viernes, 9 de octubre de 2009

Tres poemas inéditos- Esther Ramón




*
Fue enterrándolo,
transplantando
al jardín interior,
una a una,
sus hojas desprendidas.
La savia manaba vertical
en el desnudo,
y el borrado era un lienzo
de hilo, de tacto suavísimo
y color amalgamado.
Fue escarbando sin rabia
en la tierra humedecida,
introduciendo sus pies
de niño dormido
en el descanso.
Sentada sobre
el mantillo,
siendo líquido,
vaho, olor
vegetal,
fue en la quietud
el crecimiento,
sin flanco derecho
ni ojo izquierdo,
sin fugas
ni contornos.
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---



*

Me he bañado
por encima del agua,
con la llama de un sonido
sofocado,
con la caída lenta
y en suspenso
de un objeto pequeño,
de madera,
he sumergido todo el cuerpo
en el reflejo del estanque,
sobrevolando,
en un salto de altura
sin pesos ni medidas,
barcos y faros
en reposo,
he tomado con vértigo
los cabellos del agua,
los he trenzado
sin mojarme,
y abajo seguían
trabajando,
horneando los panes
de ceniza,
he punzado la nube,
desde dentro,
y ahora que los pies
aprenden su alfabeto,
me inunda al caminar
una blanca hemorragia.



---
*
No basta el guepardo
en los dedos,
su carrera macerada
en alcohol en el
reposo,
el cuerpo desbocado,
de torrente,
del agua detenida en este
vaso,
no fluyen los muros
desparejos, las voces
de azulejos desgastados,
las cocinas del mundo
a fuego lento,
una fila de niñas
en sus camas,
corredores que sueñan
con un viento leve
de superficie,
y emiten un silbido
de hervor ralentizado,
hay que inyectarse la cal
de estas paredes,
aquietar lo veloz
para sentarse,
separar los anillos
de tantos dedos
muertos,
encerrarse de nuevo
en el metal de la llave,
escuchar el vuelo bajo
de los techos,
su migración de animal
acorralado que anuncia,
sin pausas de contención
en la llegada,
una nueva estación
de las estepas.
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Esther Ramón nació en Madrid en 1970. Ha escrito artículos de estética y crítica literaria para diversas publicaciones como Cuadernos Hispanoamericanos, Revista de Libros, Archipiélago, El Crítico, Hablar falar de poesía, Leer el Magazine Literario y Ubicarte. Durante los últimos seis años ha dirigido un taller de escritura poética de diseño propio -conectando la poesía con otras artes, como pintura o música-, que en la actualidad desarrolla en el marco de los cursos de escritura Fuentetaja. Ha publicado Tundra (Igitur, 2003); Casetas (Zambucho, 2005); “Geografía del frío”, introducción al libro Poemas encadenados de Pedro Casariego Córdoba (Seix Barral, 2003); e “Inundados: La “palabra-hueso” en la poesía de Rosa Lentini”, en Di yo. Di tiempo. Poetas españolas contemporáneas (Devenir, 2006). También ha publicado Reses (Trea, 2008) y está en preparación Grisú, además de los poemarios inéditos Caza con hurones, Pájaro frío y Morada.



Dos ensayos sugeridos:

Tejer el grito: una teoría del conocimiento, Esther Ramón.
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Poesía y pensamiento, Chantal Maillard.
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19 comentarios:

Stalker dijo...

Arturo:

estoy maravillado por los hilos secretamente trenzados y que causalmente se ponen al descubierto.

No sólo me gusta mucho Esther Ramón, de la que ya espero su próximo libro, sino que ella misma ha escrito sobre Chantal Maillard, lo que añade un eslabón más a la cadena de sentido que propones. Aquí tienes el enlace de la revista Minerva:

http://www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva-LeerMinerva.php?art=304

El artículo, titulado "Tejer el grito: una teoría del conocimiento" acompaña a este artículo de la propia Maillard, "Poesía y pensamiento":

http://www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva-LeerMinervaCompleto.php?art=303

Respecto a los poemas que has traído de Esther Ramón, encuentro en ellos un aliento telúrico muy especial, como si cuerpo y naturaleza se interpenetraran indisolublemente, aboliendo sus fronteras. El cuerpo es el mundo y es un texto legible que me apela, es a la vez lo radicalmente ajeno lo propio, en una simbiosis de pertenencia y alteridad, donde se ausculta el temblor epitelial y la lenta floración del silencio. Hermosos.

Abrazos

PÁJARO DE CHINA dijo...

Querido Arturo: Las palabras que nos das son de una delicadeza y una potencia enorme. Un guante de seda y una navaja, trenzados. Son pura acción en su suavidad, invocación a la revuelta. Transplantar, escarbar. Una hemorragia, una nueva estación en las estepas.

Las fotos se funden con ellos.

Y gracias por los links. Voy a leer los ensayos. (Y gracias a Stalker por sus pistas, también).

Y a volver para hamacarme en los poemas.

Un abrazo muy fuerte.

Mariel

Jesús Ge dijo...

Quería decir lo que ya dijeron, pero sospecho que no encontraré palabras más acertadas, así que mejor callo y señalo mi agrado en estos poemas.

Gracias a Esther y a Arturo por compartirlos.

Un abrazo.
Jesús

Leonardo dijo...

Como lo han señalado Mariel y Stalker hay una gran delicadeza en esta poesía. Lo de "epitelial" me gusta, lo prefiero a "telúrico". Poesía del cuerpo, de la caricia, que parece buscar en la superficie engañosa el temblor secreto y profundo. "encerrarse de nuevo / en el metal de la llave..."
Siempre me voy de tu bitácora con el cesto lleno.
Un abrazo

Arturo Borra dijo...

Querido Stalker, hilos que se trenzan, de eso se trata. De una red causal que (nos) descubre.
De a poco, quizás el propósito no sea sino ese: contribuir a un tejido de diálogos posibles, al menos entre quienes sentimos lo poético como un lugar en el que el latido de lo indecible sigue siendo posible.

En cuanto a los enlaces, aunque todavía no los he leído con detenimiento, los agradezco como esos "hallazgos" de los que hemos hablado en varias ocasiones.

Y finalmente, sobre tu lectura lúcida de los poemas de Esther no tengo mucho que añadir. Las referencias a la naturaleza están ahí, pero sin nostalgia bucólica (a lo Heidegger). Se agradece que así sea...: no tanto lo natural como lo otro con respecto a lo humano, sino su articulación, su imposibilidad de separación (lo que no niega, desde luego, una apropiación cultural de ese estrato).
Eso sí: tu referencia al "temblor epitelial" me ha dejado sin palabras...
Gracias como siempre por acompañar así y espero que este abrazo sea hasta dentro de pocos días,
Arturo

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Seré breve:

lo suficiente.

Un abrazote,

Víktor

Lo imprimí para leerlo junto a la entrada de Laura sobre Viñals. Esta noche, antes de volver a descender con Paul (Antschel) por las rejas del lenguaje me daré al bálsamo de esta escritura desbordandose de la página.

Arturo Borra dijo...

Querida Mariel, para mí tus palabras son siempre entrañables. Yo apenas comparto algo de todo lo valioso que nos circunda, valor que uno intenta arrancar entre tanta hojarasca.
Revueltas invisibles tejemos Mariel, y como un brote, dejamos que fecunde, que nos crezca cuerpo arriba, y así seguir columpiándonos en la magia imprevisible que el poema traza.
Como siempre, gracias por los hilos.
Va otro abrazo fuerte,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Querido Jesús, también los silencios son actos significativos y, en ciertos contextos, abren lo dicho.
Dejar huella de un silencio también se agradece. Gracias entonces por compartirlo...
Un fuerte abrazo hasta el sábado,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Leonardo, amigo, comparto tu percepción, esa delicadeza que Esther Ramón exuda, con una palabra musical que se entrega al temblor del cuerpo.
Como siempre, tu presencia hace que esta cesta nunca se vacíe. No es mérito mío, sino de cada habitante que comparte la alegría de las búsquedas.
Gracias otra vez y un fuerte abrazo,
Arturo

Laura Giordani dijo...

Creo que la impresión es unánime respecto a la poesía de Esther: delicadeza. Pero una delicadeza -en mi percepción- no exenta de fuerza: una delicadeza que sin darte cuenta te va aferrando como esas ramas de sauce en el río o un silbido en la lejanía. La fuerza delicada del agua, su desmayo y su hundimiento. quizás estos versos suyos sean más elocuentes respecto a ese efecto de su palabra:

Fue escarbando sin rabia
en la tierra humedecida,
introduciendo sus pies
de niño dormido
en el descanso.


Me evoca esas pinturas orientales hechas sobre seda. Encuentro pasajes sobresalientes como:

aquietar lo veloz
para sentarse,
separar los anillos
de tantos dedos
muertos,


he tomado con vértigo
los cabellos del agua,
los he trenzado
sin mojarme

He disfrutado mucho la lectura de estos tres poemas, ahora exploraré los links que te ha pasado stalker.
Gracias Arturo por alojar a esta poeta aquí.

Un beso,

Laura.

Betiana Tkaczyk dijo...

A mi me parece que a esta señorita la voz y las palabras le arden, aún antes de convertirlas en objeto cultural.
Por eso me gusta.

Un abrazo argentino

Arturo Borra dijo...

Querido Víktor, seguro que después de unos días de tu comentario, ya has podido sumergirte en estos poemas y constatar, una vez más, su valor poético...
Es una suerte para todos nosotros poder escuchar a Esther junto a otros poetas en breve. Y, dicho sea de paso, eso te lo debemos a vos, por tu esfuerzo entusiasta, continuo y generoso... (Y quienes te conocen saben que no se trata de ninguna exageración).
Gracias a vos entonces.
Un abrazo fuerte,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Laura, los versos que seleccionás son preciosos. La delicadeza, desde luego, no es contraria a la firmeza y ese es el caso en estos poemas. Van calando los huesos, haciendo su trabajo suave, continuamente.
En cuanto a esa evocación oriental de la poesía de E.R., no lo podría afirmar con certeza, pero comparto con vos esa impresión...
En general, también yo he disfrutado de estos poemas y celebro que, a pesar de tanta maleza, voces como ésta sigan fecundando en nuestro presente poético.
Gracias como siempre por la presencia.
Otro beso,
Arturo

Anónimo dijo...

Esther Ramon, ¿la mejor poeta española de este tiempo?

Víktor Gómez Valentinos dijo...

No creo anónimo que sea cuestión de si es la mejor como de que su poesía y su poética son sumamente interesantes, aportan, abren, remueven y no merecen sino relectura y diálogo. Es una gran poeta, que duda cabe, pero me parece una cierta trampa trasladarlo todo a una lógica mercantilista o de competición aunque sea con la mejor de las predisposiciones como intuyo en tu misiva.

Gamoneda, Gelman, Parra, Milán, Mestre, Maillard... ufff, hay tantísimos poetas insustituibles, pero en la insignificancia del Tiempo, hormigas. En la precisión del ahora, nuestra mejor opción de lectura y salto, de fuga.

¿Fuga? Si, creo que vivimos un presente carcelario y patológico por una sistematización de la despersonalización y una cultura alienante en el influjo anestesiante de unos antivalores que poco ayudan a la persona a lograrse y saber convivir.

Esther Ramón,por ejemplo, su poesía, me ayuda a respirar. Me espabila. Si, es su poética muy de agradecer en estos tiempos sombríos tan cercanos al periodo de entreguerras del siglo pasado.

Un abrazo grande,

Víktor

Arturo Borra dijo...

Bienvenida Betiana a este espacio... y con respecto a la poesía de E.R. creo que lo decís de una forma hermosa: sus palabras arden; quizás por eso no podemos permanecer indiferentes.
Gracias por pasarte por aqui.
Un cálido saludo,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Anónimo/a: confieso que tu pregunta me parece imposible de responder. No soy "monista" -como dicen-; por lo mismo, no creo que se pueda responder en singular. Dicho lo cual -la respuesta de Víktor me parece muy elocuente-, forma parte de esos poetas que crecen en el tiempo y por eso la seguiremos leyendo.
Gracias por pasarte y un saludo,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Víktor, tu respuesta a anónimo me parece completamente acertada. Nada que añadir...
Gracias también a vos por ayudar a respirar.
Otro abrazo,
Arturo

Dunia Berkarya dijo...

nice info, greeting from Indonesian bloggers.