis pies y el firmamento coronando mis sienes.
 
 

 
Me siento mal físicamente. Nunca he tributado a mi cuerpo el honor de tomar su vida en serio, por consiguiente no he de lamentar el que ella me abandone.

Vida, sonriendo de tu tristeza me duermo y de tus celos de madre adoptiva. En tus ojos profundos ha rebrillado inconfundible la iniciación de mi ser astral.

Sólo una vez más se filtrará mi espíritu por tus alambiques de arcilla. Vida, fuiste regia, en el rudo hueco de tu seno me abrigaste como al mar y, como a él tempestades me diste y belleza.

Nada tengo, nada dejo, nada pido. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había.
 Sufrí y es el único bagaje que admite la barca que lleva al olvido.


 
Más información, en este enlace.
 

6 comentarios:

Anónimo dijo...

preciosa entrada e intensa mirada la de Teresa Wilms

un abrazo,

javi

Anónimo dijo...

"Nada tengo, nada dejo, nada pido. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había": Verdaderamente extraordinario. Pocas palabras, corta edad, pero mucha sabiduría. Gaspar.

Arturo Borra dijo...

Querido Javi, efectivamente, intensa mirada la de esta poeta. Gracias por descubrírmela...

Un fuerte abrazo,

Arturo

Arturo Borra dijo...

Querido Gaspar, sí, es una hermosa expresión que señala una verdad profunda: por más castillos de cristal que nos montemos, por más máquinas retóricas que desarrollemos, siempre estaremos desnudos, inermes, frágiles como esta poeta.

Y sí, la poesía, en sus mejores versiones, es condensación de sabiduría...

En fin, gracias por pasarte querido hermano y un abrazo fuerte!

Arturo

Stalker dijo...

maravilloso rescate de otra voz de mujer...

algo que se agradece en estos tiempos tan negadores de la diferencia y que tanto silencian a las mujeres...

(abro la última revista "Turia", en la que participan 19 poetas: 17hombres y 2 mujeres... en la parte de críticas a libros, hay 45 reseñas: 42 reseñistas hombres y 3 mujeres! Y este es sólo un ejemplo de una serie interminable!)

un abrazo grande y gracias por acercarnos estos íntimos naufragios...

Arturo Borra dijo...

Sí Stalker soy consciente de esa negación y desde que abrí este blog he intentado atender esa desigualdad e intentar revertirla, aunque falta muchísimo. Me consta que no es lo hegemónico, pero somos cada vez más (y desde luego te incluyo a ti como parte activa) lo/as que nos sentimos llamados a revertir esa injusticia de la omisión.

Esa reversión, más que reclamar un lenguaje políticamente correcto o una política de cupos, lo que exige es investigar más en la excelente poesía de mujeres que hay por todas partes, no bien uno rompe el cerco que fija la canonización de ciertos autores.

En fin, Teresa Wilms Montt es de esas poetas...

Un fuerte abrazo y gracias por pasarte!

Arturo