domingo, 18 de octubre de 2009

«Presente lejanía» -prosa poética de Leonardo Torres



----------Buscas aquí lo que allí tenías.
----------No el pronombre, la persona,
su andar fino, sus brazos frescos y cada requiebro susurrado tras las puertas, las mismas que fuiste cerrando una a una porque sabías que con ellas abrías la esperanza hasta no encontrar ya sus brazos ni la perfección en el secreto de sus besos y perdiste la irresuelta condición de las caricias…
----------No buscas el nombre de las frutas
----------sino el sabor todavía sazonado por el sol, la pulpa en flor deshaciéndose en tu boca desde la infancia, bajo la silueta de los árboles con sus cosechas coloridas y sus panales suspendidos desafiando al viento, y la sombra de quien los sembró años atrás, acurrucado…
----------Eso buscas.
----------No el recuerdo que dejaste ya de compartir porque los otros lo mezclaron al olvido,
----------sino el barullo que hacen las preguntas en las calles, la incertidumbre de quien busca un lugar para el amor y no lo encuentra y tiene hambre porque hace tiempo no sabe a dónde ir y nadie le explicó lo que debía hacer en caso de tormenta pero no te importa porque es tu ciudad y sabes dónde acechan sus puntos cardinales y ella te conoce…
----------Es eso lo que buscas.
----------No quieres el relato horizontal de lo ocurrido, sus relojes, los miles de kilómetros desvirtuados y falaces, no,
----------quieres la muchedumbre tensa avanzando hacia la franja prohibida, la estampida en que el instinto animal salva la dignidad del hombre que no tiene más remedio que ponerse de través frente a la inercia del mundo, donde las balanzas nunca alcanzan el equilibrio y quieren ponernos a todos las mismas ojeras, rejas, el mismo minutero…
----------Eso.
----------Y no el desorden catalogado de las ruinas ni la arrogancia de la Historia,
-----------lo que buscas aquí y no encuentras
----------es el barro blando de los hechos, el caballo vadeando la creciente urgido por la desazón femenina de la noche, su jinete que responde con el eco de tu nombre si lo llamas…
----------Es lo que buscas aquí,
----------agobiado por la escogencia de palabras que encubran la verdad y tapen los vacíos y limpien la herida purulenta,
----------agobiado por conocer su dominio en el arte de mentir y el espejismo pero incapaces de borrar el mar y los adioses y los años que viste pasar desde otras costas donde la lluvia remplaza cada día al horizonte que un día fue tu punto de partida…
----------Agobiado por el presente imposible de los verbos,
----------por la vehemencia que cobran en la distancia los colores y la hinchazón del sol que les pone tu memoria a los paisajes en cuyas montañas de verdad, quizás más grandes que el trazo de tu mano, los ríos inocentes son esclavos de la ignominia pero no eres tú el que siembra peces nuevos en sus aguas…
----------Todo lo que buscas aquí y allí tenías:
----------la contemplación vertiginosa de las estaciones al caer la tarde, sin cuartel, sin previsiones,
----------la línea ecuatorial del calendario,
----------la muerte llana de los seres porque el tiempo pasó, porque llegó la hora,
----------o aquella forma de vibrar que llevan en los ojos las mujeres, capaces de desafiar todos los miedos y cruzar las líneas enemigas donde anidan los asesinos… y regresar indemnes con el secreto sangriento de sus cabezas…
----------Todo lo que ayer podías:
----------palpar el silencio de cada cosa sin nombrarla, quitarle el polvo a los objetos sin afectar la pátina que cubre por igual tu historia,
----------ponerle, a ciegas, un norte a los caminos,
----------salir de casa y echar de nuevo los números en la ruleta donde todos los demás apuestan sus quimeras, cruzar los dedos como ellos, mezclar tu voz con sus alientos porque alguien pierde o alguien gana antes de extraviarte en la muchedumbre paciente de las aceras, tan ignorante como otros de lo que se dijo en los garitos, a solas con tu propio rango…
----------Decir nosotros, no allí;
----------aquí, no ellos.
----------Todo lo que buscas aquí y allí y ayer tuviste
----------cuando acariciabas la piel que sostenía en vilo tu destino.

Leonardo Torres, Agosto de 2009.


20 comentarios:

Arturo Borra dijo...

Nuestro amigo Leo, con generosidad, ha compartido varios de sus poemas, de los cuales unos cuantos están centrados en la situación político-social de Colombia y otros tantos en la reflexión poética. Como tercera vertiente, aparecen prosas de este tenor, donde se interroga a sí mismo. Por mi parte, creo que merece la pena compartirla con ustedes...

Laura Giordani dijo...

querido Arturo: gracias por traer la escritura de Leonardo a quien conocía como excelente lector y del que podré ahora conocer sus textos. Prometo lectura detenida y comentario como merece.

Un abrazo,

Laura.

Leonardo dijo...

Arturo, aquí creo que la generosidad lleva tu nombre, al acoger en tu bitácora estos intentos de acercarme a la escritura, en medio de tantas cosas hermosas y de otro tenor que sueles publicar. Gracias a ti, y de antemano, gracias a los que quieran comentar o criticar estas líneas.
un abrazo y todo mi reconocimiento.

Stalker dijo...

Qué sorpresa, Leonardo, corro a leer agradecido.

abrazos

Arturo Borra dijo...

Laura, desde el principio de este blog la idea para mí fue alternar entre poesía ya consagrada, de especial interés para mí, y otra poesía que, a mi entender, merece ser rescatada por tener una veta promisoria o un filón valioso. Leonardo sabe leer y, tal como él nos cuenta, ha retomado hace algún tiempo esta experiencia insustituible de la escritura. Esta entrada es una forma de aliento, pero también el reconocimiento de un potencial –que tiene todavía trayecto-.
Gracias por acompañar esa experiencia.
Un beso,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Leonardo, dar lugar a los otros… ¿cómo no? ¿Qué es la escritura sino una superficie para que ingresen los otros? Y este espacio quiere funcionar así, abriendo diálogos entre voces heterogéneas e incluso dispares, claro que sí, pero voces que merecen una escucha atenta, voces que requieren para ser alguna sonoridad. Me limito a compartir una de las vertientes de lo que conozco que vienes escribiendo. Es la más íntima y la que más potente me ha parecido. ¿Por qué no compartirla entonces?
Así que nada que agradecer amigo…
Un fuerte abrazo,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Querido Stalker, ya me contarás qué te ha parecido esta prosa. Es extensa, pero creo que merece ser recorrida.
Gracias por pasarte.
Un fuerte abrazo,
Arturo

Laura Giordani dijo...

Querido Arturo:

Como te prometí, vuelvo sobre este texto de Leonardo que para mí ha sido una sorpresa. Creo que algo para reconocer es tu atención no sólo a nombres consagrados, sino la intercalación de textos más próximos; en mi blog también trato de mantener esa apuesta. Sería curioso hacer una sociología de los nombres, cómo éstos eclipsan, apuntalan, interfieren ó más directamente expulsan del texto. Las vacas sagradas de la poesía y su adoración. Ojala pudiésemos volver un poco a cierto “candor cognitivo” al situarnos frente a un texto. Volver a quedar bajo el frío, cada vez, como si fuese la primera. De todas maneras, esta deglución del texto por parte del nombre está presente en premios, decisiones editoriales y en esta vertiginosa, voraz degustación que marca el latido de los blogs no parece ser muy diferente.

Leonardo ha tejido con una madeja de negaciones, una cuerda para salvar la memoria incluso de las jugarretas neblinosas de la nostalgia:

"No el pronombre, la persona
No buscas el nombre de las frutas
No el recuerdo que dejaste ya de compartir porque los otros lo mezclaron al olvido
Hasta llegar a compendiar ese ejercicio de repudio de cierto olvido en:

“Y no el desorden catalogado de las ruinas”


Desde ese punto de cisura (hay un océano por medio), el texto es un manifiesto, una afirmación de aquellas cosas que constituyen la médula del recuerdo, esas cosas que -como las pertenencias después del naufragio- nos dan sentido, dan sentido a la distancia. Leonardo que vive lejos de su tierra “el barro blando de los hechos” conoce ese desgarro y ese ejercicio de memoria del náufrago. El recuento. Y creo que es a partir de ese punto donde el texto se vuelve más potente. Con pulsaciones bellas.

“Todo lo que buscas aquí y allí tenías:
la contemplación vertiginosa de las estaciones al caer la tarde, sin cuartel, sin previsiones,
la línea ecuatorial del calendario

los ríos inocentes son esclavos de la ignominia pero no eres tú el que siembra peces nuevos en sus aguas…

que llevan en los ojos las mujeres, capaces de desafiar todos los miedos y cruzar las líneas enemigas donde anidan los asesinos… y regresar indemnes con el secreto sangriento de sus cabezas… “ ( aquí se adivinan circunstancias políticas y personales difíciles, tan propias de nuestra América del sur)

“palpar el silencio de cada cosa sin nombrarla, quitarle el polvo a los objetos sin afectar la pátina que cubre por igual tu historia”

Gracias Arturo y sobre todo gracias a ti Leonardo por compartir estas trazas y por dejar que nos asomemos a ese costado tuyo de Ulises mojado.

Un abrazo fuerte

Laura.

Leonardo dijo...

Arturo, creo que me he quedado un poco sin voz. Sé lo difícil que es leer autores anónimos y apreciarlos a su justo valor, sin el filtro del valor mercantil o de la fama, tal cual lo expresa Laura con su precisión habitual que tanto me impresiona ("deglución del texto por parte del nombre", "candor cognitivo") . Creo que las bitácoras han abierto muchas perspectivas en ese sentido, lejos del circo editorial y sólo por eso ya son una aventura que a más de uno nos ha aportado mucho. Tu bitácora ha sido un lugar de diálogo increíble para mí, de descubrimientos y de momentos felices, un espacio que había estado buscando y que no podía sino incitarme a escribir con más regularidad.
Laura, tu comentario... imagínate lo que puedo sentir al leer estas líneas... que alguien con tu vivencia se haya detenido tan generosamente en mis 'versos' y con tanta lucidez, pues no sé qué decir. Has hecho manifiesto lo que sugiere el título que Arturo me ayudó a escoger. No sé si la distancia sea una riqueza, si logremos convertirla en riqueza (darle sentido, dices) pues siempre será una pérdida para mí (más aún siendo "voluntaria"), pero no tenemos más alternativa que amarrarla a diario a nuestra carga, amorosamente. Las palabras, sin duda, son las cuerdas más suaves para hacerlo. Y nos permiten compartirla.
Gracias de nuevo. Un abrazo para los dos.

Arturo Borra dijo...

Laura, aunque respeto el silencio ante textos como el de Leonardo –pues al fin y al cabo, no todos los silencios tienen la misma significación-, valoro mucho tu comentario, por el compromiso de lectura y la capacidad para discernir destellos de valor más allá de los nombres (más o menos consagrados). Sé que por este blog pasan amigo/as y compañero/as que saben leer fuera de los criterios de autoridad y ojalá también ellos compartan su experiencia de lectura. En cualquier caso, también añoro ese candor que reclamás. Está casi completamente ausente de nuestra cultura jerarquizante y totémica y el campo en el que nos movemos no está exento de ello.
Tus reflexiones sobre esta prosa me parecen lúcidas y atinadas, en la que seleccionás fragmentos bellos, que no ocultan su desgarro, la escisión interna entre dos orillas, este vivir en dos partes, partido, con la lejanía en la boca, con las revueltas circunstancias que a veces apuran la marcha forzada. Estoy leyendo “Reflexiones desde el exilio” de Edwar Said y pienso que mucho ayudaría recordar que la escritura más relevante necesariamente se construye ahí, en esa distancia con respecto a la lengua materna. Pienso que esta prosa lo logra, y no es poco…
Gracias por detenerte.
Un beso,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Leonardo, me alegra que sientas que esta bitácora ayuda a construir diálogos. De eso se trata. No de obtener elogios fáciles, ni de promover una política del halago o de la complacencia, sino una política de lectura crítica (lo cual no es tarea sencilla). Si este lugar te ayuda a respirar, ¿qué decir? Alegría entonces…
En cuanto a lo que decís de la distancia como riqueza, en fin, dependerá de las experiencias vitales, pero no tengo duda que no todo es pura pérdida. Al contrario, la diáspora puede producir –y así ocurre con frecuencia- una apertura profundamente enriquecedora. Es la ambivalencia en la que se maneja cualquier migrante…
Va otro abrazo,
Arturo

rubén m. dijo...

He leído el texto del tirón, y ha habido momentos en los que me ha removido algo por dentro con mucha intensidad, es difícil no identificarse con esa experiencia de la pérdida, cuando se expresa con tanta intensidad y tan incardinada en las geografías del cuerpo y la ciudad. Creo que además es un poema político, de los que saben que no existe la distinción entre la esfera pública y la privada salvo como concepto, que el amor debe ser un acto revolucionario.

abrazos

Arturo Borra dijo...

Querido Rubén, gracias por leer y dejarte remover por lo que nombrás como “experiencia de la pérdida” que es lo que, efectivamente, se pone en juego en esta escritura. Nada de eso niega goces posibles, pero los remite a un otro tiempo de duelo. “No comprender el duelo en que se vive lo gozado” decía Miguel Angel Asturias. Algo así se repite aquí.
Por lo demás, comparto que éste es un “poema político” como, en general, lo son todos. Tal como lo entiendo, la diferencia fundamental entre las diversas poéticas es el modo de articular ese vínculo insoslayable. Y desde ya, no se puede “cambiar la vida” (Rimbaud) sin “transformar la sociedad” (Marx) y viceversa.
En fin, me gusta eso de que el amor debe ser revolucionario. A menudo lo es, como el deseo, aunque como Deleuze nos advierte, también puede recaer en la “re-alienación”.

Va un fuerte abrazo,
Arturo

Leonardo dijo...

Gracias Ruben por tu lectura generosa y de un tirón. El cuerpo en efecto es nuestro primer anclaje y lo que buscamos no es otra cosa sino hacer cuerpo con nuestro alrededor inmediato, sea nuestra tierra o la tierra extranjera. Otra cosa es cada quien lo consiga. Pero sin duda hay que tender a lograrlo. Como lo señala Arturo la "diáspora" (esa palabra que cobra cada vez más actualidad para muchos pueblos)también nos abre horizontes y nos ayuda a sentirnos miembros de la humanidad.
En cuanto a lo que dices, Arturo, de la distancia de la lengua, (había visto una reseña sobre el libro de Said por eso) es una problemática que subyace siempre en todo lo que escribo lejos de mi lengua. Caben muchas preguntas. No sé qué tanto respondan los poemas, pero sé que todos apuntan a no dejarla morir en mí. Y estos diálogos forman parte de esa lucha.
Abrazo

Arturo Borra dijo...

Bueno Leonardo, en esas comunidades diaspóricas muchos nos encontramos…
Escribir –cuando escribir no es autoafirmación de la lengua dominante- siempre conduce a ir más allá de lo materno: se hable o no el mismo idioma.
Por lo demás, en esa lucha nos constituimos.
Hasta la próxima entonces…
Un abrazo,
Arturo

PÁJARO DE CHINA dijo...

Me acaricia y me golpea, como todo lo que escribe Leonardo en su casa, en Tajalápiz. Hay líneas e imágenes de una bella pavorosa en esta república de extranjería: la pulpa en flor deshaciéndose en la boca desde la infancia, la sombra de quien sembró años atrás -acurrucado, que nadie te explique lo que debés hacer en caso de tormenta, no querer el relato horizontal de lo ocurrido, ponerse de través frente a la inercia del mundo, el desorden catalogado de las ruinas, el barro blando de los hechos, la desazón femenina de la noche y esa estupenda y dolorida ruleta final ...

Leer a Leonardo es una experiencia en un mundo que se empeña en deshacerlas, en suprimirlas, en que volvamos a casa sin nada qué contar, como si nada hubiera sucedido.

Adhiero una a una a las palabras de Laura y admiro tu generosidad, Arturo.

Yo siento que quizá la mejor literatura esté pasando por los blogs, por los márgenes, y tu casa es una prueba de esto, tan lejos de las ferias de vanidades y el tráfico de egos.

Un abrazo muy fuerte.

Arturo Borra dijo...

Qué buena lectura hacés Mariel…de esta “república de extranjería”. Eso es lo que muchos sentimos, hayamos migrado o no. Extranjería con respecto a lo que se centraliza tanto en lo poético como en lo político. Extranjería también con respecto al presente, bajo la forma de un retorno a la infancia o bajo la forma del proyecto. Contra el presentismo, invocación de otros tiempos. Y contra los nacionalismos, invocación de otros espacios, transfronterizos.
Traje este texto porque no cabe dudas que tiene un filón. Ser crítico es, en primer orden, poder leer un texto sin remitirlo a un régimen jerárquico de nombres, de autoridades, de prestigios. Es poder determinar su valor sin inscribirlo en un canon institucionalizado.
Gracias entonces por la lectura crítica. Eso sí, y lo digo sin ninguna falsa modestia: mi generosidad es mínima; dar lugar a otros textos, eso es todo. Soy yo el que agradece poder construir diálogos, a pesar de la improbabilidad. Vivimos demasiado en las matrices monológicas. Lo mío –y es de muchos, incluyendo a los visitantes de este blog- es abrir fisuras al autoencierro.
Y con respecto a que la “mejor literatura esté pasando por los blogs, por los márgenes”, pienso que sin desacreditar el soporte-libro –quizás el más duradero y el más añorado-, los blogs están permitiendo ampliar las experiencias de lectura y, a pesar de su fragmentarismo, están mostrando que la escritura no sólo pasa por los soportes clásicos.
Entre las “ferias de vanidades y el tráfico de egos” otros buscamos construir comunidades abiertas –aunque más no sea en la diáspora-.
Gracias por ayudar a hacerla posible.
Va un abrazo enorme,
Arturo

Leonardo dijo...

Mariel, gracias. Siempre sorprende la lectura que hace cada uno, las imágenes que destaca. La república de extranjería borra a veces sus disipados contornos cuando encontramos espacios como ésta bitácora, su ánimo de crear lazos y la generosidad de sus lectores. Por virtual que sea, es una nueva y verdadera tierra.
Gracias a los dos
Un abrazo

Stalker dijo...

Llego tarde para comentar después de una lectura detenida. Rubén y Mariel se me han adelantado gratamente y han expresado mejor que yo lo que el texto de Leonardo me inspira.

Simplemente, gracias...

Arturo Borra dijo...

Querido Stalker, me alegra que compartas los comentarios de los demás, que no sólo son profundos, sino también certeros.
Gracias por volver entonces.
Un abrazo,
Arturo