martes, 24 de junio de 2008

"Fuegos" - prosa poética de Marguerite Yourcenaur

Lo mismo ocurre con un perro, con una pantera o con una cigarra. Leda decía: “Ya no soy libre para suicidarme desde que me he comprado un cisne”.

La muerte es un sacramento del que sólo son dignos los más puros: muchos hombres se deshacen, pero pocos hombres mueren.

No puede construirse una felicidad sino sobre los cimientos de una desesperación. Creo que voy a ponerme a construir.

Que no se acuse a nadie de mi vida.

No soporté bien la felicidad. Falta de costumbre. En tus brazos, lo único que yo podía hacer era morir.

Existe un plan general para el universo. Sólo salimos en los momentos sublimes.

En el avión, cerca de ti, ya no le tengo miedo al peligro. Uno sólo muere cuando está solo.

Existe entre nosotros algo mejor que un amor: una complicidad.
Marguerite Yourcenaur




Biografía
Poeta, novelista e historiadora belga de origen francés nacida en Bruselas en 1903. Huérfana de madre desde su nacimiento, fue educada con gran esmero por su padre quien fomentó en ella el interés por la literatura. Publicó la primera colección de poemas en 1921 bajo el título "El jardín de las quimeras" y una segunda colección en 1922 denominada "Los dioses no han muerto".
Viajó a Estados Unidos en 1939 como catedrática de Literatura comparada en el Instituto Sarah Lawrence College de Nueva York, y posteriormente estableció su residencia definitiva en el estado de Maine, obteniendo la nacionalidad norteamericana en 1948. Fue reconocida mundialmente por la publicación de la novela "Las memorias de Adriano" en 1951, fama consolidada con otras novelas entre las que sobresale "Opus Nigrum" en 1968. En 1980 fue galardonada con la Legión de Honor y nombrada miembro de la Academia Francesa. Falleció en diciembre de 1987.

6 comentarios:

Laura Giordani dijo...

Buenísima aportación de Marguerite Yourcenaur; un ejemplo de cómo puede la poesía ser concebida dentro de otros géneros.
Un placer la lectura.

Besos.

Laura

Arturo Borra dijo...

Laura, M.Y. no sólo fue una brillante novelista; supo hacer poesía incluso en su narrativa, a condición que signifiquemos lo poético como ese espacio simbólico donde se elabora la herida. Efectivamente, es una aportación excelente, que desborda el registro apolíneo. Todavía recuerdo con pasión esos relatos suyos que tanto ayudan a redescribirse y comprenderse: Fuegos, Alexis o Tratado del inútil combate, Sor, y el inmejorable "Memorias de Adriano".
Gracias otra vez por acompañar estas lecturas.
Más besos,
Arturo

Anónimo dijo...

quién pudiera mejor hablarnos del críptico pelaje de un alma melancólica... qué bello rincón han construido. gracias por compartirlo

"Es terrible que el silencio pueda llegar a ser culpable. Cuando el silencio se instala dentro de una casa, es muy difícil hacerlo salir; cuanto más importante es una cosa, más parece que queramos callarla. Parece como si se tratara de una materia congelada, cada vez más dura y masiva: la vida continúa por debajo, sólo que no se la oye."

Arturo Borra dijo...

Hola Anónimo, se nota que conoces a M. Yourcenar, esa escritora que supo incursionar en regiones melancólicas, como remarcás. Casi todos sus libros transpiran melancolía, esa "sombra del objeto amado que ha caído sobre el yo" (S.Freud). Y ella, en efecto, vivió en la pérdida.
La cita que traes es hermosa, a pesar que no logro localizarla en mi memoria.
Muchas gracias por pasar y dejar tus palabras.
Un saludo cálido,
Arturo

Anónimo dijo...

y para quien te conoce tampoco es difícil encontrarte en margarita, amigo... un saludo, carola

Arturo Borra dijo...

Carola de Paraná? Si es así, espero que estés muy bien, trabajando después de tantos años de estudio en esa carrera casi-interminable que hicimos.
Gracias por tirar unas líneas y espero que esté yendo bien por allá.
Un abrazo,
Arturo